—Así es. ¿Tienes idea de cuánto tiempo te esperó mi querido Qinghan? —detrás de él, las chicas gritaron indignadas.
An Xiaxia: «... De verdad no sabía.»
—Te mandé un mensaje —dijo ella cautelosamente. Gracias a Su Xiaomo, se las ingenió para conseguir el celular de Yin Qinghan.
—No uso celulares —frunció el ceño.
—... —casi se podía escuchar el sonido de corazones rompiéndose entre las chicas detrás de él, que habían pagado por conseguir su número.
Se escuchó el sonido de una silla moviéndose al lado de An Xiaxia, luego Sheng Yize se sentó con toda tranquilidad, que creó otra ola de gritos entre las chicas.
—Guau, ¡Sheng Yize es tan guapo!
—Es una lástima que haya dejado el mundo del espectáculo...
—¡Luce como la portada de una revista solo estando sentado ahí! ¡Aahh!