—Repitan después de mí seis veces... siete veces... —siguió Kang Jian.
—... Ocho veces... nueve veces... —dijo An Xiaxia.
Los jueces y aquellos que habían ido a practicar se quedaron mirándolos como si fueran un par de monos en el zoológico.
—Dios, ¡me estoy partiendo de la risa! ¿Vinieron a demostrar que pueden contar?
—¡Ja, ja, ja, ja! Los grabé y lo publicaré en Weibo ahora. Por cierto, ¿alguien quiere seguirme?
—¡Bájense!
"…"
Pese a las salvajes burlas, el par consiguió llegar a "38 veces". En ese momento desesperado, la suerte por fin decidió no abandonar a Kang Jian del todo y recordó la letra, salvándolos. Hicieron una reverencia al final de su presentación y bajaron del escenario totalmente derrotados. Luego miraron a los jueces con impaciencia.
Los bordes de las bocas de los jueces se crispaban al intercambiar miradas cómplices. Al final, el hombre a cargo fingió una sonrisa y habló.