An Xiaxia quedó en shock con la "generosidad" del dueño de la tienda y le preguntó con incredulidad.
—¿De verdad? ¿Haría eso?
El dueño rio entre dientes con su reacción.
—Sí. Aquí tienes.
An Xiaxia se apresuró y tomó los pepinillos extasiada.
—¿Ese es tu novio? Es bien parecido... se parece a alguien de ese grupo musical que mi hija ve en la TV... Cómo se llamaba... —preguntó con toda tranquilidad el dueño.
An Xiaxia forzó una sonrisa.
—Jojo, se parece, ¿cierto?
Corrió de regreso con Sheng Yize, sin darle tiempo para pensar al dueño, luego le mostró los pepinillos como si estuviera exhibiendo un tesoro.
—¡Mira! ¡Pepinillos!
Sheng Yize le lanzó una mirada y suspiró. Esta chica se contentaba con tan poco. Casi estaba al borde de la desesperación por lo distraída que era.