—Es... un secreto —la sonrisa de Qi Yanxi hizo que quisiera darle una patada en el trasero.
Un secreto que jamás le contaría a otra alma. Se fue, caminando muy lentamente, como si estuviera despidiendo del pasado con cada paso. Se estaba despidiendo de una juventud que jamás podría regresar. Sheng Yize entrecerró los ojos mientras lo veía irse, luciendo pensativo.
Al regresar a la habitación, vio que An Xiaxia seguía aturdida. Solo cuando agitó la mano frente a su cara hizo que despertara de su ensoñación.
—¿Qi Yanxi se fue?
—Sip.
Se inclinó y le dio un beso en la boca, luciendo bastante complacido.
—¿Por qué sonríes? —estaba desconcertada.
—Secreto —quería dejarla en vilo.
Por supuesto que estaba sonriendo. Se acababa de deshacer de una potencial amenaza para su vida amorosa. Ella, por otra parte, estaba frustrada. ¿Cómo es que todos la trataban así? ¿¡De verdad pensaban que era tan tonta!?
—¡Jum! —decidió dejar de hablarle.