Quedaron boquiabiertos con la bomba que solté.
Lo había hecho a propósito, ya que con esta forma seguramente Hércules iba a enterarse de la existencia de su hija. Esperaba que pronto viniera a vernos y me arrastra a su lado de nuevo, porque lo haría gustosa.
Ofelia y Lizzy se emocionaron que yo pudiera haber tenido un embarazo, porque estaban seguras de que todas las clases de vampiros no podían engendrar hijos de la manera tradicional. Se preguntaron cómo pudo haber sucedido.
Hamlet y William se preguntaron si realmente era una buena idea de que yo haya regresado. Hércules se había encerrado por mucho tiempo en su habitación y es más cayó en el sueño vampírico, ya que su vida ya no deseaba vivirla.
-- Podrán contarle a Hércules acerca de la existencia de su hija?-- pregunte ya que eso formaba parte de mi plan para atraerlo de nuevo a mí.
--- Eso haremos--- abrió la boca, Sherlock.
--- Hay algo que quieras decirme?--- y tuve un mal presentimiento.
--- Será mejor que nos sigas y lo veas por ti misma--- declara él y lo noté que estaba furioso.
Jane se cambió y fue detrás mío, estaba un poco temerosa por el modo de hablar de su tío. Le agarre la mano para estrecharla entre las mías y tratar de tranquilizarla.
Cuando llegue a una casa que conocía, no pude evitar alzar una ceja. Eso me había asombrado.
Sherlock me hace ir hasta la habitación de mi esposo y fue ahí que lo encontré profundamente dormido.
En su rostro había signos de una profunda tristeza y una sensación de dolor invadió mi corazón que sentí como se me rompía.
Un par de lágrimas empezaron a recorrer por mis mejillas.
Sherlock estaba por herirme verbalmente, pero no pudo porque Jane lo miró a los ojos y sacó los preciosos colmillos blancos y estaba por atacarlo si él hacía algo malo. Eso le hizo recordar que su hermano mayor hacía exactamente lo mismo.
Me acerque y me senté en una orilla de la cama. Acaricie su rostro con las yemas de mis dedos y me incline un poco para posar mi frente en la suya.
Respire profundamente y me llené los pulmones con su fragancia.
Besé suavemente sus labios y sus ojos cerrados, y sus mejillas.
Con un cuchillo que estaba guardado en el cajón de la mesa de luz, rompí parte de mi piel y la sangre comenzó a brotar como un pequeño arroyo proveniente de la montaña. Entreabrí sus labios y puse mi mano lastimada para que empezará a recobrar sus fuerzas y rompiera el sueño en el que estaba.
Sus manos empezaron a recuperar movilidad y apretó con fuerza la mía para seguir bebiendo hasta saciarse.
Abre los ojos y ve que era yo quien había ofrecido la sangre más sabrosa del mundo que había probado.
Se detiene y me acerque hasta que nuestras narices chocan.
--- Creo que eres un imbécil--- comente antes de volver a besar sus labios---. Igual, aún te quiero mucho.
Estaba por empujarme y alejarme de él cuando Jane le agarra la mano y le clava un poco los colmillos, que no lograron perforar mucho la carne.
Acaricie la cabeza de mi hija y la aleje un poco de su padre.
--- No deberías tratar así a tu padre--- la rete---. Por más que se lo mereciera--- y volví a soltar la bomba.