Al principio pensé que se referían a un conocido que había envejecido y que sabía su secreto. Pero luego se me pasó por la cabeza a quién se estaban refiriendo esos dos era sin lugar a dudas: su padre.
Me sorprendí mucho que digamos, sobre el hecho de Hércules aún tenía padre y me quedé asombrada por otro hecho: su padre, al parecer, también era un vampiro y posiblemente era uno de los más poderosos.
Hércules nunca dió indicios de que él tuviera familia. Eso me molestó un poco.
Salimos para Connecticut, en la parte de la esfera alta de la sociedad. Donde vivían los ricachones en las apestosas mansiones.
Al llegar a la "casa" de alguien con muy buen poder económico, y siempre desde que tengo uso de razón, estaba ligado al político.
Ellos no tocan el timbre, directamente abren la puerta de un portazo. Hércules me agarra del brazo y me tira para que entrará, ya que yo iba a escaparme y correr para poner la mayor distancia posible entre nosotros. Me conocía muy bien.
Las personas que trabajan para mantener la casa impecable, se sorprendieron al ver que los dos jóvenes amos habían regresado después de una larga y profunda ausencia. Hicieron las reverencias correspondientes y no se molestaron al no recibir ninguna palabra de su parte.
Clave mis pies en ese lugar y no dejé que me arrastra más. Cosa que casi hace que Hércules se caiga.
Me mira sorprendido, no se esperaba que me comportará de esta forma.
Le indico con la mirada la falta de cortesía que estaba demostrando, que era una de las cosas que menos me gustaban que una persona hiciera a otra.
-- Buenas noches, señores y señoras-- pronunció sólo para satisfacerme.
Ellos abrieron los ojos como platos, se quedaron de piedra al escuchar unas agradables palabras del hijo del señor de la casa.
-- Jenkins, dónde puede encontrarse el amo, dueño y señor de la casa?-- ironiza Sherlock todos los títulos que su padre no poseía.
-- No hace falta que se lo digas, Jenkins-- pronuncia una voz que retumbó por toda la casa--. Ya estoy aquí.