Tuve que ir al trabajo para que tengamos algo de dinero para comprar las cosas que íbamos a necesitar para vivir.
Al regresar me di con la novedad de que él se enfado un poco por no encontrarme.
Lo agarre del cuello de su ropa superior y lo besé en la boca. Estaba emocionada por su comportamiento:
-- Hay que trabajar, no quiero que sólo tú te esfuerces-- y puse la punta de mi nariz con la suya.
Se relajó y sonrió levemente.
-- Leo-- pronuncié.
Él frunció el ceño y me reí por su gesto, lo cual era adorable.
-- Es el nombre con el cual quiero llamarte, ya que no sé cómo te llamas y quería solo que yo pueda usar-- expliqué--. Por ejemplo, mi nombre es Rebeca.
-- Rebeca-- pronunció mi nombre y sentí una fuerte emoción.
Asentí y me gustó mucho que él me haya llamado. Significaba que nos volvíamos más íntimos. Cosa que deseaba.
Nunca le pregunté por qué no había intervenido cuando estaba por ser torturado. Sabía que tenía una fuerza y un poder físico mucho más que yo. Aunque creo que él no iba a hacerlo porque me había visto y supongo que no se le pasó por la cabeza que yo hubiera podido hacer eso.
Iba a proteger a lo que me pertenecía.
Después, Leo me sorprendió con la calidad de la comida que me había hecho. Era mucho mejor la que yo hacía.
-- Te gustaría conocer a las personas que considero mi familia?-- ojalá yo pudiera hacer eso también.
Asentí emocionada y feliz. Él quería que la relación se formalizará.
No me causo nervios y ansiedad.
Cuando llegamos al lugar donde ellos vivían, era en Baltimore, sentí o tuve la ligera impresión que ya había estado aquí.
Fuimos a una casa donde al parecer era sencilla, pero estaba bastante equipada con muchas cámaras de seguridad. Él toca la puerta y entramos.