—Muy bien, señorita Yao, deme un momento mientras le ayudo a resolver el resto.
El hombre abrió la caja espacial traída por el dueño de la tienda, y una pequeña flor verde salió flotando. Después de algunos cantos del viejo Liu, la sangre de su palma voló hacia la flor verde, volviéndola roja. Al instante siguiente apareció un objeto blanco de debajo sus pies, y como en algún tipo de ritual, su computadora óptica flotó hacia arriba, fusionándose con la flor.
Toda la escena fue... mágica.
¿Dónde estaba la tecnología avanzada prometida? ¿Entró en un set de filmación de fantasía por accidente...?
-_-|||
—La raza celestial necesita más tiempo para añadir el componente de almacenamiento.
El gerente pensó que a Yao Si le importaba la larga espera, así que le explicó diligentemente lo que estaba pasando.
—Pero el viejo Liu tiene experiencia. Con sus habilidades, la estabilidad está asegurada.
—Oh…
El viejo Liu era parte de la raza celestial, lo que explicaba todo el acto místico. "Supongo que no es fácil hacer esto...".
Yao Si recordó que cierta persona le había traído su espada en una espada al planeta rojo. Esa fue la combinación más perfecta de tecnología y singularidad cultural. Esa galaxia... era perfecta. Tenía que acostumbrarse y todo saldría bien.
Yao Si esperó con paciencia a su lado, pero después de casi media hora, estaba empezando a aburrirse. Sus ojos se movieron hacia los lados, y vio un botón en la pared vacía que tenía delante.
"¿Qué es eso?".
No pudo evitar presionarlo, y la pared ante ella se levantó, exponiendo los lujosos edificios entre las nubes densas y esponjosas.
—Nuestra tienda está situada en el corazón de Brillo Eterno —explicó el gerente cuando vio su curiosidad—. Tenemos la mejor vista de todo el centro de la ciudad.
Yao Si asintió. La vista era de verdad asombrosa, y no solo por los majestuosos edificios frente a ella. Debajo de la densa capa de nubes, se veía ligeramente un campo verde y algunos lagos; incluso una persona sobrevolando estaba a la vista...
"¡Eh! Espera un momento. ¿Una persona?".
"¡Maldita sea! Realmente hay una persona volando".
—Señor, ¿la persona que vuela se golpeará?
—Señorita Yao, es graciosa. En Brillo Eterno, hay regulaciones estrictas. A nadie se le permite volar hasta la estratosfera...
¡Gong!
Antes de que el gerente pudiera terminar su frase, estalló un fuerte sonido. El vaso que tenían delante se rompió en pedazos.
Un hombre de negro entró, dando vueltas varias veces.
Yao Si: —…
El gerente: —…
El viejo Liu: —...
"¡Maldición!". ¡El vidrio del futuro estaba tan mal hecho! Si lo hubiera sabido, se habría escondido en alguna parte.
—¿Tú… quién eres? —preguntó el gerente después de un momento.
Su cara se llenó de terror, e incluso el viejo Liu se detuvo.
La persona de negro se levantó. Después de mirar a los tres, su mirada se posó sobre Yao Si.
Yao Si de repente tuvo una sensación siniestra...
Como era de esperar, al momento siguiente corrió hacia ella, agarrándola por el cuello. Luego, sacó un arma roja y dorada con la que apuntó a las otras dos personas.
—No se muevan o ella morirá.
Yao Si se quedó sin palabras.
"¡M****a!". ¿Por qué ella? ¡Era la que estaba más lejos! ¿Por qué tuvo tan mala suerte?
Después de que el hombre de negro gritó sus órdenes, un grupo de pensonas entró corriendo. A diferencia del que sostenía a Yao Si, esos llevaban un uniforme estándar. Sus manos se movieron hacia sus armas, al unísono, y le apuntaron al hombre.
"Debe ser la policía", supuso.
—Hei Shi, estás bajo arresto. Baja el arma y ríndete —ordenó el oficial al mando.
—Aléjense o ella morirá.
El hombre de negro no se vio intimidado en lo más mínimo. Empujó el arma que sostenía hacia la cabeza de Yao Si, con un agarre más fuerte.
—Hei Shi, ya has cometido tantos crímenes. ¿En serio crees que puedes escapar de Brillo Eterno?
—Deja de moverte. Si me muero, ella tampoco vivirá.
—No seas imprudente. No podrás escapar hoy, así que ¿qué sentido tiene hacer daño a una inocente?
—Je. Ya he matado a tanta gente; una más no importará mucho.
—Aunque ella muera, no podrás escapar. Baja tu arma.
—Está por verse. Si me dejas ir, la dejaré ir.
—¡Nunca! Estás a la espera de la pena de muerte.
—Si no puedo vivir, ella morirá conmigo.
—¡Libera a la rehén!
—¡Moriremos juntos!
—Oye…
Yao Si levantó un brazo.
—¿Pueden cambiar una palabra? Dejen de decir la palabra "morir", ¿de acuerdo?
"Me están poniendo ansiosa".
—Puede que sea tarde para mencionar esto, pero soy una vampira.
"Del tipo que es inmune a la muerte, ¿sabes?".
—...
¡Silencio!