—Su alteza, todavía estoy...
Justo cuando Yao Qian estaba a punto de recuperar su habilidad, sus ojos se agrandaron.
—¿Ah? ¡Ah!
Yao Si podía sentir que reaccionaba de forma instintiva, liberando la repentina fuerza dentro de ella. El poder surgió agresivamente, y la situación se invirtió al instante. La tierra tembló con vigor cuando gigantescas enredaderas brotaron hacia el cielo, con sus gruesos tallos verdes casi como bestias. Las espinas de Yao Qian se aplastaron de golpe cuando las enredaderas se elevaron por todo el campo.
—Su alteza, esta es la habilidad de la madera... ¡Aaa!
Antes de que pudiera terminar su oración, lo levantó de repente una enredadera, dejándolo colgado en el aire.
Todo sucedió en un instante. Antes de que alguien pudiera reaccionar, todo el campo de práctica estaba lleno de gigantescos tallos que se arrastraban en todas direcciones, a punto de destruir todo el lugar.
