—Una pequeña pieza de tejido será suficiente para demostrar sus habilidades, Lady Shirley. –Lord Nicholas cambió sus palabras con una sonrisa gentil.
Vivian, que estaba parada detrás de Leonard, se asomó para ver a la mujer que sonreía, aunque parecía que tenía náuseas. Como Lady Shirley había mentido y había dicho que el tejido era de su autoría, Vivian ya sabía que no podía tejer. Todos los ojos se fijaban en Lady Shirley, a quien se le notaba la angustia en su hermoso rostro.
Los ojos de Vivian se movían entre Lady Shirley y las personas que esperaban que empezara a tejer. La mujer intentaba mantener las dos agujas juntas, pero cada vez que las movía, solo terminaban por enredar la lana.
Pasó un minuto largo y Lady Shirley intentaba hacer que las agujas hicieran su trabajo con la lana, pero solo fallaba una y otra vez. Pocas personas que observaban podían ocultar lo entretenidas que estaban.