Leonard estaba parado en el cementerio frente a las tumbas de sus padres. Su piel cálida de sangre pura se había vuelto fría luego de estar en el exterior por un rato, sin hacer nada, solo mirando las tumbas que estaban una al lado de la otra. Se acercaba la medianoche, y el cementerio estaba silencioso, sin nadie excepto por el muchacho presente entre los muertos que estaban enterrados.
Había flores frescas en ambas tumbas, y era la segunda vez que Leonard los visitaba. La primera había sido cuando los habían enterrado.
Su mirada era superficial y vacía, otra vez carente de emociones, luego de su arrebato hacia Vivian. No había tenido la intención de ser tan brusco con ella, pero, que preguntara sobre Paul, le había producido una ira tremenda.