Antes de escapar de los edificios de esclavos, y de sus paredes, ella había sido sometida a muchas agujas clavadas en su cuerpo. Hubieron cosas que ocurrieron tras esos grandes muros de las que la gente fuera de ellos no estaba al tanto. Era un lugar para los desafortunados. Pensando en ello, no podía creer que había escapado del establecimiento de esclavos. Se sentía como algo increíble, como un sueño del que no quería despertar.
—No tienes que preocuparte por asistir a la fiesta que mi madre ha organizado. Así que, por favor, descansa lo que puedas —dijo ayudándola con el vaso de agua que había intentado alcanzar en la mesa lateral.
—Lamento no poder asistir. Debí haber sido más cuidadosa.