Al escuchar lo que había dicho Nicholas, Heidi asintió con su cabeza al entender el porqué el imperio era conocido, y llamado [1]Bonelake.
—¿Realmente está hecho de huesos? —dijo con sus ojos paralizados en la densa niebla que bailaba en la superfície de la tierra. La niebla, parecían nubes que estaban conteniendo los rayos, amenazando con salir. La única diferencia era que las nubes eran grises, y el humo de aquí era de un tono más oscuro.
—Nunca he visto algo como esto —declaró Heidi.
—Por supuesto que no. Es una de las maravillas de Bonelake.
—¿Cuáles son las otras maravillas? —dijo, separando finalmente su mirada de la tierra para voltearse a mirarlo parado junto a ella.
—Yo —fue su simple respuesta.
—Te pones a ti mismo muy arriba, milord.
—Ah, parece que no estamos de acuerdo con eso —dijo entrecerrando los ojos mientras sonreía.