Hablar con Lettice no era difícil, ya que la mujer parecía estar tranquila. Heidi se preguntaba si era porque un humano la estaba acompañando y no un vampiro. Ahora que observaba a la dama era hermosa como una delicada flor. Como ella, Lettice también era de Woville pero de una ciudad distinta. Mientras visitaban las tiendas, Lettice se llevó consigo un par de vestidos. No eran extravagantes, sino simples como ella.
—¿No te vas a comprar nada? —le preguntó Lettice.
—Francamente, tengo demasiados vestidos en mi armario que no han sido usados aún. Pero, ¿eso es todo lo que querías comprar?
—Sí, eso será todo por hoy. No es que Rhys diga algo. Nunca lo haría, pero no creo que tendría un razón para salir entonces —se le escaparon las palabras de su boca, que se ensanchó al darse cuenta de lo que había dicho.—Por favor, olvida lo que dije —mencionó dirigiéndole una nerviosa mirada.