Él recordó haberle dejado una cantidad considerable de manutención después de su divorcio. La cantidad debía haber sido más que suficiente para vivir el resto de su vida con lujos. Entonces, ¿por quéél la había encontrado en esa situación?
Esta pregunta le había estado molestando desde que se fue del hospital.
—Mubai, ¿en qué estás pensando? —preguntó Tianxin con curiosidad.
A su pregunta, Mubai respondió secamente: —En nada importante.
—¿Estás pensando en Xia Xinghe, no es así?
Tianxin suspiró.
—Ni siquiera yo podía creer que era la misma Xia Xinghe que vimos allá. ¿Por qué escogió vivir así, si tenía los recursos para tener una mejor vida? ¿Por qué es tan tonta?
Tonta… Era exactamente como Mubai imaginaba a Xinghe.
Algunas veces ser tonta podía ser lindo, pero Xinghe tenía una combinación letal de ser tonta y terca. Los problemas tendían a seguir a la mujer y a las personas a su alrededor.
De hecho, podía decirse que su matrimonio se arruinó por su terquedad y su estupidez.
Sin embargo, él no esperaba que ella fuese tan tonta como para dejar de cuidarse, incluso con la gran cantidad de manutención que le había dado.
En pocas palabras, su encuentro con Xia Xinghe ese día había tenido un gran impacto en él.
Mubai estaba perdido en sus pensamientos, así que no respondió las preguntas de Tianxin. En poco tiempo, el auto llegó al restaurante.
Las dos familias ya estaban ahí.
Dado que la cena era para discutir sobre sus futuras nupcias, los asistentes incluyeron tanto a sus padres como a su hijo, Xi Lin. Lo había tenido con Xinghe.
El pequeño tenía un año cuando se divorciaron, ahora tenía cuatro.
—¿Por qué no escogemos el 2 de noviembre como la fecha de la boda? Es una fecha propicia y el Día Nacional de nuestro país —dijo sonriendo la señora Xi, la madre de Mubai.
La madre de Tianxin asintió feliz, añadiendo: —Esto realmente estaba destinado a ser, porque iba a sugerir ese día también. ¿Mubai, Tianxin, los dos están de acuerdo con la fecha?
—Por supuesto. Arreglos como estos siempre se han dejado en las manos capaces de los padres —dijo Tianxin tímidamente.
—Estoy de acuerdo con cualquier fecha —dijo Mubai, encogiéndose de hombros.
—Entonces la fecha está pautada. Podemos enfocarnos completamente en los arreglos de la boda ahora. Tianxin, Dios todavía es bueno conmigo porque, finalmente, serás mi nuera —dijo la Señora Xi felizmente, mientras sus manos se juntaban sobre las de Tianxin y ambas sonrieron alegremente.
Tianxin prácticamente había crecido frente a ella. Le gustaba mucho la personalidad, el carácter, y la habilidad de Tianxin.
Su madre había estado sermoneando a Mubai para que trajera a Tianxin a la familia Xi y, finalmente, su deseo estaba a punto de hacerse realidad.
Había otra mujer en la mesa cuyo deseo estaba a punto de cumplirse y esa era Chu Tianxin. Finalmente, Xi Mubai estaba a su alcance. El hombre por fin iba a ser suyo.
En ese momento, el vaso con jugo que Xi Lin tenía en sus manos se cayó y se hizo añicos. También, de alguna manera, se las arregló para salpicar su camisa con jugo.
—Lin Lin, tienes que tener más cuidado —lo regañó ligeramente la señora Xi.
—Lin Lin, ¿estás herido?
Tianxin se acercó con un pañuelo para limpiar el jugo de su camisa, pero él, rápidamente, se escabulló a los brazos de Mubai, evadiéndola por completo.
Las manos de Tianxin colgaban incómodamente en el aire.
—Iré a limpiarlo —dijo Mubai mientras llevaba a su hijo al baño.
En el baño, Mubai sentó a su hijo en el mostrador del lavamanos. Xi Lin se quedó mirando fijamente sus piernas oscilantes, pensativo. De repente, golpeó las manos de Mubai, que estaban limpiando el jugo de su camisa.
—¿Qué pasa? Has estado actuando mal desde que comenzó la cena, ¿te molesta algo? —dijo Mubai en voz baja mientras miraba a su hijo.
Lin bajó la cabeza sin decir nada.
Cuando Mubai levantó la cabeza de su hijo, vio un par de ojos determinados mirándolo fijamente.