Un decreto Imperial llegó al día siguiente, disolviendo el matrimonio entre el Segundo Príncipe y Jun Wu Xie.
Ayer hubo especulaciones de que el ataque al Segundo Príncipe podía haber estado conectado a Jun Wu Xie. Sin embargo, con el matrimonio disuelto en este preciso momento sólo probaba una cosa, que estaban definitivamente relacionados.
Dentro de la Ciudad Imperial, la reputación de Jun Wu Xie había tocado fondo. Después de que se hubiesen esparcido los rumores, todos decían que ella era la mujer más cruel. Muchas mujeres, que también encontraban muy atractivo al Segundo Príncipe, castigaban sus acciones sin descanso.
Todo este caos envolvía el perímetro alrededor de los muros del Palacio Lin. Dentro todo era tranquilidad. Ella se mantenía en su habitación, ocupada estudiando su espíritu contractual en forma de lotus blanco.
En el estudio del Palacio Lin, Junn Xian estaba enfurecido, reprimiendo el impulso de destruir el decreto Imperial en pedazos. ¡Bien! ¡Perfecto! Ahora que soy viejo e inútil, todos piensan que pueden hablar mal de mi nieta. Apretó la mandíbula mientras sostenía con fuerza el decreto en sus manos.
Jun Qing le había dicho lo que había ocurrido el día anterior y aunque esperaba que el decreto llegara tarde o temprano, nunca pensó que podía ser en un momento tan crucial. Recibir el decreto en este momento sólo alentaría los rumores que especulaban que Jun Wu Xie había tenido que ver con el ataque.
Aunque Jun Xian sabía que su nieta tenía una actitud arrogante, estaba seguro que ella no tenía las agallas de matar a nadie. Sin mencionar que había estado en casa todo el tiempo para recuperarse, no había salido ni una sola vez, ¿cómo podría haber encontrado a alguien para atacar a Mo Xuan Fei?
El caótico rumor también involucraba al ejército de Rui Lin, diciendo que ella los había convocado para que la ayudaran con su pequeña venganza. ¿Cómo era esto posible? A pesar de su excesiva adulación por ella y aunque el ejército de Rui Lin eran sus propias tropas, él tenía un carácter recto y estricto. Ni una vez le había permitido tener contacto con sus tropas, mucho menos darle semejante poder.
Mo Xuan Fei aún tenía que recuperarse del shock del ataque y aun así el decreto había sido enviado. Esto no hacía más que dar a entender que el Palacio Lin estaba involucrado en el hecho y ponía una gran mancha negra en el Palacio.
—Padre, ¿vamos a contarle todo lo que está ocurriendo?
La expresión taciturna de Jun Qing era visible. Odiaba el hecho de que estaba lisiado y no tenía poder para proteger a su familia.
Jun Xian negó con la cabeza.
—¡No puedes decirle nada! Conociendo su temperamento, ¿qué clase de líos podría causar? Además su cuerpo no se ha recuperado del todo. Su majestad me ha elegido a mí para dirigir la investigación del ataque al Segundo Príncipe. Descubriré la verdad y limpiaré su nombre.
Después de haber servido fielmente a su país por tantos años, así era como le pagaban. Sus hijos sacrificados en el proceso, uno muerto en batalla, mientras el otro había quedado lisiado. Sólo tenía a su preciosa nieta pero con el decreto Imperial, su reputación se había ido por el desagüe. ¿Quién más atrevería a casarse con ella después del trato que le había dado la familia Real?
—Su majestad, usted de verdad es cruel —susurró Jun Xian, mientras cerraba los ojos con cansancio.
Era aparente que el Palacio Lin no tenía mucha esperanza por el futuro, pero incluso ellos querían involucrar a su nieta en esta lucha de poderes.
Jun Qing bajó su cabeza en silencio y mordió su labio inferior mientras inconscientemente cerraba manos sobre sus inservibles piernas.