Igual que la última vez, vestido con un atuendo tradicional chino, el anciano Sun esperaba junto al auto con dos hombres fornidos vestidos de negro.
Viendo que Hao Ren salía con su abuela el Anciano Sun se apresuró a acercarse, y dijo—: Señor Hao, abuela, felicidades por su recuperación. Por favor, suban al auto.
La abuela de Hao Ren se sintió incómoda al ser recibida de esta manera por el anciano Sun, que parecía ser aún mayor que ella. Desconcertada, se volteó a mirar a Hao Ren.
Hao Ren también se sintió incómodo cuando vio que la gente que entraba y salía del hospital se les quedaba mirando. Apresuradamente ayudó a su abuela a subir al auto.
¡Bam! ¡Bam! Las puertas del auto se cerraron detrás del anciano Sun después de que este se subiera, y la limosina Lincoln Stretch se alejó del hospital a un ritmo constante.