Sin prestarle atención a la reacción de Hao Ren, Zhao Yanzi se apresuró hacia el templo Daoista. Cargando su mochila, Hao Ren cruzó la entrada del templo después que ella.
Los aleros dorados del templo absorbían los últimos rayos del sol de la tarde y el templo Daoista entero parecía solemne y sereno.
Ya que ya era de tarde y el templo estaba situado en la cima de la montaña, no había ningún visitante. Cómo no habían teleféricos, sólo las personas que estuvieran en forma y fueran determinadas como Hao Ren y Zhao Yanzi serían capaces de visitar el templo a esta hora. De otra manera, uno tendría que comenzar a escalar temprano en la mañana de manera de poder llegar allí hacia el mediodía y entonces pasar la tarde entera regresando abajo.
Por lo tanto, llegando a horas tan extrañas, Zhao Yanzi y Hao Ren no se encontraron con ningún visitante. En el patio del templo Daoista, algunos jóvenes Daoistas estaban barriendo las hojas caídas. Incluso Zhao Yanzi que estuvo gritando y haciendo escándalo durante el camino de llegada se había aquietado tan pronto como entró en el templo.
Los ladrillos que pavimentaban el patio eran de un color diferente y los habían colocado para crear una imagen gigante del símbolo del Tai Chi y de los Ocho Trigramas. En la esquina suroeste del patio, había un árbol de pino antiguo pero imponente.
Hao Ren sabía que este debía ser el árbol de dos mil años que Zhao Guang había mencionado. Con el corazón lleno de respeto, se acercó a él con calma. Cómo el templo no tenía muchos visitantes, el árbol no había sido cercado. Simplemente había tomado su lugar silenciosamente en la esquina del patio.
Hao Ren caminó y estiró su mano, acariciando gentilmente su tronco que rebosaba antigüedad y fortaleza.
Su corteza estaba sólida y pulida como la piedra. A juzgar por su apariencia exterior no lucía ya como la madera.
Hao Ren comenzó a practicar el Rollo de la Concentración Espiritual en secreto y se estaba haciendo consciente de la esencia de la naturaleza que lo rodeaba. De hecho pudo recibir una ráfaga de esencia de madera condensada de la corteza rígida de este anciano árbol de pino.
Más aún, el Núcleo Dragón dentro de su cuerpo parecía resonar con el antiguo árbol mientras que Hao Ren podía sentirlo vibrando en su interior. El cálido y húmedo flujo de energía fluyó a través de los brazos de Hao Ren y hacia el interior del árbol. Al mismo tiempo, el ancestral árbol también estaba emitiendo una ráfaga de esencia de madera hacia Hao Ren, nutriendo su cuerpo.
Zhao Yanzi observó a Hao Ren en silencio. Entendió que él debía estar teniendo un momento de iluminación y no quiso interrumpirlo.
Luego de un minuto completo, Hao Ren retiró su mano y exhaló pesadamente. La fatiga que había sentido por subir la montaña se había desvanecido por completo. En su lugar, todo lo que quedó en él fue pura fuerza y una próspera vivacidad.
Con su corazón lleno de veneración, Hao Ren hizo una ligera reverencia al ancestral árbol.
Hao Ren notó que Zhao Yanzi se había quedado deslumbrada mientras lo observaba. La llamó con una sonrisa y dijo—: Vamos.
Por algunos segundos, Zhao Yanzi no pudo reaccionar apropiadamente. No pudo evitar dejar salir un suspiro y comenzó a seguir los pasos de Hao Ren. Mientras pasaba por el patio y entraba al palacio principal, ya era ella misma otra vez. La imagen de la sonrisa que Hao Ren le había dedicado recientemente había permanecido en su mente, y de repente sintió que su corazón revoloteaba.
Hao Ren ni siquiera se había percatado de qué tan dulcemente le había sonreído a Zhao Yanzi. Después de entrar en el palacio principal, levantó la cabeza para observar la estatua del Fundador de la Religión San Qing, que tenía algunos metros de altura. Entonces procedió hacia el interior.
El palacio principal entero emitía una atmósfera poderosa y magnífica, solemne e impresionante. Instantáneamente había causado que Hao Ren sintiese que esta visita bien había valido el esfuerzo y el tiempo.
Zhao Yanzi estaba siguiendo a Hao Ren de cerca. El estar rodeada por las estatuas de aspecto solemne la había asustado un poquito.
A través del palacio principal, caminaron hasta otro patio. Había una choza de piedra al este del patio, y dentro de la choza descansaba un monumento de piedra que parecía haber estado allí desde siempre.
De alguna manera, tras la iluminación del ancestral árbol, Hao Ren súbitamente sintió que Zhao Guang le había mencionado el antiguo árbol y el monumento de piedra a propósito.
Hao Ren se paró frente al monumento de piedra y comenzó a leer cuidadosamente las escrituras inscritas en él.
"Es eterno y no puede ser nombrado. Es el vacío original del no-ser. Esta unidad es el Dao, que es invisible y sin forma. Puede considerarse como vago e intangible. Cuando la Unidad del Dao se acerca, su frente no puede verse. Cuando uno intenta seguirlo, uno no puede ver su espalda. Al aplicarse al Dao original, uno puede dominar la presencia…"
A pesar de lo mucho que Hao Ren lo intentó, sólo pudo encontrarle sentido a un par de oraciones.
Parada junto a Hao Ren, Zhao Yanzi también leía las palabras en el monumento en silencio.
"Sí el deseo oculta al yo verdadero, el yo verdadero se manifestará aún más. Sí el deseo debilita al yo verdadero, el yo verdadero se hará aún más fuerte. Sí el deseo abandona al yo verdadero, el yo verdadero será aún más próspero. Sí el deseo depriva al yo verdadero, el yo verdadero dará aún más. Esto es conocido como la naturaleza iluminada, que es sutil y profunda. La gentileza derrota a la fuerza, y los dóciles superarán a los fuertes…"
Mientras más leía Hao Ren, más difícil se hacía para él comprender. De la misma manera, con sus cejas profundamente fruncidas, Zhao Yanzi parecía estar teniendo dificultades también para descifrar el significado.
Este era el camino para comandar el agua.
Repentinamente, una sensación de iluminación atravesó la mente de Hao Ren.
Era como si una consciencia se hubiese levantado desde el fondo de su corazón. Estaba a punto de atravesar su pecho y alcanzar su cabeza.
Hao Ren pensó entonces en la prosperidad y vivacidad del antiguo árbol nuevamente; le recordó a los momentos cuando estaba trabajando en problemas matemáticos. Sentía como si su pensamiento finalmente estaba en el camino correcto y estaba a punto de resolver el difícil problema.
"El agua da vida y nutre a todas las cosas sobre la tierra. El agua atraviesa y supera todos los impedimentos"
Boom…
El inesperado sonido de la campana había interrumpido abruptamente la reflexión de Hao Ren.
Zhao Yanzi, que estaba sumida en sus propios pensamientos también se sobresaltó con el estruendo.
Hao Ren se dio vuelta y miró su teléfono. Se dio cuenta de que habían pasado precisamente media hora de pie frente a este monumento de piedra.
Las hojas que caían continuamente encontraban hogar encima de sus cabezas y hombros, y los jóvenes Daoistas que estaban realizando las tareas de limpieza ya se habían marchado a descansar.
Hao Ren y Zhao Yanzi estaban ahora solos en este patio vacío.
—Es bastante tarde ya, comencemos el camino de regreso —dijo Hao Ren.
—Ok…—Zhao Yanzi respondió obedientemente. Parecía que sus pensamientos aún estaban con las escrituras del monumento.
Hao Ren estiró su mano y ayudó a Zhao Yanzi a limpiar las hojas caídas de su cabello y sus hombros.
Su gesto era casual y amable, y Zhao Yanzi no reaccionó a tiempo. Se sintió sorprendida y con una pizca de dulce alegría.
"Este chico es de hecho muy amable conmigo", pensó Zhao Yanzi en secreto para sí misma.
Por el otro lado, Hao Ren no le prestó mucha atención a este gesto. Bajó la mirada y se limpió las hojas sobre él con unas palmadas antes de guiar a Zhao Yanzi hacia afuera por la puerta frontal.
El atardecer parecía llegar particularmente temprano en la montaña. Mientras el sol podía verse aún colgando a la distancia, sus últimos rayos de luz intentaban iluminar el cielo con dificultad; parecía que la oscuridad pronto consumiría el mundo.
—Bajemos rápidamente —urgió Hao Ren a Zhao Yanzi ya que no podían permitirse ningún retraso.
Con sus labios fruncidos, aunque en su mente Zhao Yanzi criticaba a Hao Ren por no tenerle compasión al sexo opuesto, no se atrevía a causar ningún retraso real. Por lo tanto, cooperando, comenzó a seguir a Hao Ren camino abajo.
Como esperaban, el camino hacia abajo era físicamente menos demandante que el camino hacia arriba. Sin embargo, ya que el sol había bajado considerablemente, la visibilidad se había reducido mucho. Como no podían ver los escalones debajo de sus pies con claridad, tenían que moverse con cautela y más lentamente.
Los caminos cubiertos con baldosas de piedra verde eran como las cuerdas de un instrumento, y los arroyos de la montaña eran como notas musicales. Juntas, reproducían los ritmos de la montaña. Ráfagas de frías y gentiles brisas de la montaña cruzaban rápidamente las innumerables ramas, generando el musical más natural.
Mientras caminaban, se hacían más conscientes de todos los cambios alrededor de ellos. Al final, parecían haber desarrollado un entendimiento profundo de la simpleza natural que los Daoistas habían estado promocionando.
El templo Daoista y el pabellón se mantenían tranquilos al permanecer muy lejos dentro de la reclusión del verdor del bosque. Tomando prestadas de manera conveniente las vistas de la naturaleza, estas estructuras se habían convertido en una unidad con la montaña y el bosque. Una vista tan espléndida era ciertamente suficiente para que Hao Ren sospechara que el legendario maestro Daoista podía ciertamente vivir en esta montaña.
A lo largo del camino Hao Ren estuvo inmerso en los escenarios a su alrededor. Cuando de repente se acordó de Zhao Yanzi y se dio la vuelta para chequearla, ella ya había dejado de moverse hacía un tiempo y estaba bastante más atrás que él.
Hao Ren formó un cono con sus manos, la colocó sobre su boca y le gritó—: Hey…
Zhao Yanzi escuchó a Hao Ren. Sin embargo, en lugar de caminar hacia adelante, se sentó.
—Qué le ocurre…—Hao Ren aceleró el paso y comenzó a caminar de regreso hacia ella. Cuando llegó le preguntó—: ¿Por qué no te mueves?
Frunciendo los labios, Zhao Yanzi le dio la espalda.
Hao Ren asumió que estaba cansada, así que se sentó junto a ella para tomar un descanso también. Él no entendía la mente de una niña pequeña en absoluto; estaba tan inmerso en sí mismo camino abajo que no chequeo a Zhao Yanzi ni una vez. Incluso si Zhao Yanzi no dijera una palabra e intentara seguirlo con su mayor esfuerzo, se sentía extremadamente molesta y olvidada.
—¿Aún puedes moverte? —preguntó Hao Ren, Viendo que Zhao Yanzi no parecía tener ninguna intención de levantarse y que el cielo se había oscurecido aún más.
—¡Si tuviese mi Núcleo Dragón, hace tiempo que hubiese vuelto abajo y no estaría aquí escuchándote hablar! —respondió enfurecida.
Ahora, Hao Ren finalmente se dio cuenta de que había ignorado el hecho de que ella todavía era sólo una niña pequeña y tenía una fuerza limitada. Los padres de Zhao Yanzi le habían pedido que la cuidara, y todo lo que le preocupaba a él era llegar a tiempo. Le preocupaba que no fuesen capaces de bajar de la montaña a tiempo y no consideró el bienestar de Zhao Yanzi en ningún momento. Estaban apurados camino arriba, y también ahora estaban apurados camino abajo.
—¿Qué tal…—dijo pausadamente mientras pensaba Hao Ren, y terminó la frase—: …si te llevo a mis espaldas?
—¡Bah! ¿Quién querría eso? —Zhao Yanzi se levantó y comenzó a caminar hacia abajo con las mejillas infladas de rabia.
—¡Hey! ¡No tan rápido! —exclamó Hao Ren, y corrió detrás de ella inmediatamente ya que temía que pudiera tropezar.
Comenzó a tener un entendimiento levemente mejor de los pensamientos de esta pequeña niña. Aunque ella seguía haciendo énfasis en que no necesitaba que Hao Ren se preocupara por ella, ella se había alterado mucho cuando él hizo precisamente eso.
En el camino de regreso, Zhao Yanzi había retomado el ritmo y Hao Ren la seguía caminando a su lado, intentando protegerla de cualquier peligro potencial. Los dos se posicionaron como el blanco y negro entrelazado en el símbolo del Tai Chi mientras viajaban hacia abajo por el tranquilo sendero.
Aun así, sin importar lo rápido que estaban marchando, inevitablemente el cielo se había oscurecido.
—¡Tú! ¡Apresúrate! —exclamó ansiosamente Zhao Yanzi, ahora que el último rayo de luz estaba desapareciendo y aún estaban a dos horas del pie de la montaña.
—¿Es por este lado o aquel lado? —preguntó sosteniendo el mapa Hao Ren debajo de la tenue luz. Mientras más se acercaban al punto medio del camino, encontraban más recovecos pequeños y caminos divergentes.
—¡Definitivamente es por este lado! —Zhao Yanzi señaló hacia su izquierda.
—Oh, ¡Entonces definitivamente es hacia el otro lado! —Hao Ren fue directamente hacia la derecha. Luego de que Zhao Yanzi le hubiera dado la dirección equivocada tres veces seguidas, Hao Ren había perdido la confianza en su sentido de la ubicación y creía que tenía que ir en contra de las corazonadas de ella para llegar a su destino.
Zhao Yanzi estaba asombrada. Aun así, ella tampoco confiaba en su sentido de la ubicación. Al final, sólo podía seguir a Hao Ren. Extrañamente, cada vez que Hao Ren había ido en contra de la corazonada de Zhao Yanzi y se había dirigido en la dirección contraria, resultaba ser el camino correcto para bajar de la montaña.
No había señales de ningún otro ser humano en la montaña entera, y estaba casi en completo silencio. En consecuencia, los pasos de Hao Ren y Zhao Yanzi se estaban haciendo más distintivos mientras resonaban en la oscuridad.
Cuando el sol se ocultó, el escenario previamente hermoso se había puesto sombrío y tenebroso. Estando en esta montaña remota y densamente cubierta de vegetación, Zhao Yanzi estaba indudablemente aterrada, después de todo, aún era una niña pequeña. Como resultado, su velocidad se había reducido y ya no corría adelantándose. Lentamente, comenzó a caminar junto a Hao Ren.
Esta vez, Hao Ren había descifrado lo que ella pensaba y tomó la iniciativa de tomarla de su pequeña mano. No tenía ninguna intención de aprovecharse de ella, lo que le preocupaba era que pudiese rodar montaña abajo si sus piernas comenzaban a temblar del miedo.
Mientras el cielo continuó oscureciéndose, avanzaron aún más lento. Sin notarlo, ya eran pasadas de las siete en punto. Era de noche, y a su ritmo actual aún estaban al menos a dos horas de llegar al hotel.
Y, a excepción de las áreas cercanas al templo Daoista que tenían antenas celulares, sus teléfonos no tenían señal en ningún otro lugar de la montaña. Para ellos no había a donde recurrir por ayuda. Por tanto, Hao Ren y Zhao Yanzi sólo podían componerse y seguir adelante.
Los caminos de la montaña estaban llenos de giros y vueltas. Algunas veces apuntaban hacia arriba y otras veces hacia abajo. Por momentos, los dos se habían confundido acerca de si estaban subiendo o bajando la montaña. Aun así, en general, sintieron que se estaban acercando al pie de la montaña.
—Hey, no vamos a morir de hambre aquí, ¿o sí? —Zhao Yanzi no pudo evitar preguntar, apretando la mano de Hao Ren.
—Si realmente no hay nada más que comer, te comeré a ti primero entonces —Hao Ren le contestó.
—Tú…—Zhao Yanzi miró fijamente a Hao Ren arrugando la nariz, mientras sus mejillas se inflaban de la rabia. Mientras hablaba con él, su miedo disminuyó automáticamente.
El tiempo seguía pasando; ya eran las ocho en punto de la noche. Sin embargo, la base de la montaña aún parecía inalcanzable para ellos.
Viéndose atrapada en esta montaña donde las aves tenían los cantos más aterradores, Zhao Yanzi no tenía a nadie más con quien contar que Hao Ren. Se mantuvo cerca de él y agarró su mano con más fuerza.
Hao Ren tampoco estaba familiarizado con la montaña. Como no había traído una linterna, solo podía encender su celular y utilizar la débil luz para iluminar el camino bajo sus pies. Rezó para que no se saltara un escalón y rodara montaña abajo con Zhao Yanzi.
De camino abajo, encontraron a algunos insectos peculiares que emitían luces doradas. Sin embargo, estas no eran luciérnagas ya que tendían a aferrarse a los precipicios de la montaña.
Zhao Yanzi tenía un miedo intenso a los insectos. Se acurrucó junto a Hao Ren y se aferró firmemente a su mano. El arrepentimiento había llenado su corazón. Se arrepentía de subir a la cima de la montaña con Hao Ren ya que había resultado en que ellos estuviesen atascados en el medio de una montaña de noche sin poder regresar.
—Hey, ¿Cómo se supone que camine si tú te aferras a mí con tanta fuerza? —preguntó Hao Ren girándose hacia ella.
Adornando su bello rostro, los estrellados ojos de Zhao Yanzi eran hermosos y encantadores en la oscuridad.
—Yo… yo no tengo miedo. Sólo siento algo de frío —contestó Zhao Yanzi. Su inocente protesta la había traicionado sin darse cuenta.
Agarrando su suave y resbalosa mano fuertemente dentro de la suya, Hao Ren había reforzado su resolución de alcanzar el pie de la montaña y continuó.
Después de tantear su camino en la oscuridad por más de una hora, finalmente alcanzaron a ver un destello de luz de algún lugar cercano al pie de la montaña. El hotel brillantemente iluminado había aparecido frente a sus ojos.
—¡Ya casi llegamos! —exclamó Hao Ren jalando de la mano de Zhao Yanzi, e incrementando su velocidad. Su celular estaba a punto de morir, y la luz que emitía el celular de Zhao Yanzi era demasiado débil para ser útil. Si no llegaban abajo ahora, estarían realmente atascados en la montaña.
Zhao Yanzi también dejó escapar una exhalación de alivio y aceleró.
Finalmente, después de aproximadamente quince minutos más, habían alcanzado la entrada de la montaña.
Como ella había estado extremadamente ansiosa en el camino de regreso, la palma de Zhao Yanzi estaba ahora completamente cubierta de sudor.
Ahora que estaban a salvo, finalmente se dio cuenta de que Hao Ren le había estado tomando la mano por horas y abruptamente apartó su mano de la de él.
—Qué manera de tomar la buena voluntad de alguien por malas intenciones…—suspiró Hao Ren frente a su comportamiento agresivo.
—¡¿Quién te dio permiso de tomar mi mano?! —afirmó Zhao Yanzi elocuentemente.
Hao Ren no podía molestarse en discutir con ella mientras su estómago rugía ahora escandalosamente. Hace mucho se habían terminado todos los bocadillos en la mochila de camino abajo.
De inmediato caminó hacia el hotel. Zhao Yanzi lo siguió manteniéndose detrás de él y luciendo confundida por la mezcla de emociones. Sinceramente, ella sabía que se había hecho muy dependiente de Hao Ren en su camino de bajada. Si no fuera por él, no habría sabido qué hacer en una situación como esa.
Al mismo tiempo, no quería admitir que sólo había podido descender con su ayuda. Ella creía que si se hubiese encontrado con algún peligro real, sus padres seguramente hubieran ido a su rescate.
Tan pronto como llegaron al hotel, parecía que su alianza se había roto. Zhao Yanzi le lanzaba sucias miradas a Hao Ren como síél le debiera millones.
Ahora que Zhao Yanzi lo ignoraba, Hao Ren tampoco quiso malgastar más esfuerzos en ser amable con ella. Lo que le preocupaba más en ese momento era que debía compartir la habitación con su padre. Pensó que eso podría ser incómodo.
Mientras entraban al hotel, regresaron a sus habitaciones respectivamente. Apático y exhausto, Hao Ren se sorprendió al encontrar que había una nota en la habitación. En ella decía: "La madre de Zi y yo vamos a visitar a un amigo que vive cerca; puede que regresemos tarde."
Ding dong… Ding dong…
En ese momento el timbre de su habitación empezó a sonar.
Corrió a atender la puerta y encontró a Zhao Yanzi de pie allí de forma incómoda. —Hmm…¿Vamos a comer? —dijo mientras se mordía los labios.