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Chapter 14 - Capítulo 14 - La Era Antigua y La Nueva

Como Han Xiao necesitaba desesperadamente comida y agua, cedió a la demanda del comerciante.

Suspirando, alineó 150 balas en la parte trasera del camión.

De repente, el gran hombre barbudo agitó un dedo.

—180.

Han Xiao lo fulminó con la mirada.

—¡Ohoho! ¡Qué ojos tenebrosos! ¿Acaso quieres matarme? Rápido, todos, vengan a ver! ¡Este hombre quiere matarme!

Docenas de nómadas se reunieron en un instante. Algunos de ellos incluso llegaron con ramas y palos.

—Este es nuestro territorio. ¿Estás tratando de ser gracioso, niño?

—Está bien, está bien. 180 balas. Maldita sea.

Han Xiao apresuradamente lanzó más balas en caso de que aumentara el precio aún más.

El comerciante se echó a reír astutamente y envió a alguien a buscar las provisiones.

Después de confirmar los artículos, Han Xiao levantó el dedo del medio hacia el comerciante antes de girarse.

De repente, el comerciante habló.

—Oye, ¿estás planeando salir caminando del bosque?

—¿Por qué, tienes un problema con eso?

—Tengo una vieja camioneta. ¿La quieres? —preguntó el comerciante barbudo amablemente.

—Ni que pudiera pagar tus precios —Han Xiao replicó.

—Oh, creo que puedes —dijo el comerciante mientras señalaba la mochila de Han Xiao—. Tienes tantas balas, debes tener muchas armas también.

La mochila de Han Xiao estaba efectivamente llena de armas, de alta calidad. Las había saqueado del Escuadrón Búho Nocturno. Incluso tenía el rifle de francotirador y algunos chalecos de Kevlar. Fácilmente podría pagarse una vieja camioneta. Sin embargo, Han Xiao negó con la cabeza.

Un auto dejaría un rastro. Han Xiao preferiría no intentar jugar a las carreras contra un helicóptero. Caminar era más seguro.

Además, si los agentes de la Organización Germinal descubrieran sus armas aquí, sería desastroso no solo para Han Xiao, sino también para los nómadas de aquí. En cierto sentido, sería deshonesto por su parte venderlos.

Aunque Han Xiao había matado recientemente a un gran número de personas, no lo hizo por maldad. Fue solo para sobrevivir.

El comerciante, sin embargo, no era una persona fácil de disuadir. Estaba a punto de hablar de nuevo cuando, de repente, una voz de hombre resonó.

—¡Kai Luo! ¡Te estás aprovechando de los forasteros otra vez!

Detrás de la multitud apareció un hombre fornido, vestido con ropa de cazador y pieles de animales. A medida que avanzaba hacia el centro de la multitud, todos se movieron para darle paso. El hombre parecía comandar respeto.

El comerciante barbudo gimió.

—Hu Xuan Jun, acabo de cerrar un trato a duras penas. ¡No vengas a interferir!

Hu Xuan Jun tomó las balas del camión y las empujó nuevamente hacia Han Xiao.

—Las cosas que quieres en realidad no valen mucho. Considéralo como un regalo. Toma tus balas de nuevo.

Han Xiao se quedó atónito ante la caballerosidad del hombre y lo miró con incredulidad. El hombre era un descendiente de mongol extremadamente musculoso con cabello blanco en los costados de su cabeza, y sus ojos eran tan afilados como un águila. Tenía toda la apariencia de ser un hombre honrado, y Han Xiao se animó al instante.

—¿Oye y yo? —interrumpió Kai Luo.

—¿No es sólo algo de comida? Mañana te daré más —respondió Hu Xuan Jun casualmente.

Kai Luo estaba frustrado. No todos los días venía un forastero a hacerle ganar dinero rápido.

—Aquél que viene de lejos es un invitado. Te ves demasiado frágil como para viajar solo. ¿Por qué no te recuperas en mi casa?

Han Xiao dudó. De hecho, necesitaba un lugar adecuado para recuperarse. En cualquier caso, Hu Xuan Jun le había dado una muy buena primera impresión, así que asintió.

Mientras Han Xiao seguía a Hu Xuan Jun, la multitud se dispersó. Kai Luo estaba furioso, pero no había nada que pudiera hacer. No se atrevía a ofender a Hu Xuan Jun.

Hu Xuan Jun llevó a Han Xiao a su tienda. Al entrar a la tienda, gritó: —An, hoy tenemos un invitado. Cocina más.

—¡Bueno! —respondió la voz de una mujer.

Han Xiao siguió detrás de Hu Xuan Jun a la carpa. An era una mujer que parecía bastante normal y llevaba una sencilla falda de cintura. Han Xiao notó que estaba ciega.

—Esta es mi esposa —presentó Hu Xuan Jun con una sonrisa.

—Encantada de conocerte —saludó An mientras se encaminaba a la entrada. Luego se volvió para recoger vajillas, carne seca y vegetales silvestres y los colocó dentro de un simple horno de barro en el centro de la carpa.

Han Xiao y Hu Xuan Jun se sentaron y conversaron.

Después de un tiempo, Han Xiao se convenció de que Hu Xuan Jun no tenía motivos secretos. Él era simplemente una persona extremadamente agradable.

—Pude observar que la mayoría de las personas en su comunidad son blancas. ¿Cómo terminaste con ellos? —preguntó Han Xiao.

Había cuatro razas de humanos en Aguamarina: negro, blanco, amarillo y shanu.

—No había ninguna razón especial para ello. Simplemente era una época caótica. Conocí a algunos viajeros por casualidad y decidí quedarme con ellos ya que An estaba enferma en ese momento. Aunque venimos de diferentes países y somos de diferentes razas, todos somos remanentes de la era antigua y todos hemos experimentado la pérdida de nuestros países. No hay necesidad de distinción. Todos somos humanos después de todo.

Algunos de los que habían perdido sus países optaron por unirse a las Seis Naciones. Otros optaron por unirse a la Organización Germinal. El resto sólo podría convertirse en nómadas. Los Nómadas constituían un tercio de la población del planeta.

Aguamarina solía tener más de cien naciones, pero todo eso cambió cuando una civilización avanzada entró en contacto con el planeta. La idea de hacer avanzar a la humanidad y salir al espacio provocó un movimiento para la sostenibilidad, y la idea de unificar a los países ganó algo de popularidad. Si bien fue en verdad inverosímil pensar que solo eso podría cambiar la faz de todo el planeta, hubo personas en el poder que apoyaron la idea y conspiraron entre bastidores para hacer que así sucediera. En pocas palabras, después de numerosas guerras, negociaciones y todo tipo de esfuerzos pacíficos y no pacíficos, todos los países se unieron en las Seis Naciones en el transcurso de unas pocas décadas.

Muchas cosas que las personas alguna vez pensaron que eran irremplazables fueron simplemente dejadas de lado por la imparable marea del cambio, y muchas vidas fueron sacrificadas en el proceso.

Tal es la civilización. Las personas son como los sedimentos en el río, destinados a ir con la corriente.

Si bien mantener el statu quo siempre es fácil, la revolución siempre viene con dolor y sufrimiento. Cuando se compara el interés personal con el mejoramiento de la sociedad, es natural que las personas favorezcan lo primero. Las personas verdaderamente desinteresadas son criaturas raras, de lo contrario el desinterés no sería visto como una virtud. Es triste escuchar declaraciones como "mira, todavía hay buenas personas en el mundo".

Sin embargo, el cambio había llegado demasiado pronto para Aguamarina.

—La batalla de Andrea fue la gota que colmó el vaso. A veces, pienso en la forma en que damos nuestras vidas por sentado. Extraño cómo la vida era pacífica en aquel entonces. ¿Quién hubiera pensado que el cambio podría venir tan repentinamente? Quiero decir, incluso si los recursos del planeta terminan agotándose, ¿no sería eso dentro de unos cientos de años? ¿Por qué tenemos que responder por algo así? —lamentó Hu Xuan Jun.

Han Xiao suspiró con empatía.