El ejército de Mo Qian quedó destruido en el momento en que los guardaespaldas de la Familia Yu se organizaron en varias filas.
Parecía muy poco probable asesinar a Nian Xiaomu ahora.
Un indicio de arrepentimiento pasó por los ojos de Mo Qian.
Cuando él echó un vistazo a la expresión tranquila y serena de Fan Yu, parecía haberse dado cuenta de que había subestimado a su enemigo antes. En realidad, había permitido a un joven conspirar contra él y retrasar con éxito su tiempo.
Nian Xiaomu ya habría sido otra alma entre los muertos si él hubiera atacado antes.
No obstante, la situación ahora parecía ser un poco interesante también.
Mo Qian miró a Fan Yu y a Nian Xiaomu, quienes estaban atrapados en el medio. Hace un segundo, ellos dos estaban acurrucados juntos, atesorando cada uno esa compañía.