—He escuchado que cuando los Entrenadores de Monstruos alcanzan cierto nivel, son capaces de asegurar su supervivencia —dijo Gao Peng después de fruncir el ceño, pensativo.
—Eso es cierto, pero la supervivencia no depende de una sola técnica. Tampoco es verdad que uno necesita alcanzar cierto nivel antes de usar cierta técnica —dijo el tío Liu, evidentemente dando una pista.
Después de eso, simplemente se quedó parado donde estaba, como si tuviera dudas sobre seguir hablando del tema, hasta que por fin continuó:
—Vamos, pregúntame cómo obtener las técnicas.
—Hmmm, gracias por iluminarme.
Con eso, Gao Peng asintió levemente y comenzó a irse.
El tío Liu se aclaró la garganta y dijo: —Espera un segundo. Creo tener una técnica que puede venirte bien en este momento.
Gao Peng lo miró con cautela. Si a esa altura no se había dado cuenta aún de que había más de lo que podía ver del tío Liu, era posible que se hubiera golpeado la cabeza contra algo. Pero como no parecía tener intenciones de revelar abiertamente su identidad, el chico tampoco encontró motivos para exponerlo.
Después de todo, cualquiera tenía secretos y, si trataba de llegar al fondo del asunto, podía perder un amigo.
El hombre miró a su alrededor y después movió la cabeza, asintiendo. Gao Peng sintió como si la atmósfera hubiera cambiado de pronto, pero podía haberlo imaginado. El tío Liu le dijo en tono serio:
—Nunca jamás reveles la técnica que estoy a punto de enseñarte, puedes meterte en serios problemas si lo haces.
—Comprendo —aseguró Peng.
En su mente, había imaginado que le pondría un dedo en la frente y todo el conocimiento fluiría a su mente. Pero, en realidad, lo único que hizo fue sacar un pedazo de papel y comenzó a escribir.Cuando terminó, le pasó la hoja y con voz firme le ordenó: —Memoriza esto y quema el papel.
El chico tomó la nota entre sus manos y leyó atentamente. Siempre había tenido muy buena memoria, por eso tenía notas tan altas. Al final del día, mucho del conocimiento requería esa habilidad. Después de un rato, asintió, buscó una caja de fósforos y quemó el papel.
Liu no hizo preguntas, pero repitió que tenía prohibido divulgar esa información, por lo menos hasta contar con el poder suficiente para protegerse de las consecuencias.
Después de asegurarse que Peng se había ido, el tío Liu sacó el teléfono para llamar al viejo Ji. Ese viejo cascarrabias. Era evidente que extrañaba a su nieto a mares, pero se negaba a visitarlo, aunque tenía sus razones. El viejo debería estar encantado de escuchar que Peng se había convertido en un Entrenador de nivel intermedio.
Liu se inclinó hacia atrás y, de la nada, se hizo visible un camaleón de seis metros a sus espaldas. Estaba recostado en el suelo, sin ganas de nada. Posó el trasero en el cuerpo del animal sin ningún cuidado, el camaleón era suave y mullido como un sillón. …
Técnica Secreta Familiar-Constelaciones Cambiantes. Gao Peng pensaba en lo que acababa de memorizar. Dejó escapar un largo suspiro. Claramente, se trataba de un método para infligir dolor: permitía pasar todo el daño recibido al cuerpo del Familiar. Pero tenía un defecto, pues aunque era posible transferir todo el daño, había un límite en el alcance. Después de pasar cierta distancia ya no funcionaba, además de que no podía ser iniciado sin que el Familiar lo aceptara de manera consciente.
Aunque ese fuera el caso, el poder de defensa del monstruo siempre es mucho mayor que el del humano. Conforme aumenta su poder, aumenta su defensa.
El adolescente cerró los ojos, recitó mentalmente la técnica y se comunicó con el Contrato de Sangre en su consciencia. Percibió en la mente un contrato negro y dorado que duró solo unos segundos, después, se desvaneció.
Sintió que surgía una nueva conexión especial entre él y Da Zi. Lo miró echado a sus pies, tenía cara seria.
—¡Mira nada más lo rechoncho que estás! —bromeó Gao Peng— eres como un cerdito violeta.
—¡Hiss!
Da Zi no sonaba contento.
—¡Ah! ¿Y te atreves a contestarme? ¿No tienes ni idea de cómo te ves, no? ¿sabes lo gordo que estás?
—¡Hiss!
Ahora estaba furioso.
—Ven, ven. Tontín, carga a Da Zi hasta aquí.
Al principio, el ciempiés se opuso, pero luego de que Tontín pudo ponerlo frente al espejo, se quedó rígido ante la sorpresa de encontrarse con un Da Zi tan gordo. Y dejó de luchar. Se quedó completamente quieto en los brazos de Tontín, con la mirada perdida en el espejo.
—¡Hey! —gritó Gao Peng, mientras le daba palmaditas en la cabeza.
Da Zi no movió ni un músculo.
—Deja de hacerte el muerto y muévete. Empieza a hacer ejercicio a diario para perder esa flacidez, una vez que bajes de peso te subiré el grado —ordenó Gao Peng con firmeza.
Con lo gordo que estaba en este momento, no se atrevía a subirle el grado. Si evolucionaba y se quedaba obeso, no sabría qué sería de él.
¿Un ciempiés gordo volador? De solo pensarlo le dolían los ojos.
Era plena tarde, Gao Peng no tenía que ir al colegio. Podía ponerse a buscar su primer trabajo de medio tiempo. Como Entrenador de Monstruos tenía dos opciones: una era abrir su propia oficina o tienda. Después de hacerse un poco de fama, los clientes vendrían recomendados por otros, pero desafortunadamente esa opción resultaba agotadora y le tomaría demasiado tiempo. No planeaba convertirse pronto en un uno de los entrenadores top, solo buscaba un modo de costearse la vida por el momento.
El otro método era entrar en una gran corporación o alguna organización poderosa. Con sus habilidades, no le sería difícil escalar una vez dentro, pero hacer algo así no le parecía correcto. Entrar en este tipo de ambiente significaba tener que involucrarse en asuntos políticos y sociales para poder subir, le parecía demasiado esfuerzo, así que se decidió por una opción que era el punto medio de las dos anteriores: trabajar en alguna agencia de Criadores de Monstruos pequeña, así no se tenía que preocupar por conseguir clientes, pues su jefe se encargaría de eso. Tampoco tendría que luchar con uñas y dientes para conseguir buenos beneficios o reconocimiento, no habría tantos empleados con los cuales competir. Y si el trabajo no le gustaba, estaba la opción de irse.
Además, era sencillo conseguir un puesto en esas agencias pequeñas, todo lo que le pedían era un certificado de Criador de Monstruos. Renunciar era igual de fácil.
Ya estaba decidido, lo haría. Mientras se cambiaba de ropa para salir, recordó a su vecino, el tío Liu. Él tenía muchas conexiones que le facilitarían la búsqueda, pero no quería molestarlo por algo tan insignificante.
Aunque estaba bien enterado sobre los múltiples cambios que habían sucedido en años recientes, no tenía mucha noción sobre las agencias que existían en Chang'an y, mucho menos, sabía cuáles eran buenas y cuáles no. Tras reflexionar todo esto, decidió tocar la puerta de su vecino.
Le abrió casi instantáneamente y, al ver que era él, sonrió. Lo tomó del brazo y lo arrastró hacia adentro.
—Necesito que me des una mano con algo, muchacho —anunció Liu.
—Si hay cualquier cosa que pueda hacer por usted, dígamelo. Sigo sintiéndome culpable por haber dejado a Da Zi en su casa por tantos días.
El tío Liu soltó un suspiro de alivio.
—Entonces, iré directo al grano. Hace tiempo trabajé con un colega para abrir una pequeña agencia de Criadores, hasta invertí dinero en ella. Pero mi socio decidió dejar el negocio, llevándose todo el capital y a los Criadores que trabajaban con nosotros. Bueno, considerando que tienes un certificado de Criador, tenía la esperanza de que me ayudaras con eso. No te preocupes por la paga, te daré el mejor sueldo del rubro y 20% de las acciones. Esto tampoco afectará tus estudios, solo tienes que ir a la agencia los fines de semana, el trabajo de un Criador es bastante relajado.
Entre más escuchaba Gao Peng, más sentía que algo no andaba bien con el trato. Tenía una expresión extraña en el rostro. Esto equivalía a que alguien le regalara una almohada en el momento en el que le dio sueño. Como si un pastel hubiera caído del cielo.