—¿Estás seguro de que quieres que inscriba 20 Inscripciones de la Llama del Trueno?
Duan Ling Tian frunció el ceño cuando vio la pila de materiales que el pequeño gordo había preparado. Sintió que era demasiado.
—Sí, jefe.
La cabeza del pequeño gordo asintió como un pollito picoteando arroz, y luego preguntó:
—Jefe, ¿hay algún problema?
—No, ninguno —contestó Duan Ling Tian negando con la cabeza. Luego dijo:
—Solo quiero decirte que no puedes usar la Inscripción de la Llama del Trueno en nadie más que en Li Ming, sino, no tardará en darse cuenta de que usaste una inscripción en él. Si solo lo usas en Li Ming, incluso si sucede muchas veces, no podrá explicarlo porque nadie le creerá.
—Sí, tienes razón. ¿Por qué no pensé en eso?
El gordito se golpeó en la cabeza, luego dijo con pesar: