El amanecer del día siguiente.
El sol de la mañana ascendió hacia el cielo del este como toda la vida.
El joven escogió algo de ropa violeta y se puso la funda de la espada que tenía la forma de un cinturón. Agarró la Espada Flexible del Meteorito Violeta y la enfundó en su vaina...
Sería imposible para cualquiera que no supiera darse cuenta con solo una mirada que su cinturón tenía un secreto.
La puerta de la habitación se abrió y entraron los rayos del sol. El joven entrecerró los ojos mientras se estiraba y bostezaba.
—Señor.
Una voz agradable llegó a sus oídos.
La mirada del joven cayó sobre la joven delgada y graciosa que tenía delante.
La joven llevaba ropa verde claro. Combinaba con el cinturón de cuero violeta en su cintura; los colores no parecían que estuvieran en conflicto entre sí.
El cinturón de la joven era el mismo que el del joven, pero aún más exquisito; con un toque femenino.