Eliard se calmó. Aunque su espíritu seguía siendo sombrío, todavía era capaz de mantenerse bajo control.
Cuando Link se aseguró de que Eliard ya no iba a perder los estribos, dio un paso adelante y le dio a Vincent una respetuosa reverencia.
—Señor Vincent, ¿puedo preguntar cómo puedo probar mi conocimiento de la magia?
—Simple, todo lo que tienes que hacer es escribir una tesis que demuestre tu comprensión del mundo y del universo.
Vincent cerró los ojos y se balanceó perezosamente en su silla. Ese joven apuesto se había calmado, pero en realidad, estaba un poco decepcionado. Si el chico se hubiera atrevido a levantar la mano, Vincent hubiera esculpido unas cuantas runas mágicas en esa linda carita.
—Oh, ¿podrías ser un poco más específico?
La actitud de Link fue deferente, y eso hizo a Vincent feliz.