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Chapter 11 - Capítulo 11 – Princesa García

—El aire se está volviendo más frío —se lamentó García Wimbledon, peinándose el pelo con sus dedos, mientras observaba al océano más allá de la costa.

—Es porque se acerca el invierno —dijo el apuesto hombre que estaba detrás de ella—. Y, a pesar de que vivimos en el sur, ya no estamos en la Tierra Más Meridional. Sólo la gente de la Nación de Arena ignora el poder del invierno.

—La corriente del océano detendrá todo movimiento de nuestra flota en invierno. Esta es nuestra última oportunidad de zarpar —dijo la joven—. Ryan, ¿hace cuánto que la Flota Velanegra se ha ido?

—Dos meses y cuatro días —respondió el hombre sin dudar—. Si no hay dificultades, estarían arribando al Puerto de Aguasclaras en tres días —García rio.

—De verdad espero que traigan suficientes sorpresas.

Ryan Koban miró a la famosa mujer que estaba frente a él, y los sentimientos se arremolinaron en su corazón. Su largo cabello gris reflejaba el brillo plateado del sol de otoño, y sus ojos eran finos, de color verde claro. Cuando ella miraba fijamente a alguien, sus ojos podían trasmitir una indescriptible sensación de opresión. Sus largas estadías en la playa volvieron a su piel más dura y menos clara que la de otras mujeres, pero a Ryan no le importaba. En sus ojos, el temperamento de García compensaba cualquier falta de belleza.

A diferencia de sus parientes cercanos de Castillogris, García Wimbledon era la verdadera genia. Tenía la sabiduría y el orgullo de la nobleza, pero no se entorpecía por las constantes rutinas. De hecho, mostraba aspectos suyos que se asemejaban más a los de la gente normal, estaba llena de expectativas y aventuras.

Claro, ninguna persona normal podría tener tanto poder y visión como García. Incluso el duque y la princesa parecían no llamar la atención en comparación con ella. Con todos los ingresos del comercio del Puerto de Aguasclaras destinados a la construcción de la flota, no había siquiera cobre en sus bóvedas. Esta característica estaba lejos de toda tacañería.

No tenía sentido llenar los cofres de reales de oro. Era como una piedra cuando no está en uso, y solo cuando era utilizado, realmente reflejaba su valor. Gastar dinero no significa que lo pierdas, sino que en cambio, creas un valor de retorno aún mayor.

Los recuerdos de Ryan de qué le había dicho ella hacían eco en el fondo de su mente, y éste era un concepto mesurado que contrastaba con el estereotipo usual.

Comparada con aquellos familiares nobles que gastaban su tiempo acumulando riquezas, Ryan creía que la de ella era la conducta de una soberana. Así que se colocó bajo el mando de García sin duda alguna, y la siguió al Puerto de Aguasclaras.

Pero luego de llegar, Ryan aprendió que la princesa era mucho más destacada que lo que el creía; no solo tenía ideas, sino que también estaba llena de acciones: creó el plan de la Flota Velanegra y la ejecutó de manera ordenada. En tan sólo cinco años, las tropas de García habían penetrado el Puerto de Aguasclaras, preparándose para la formación de la Flota Velanegra, sin Decreto Real en la Selección de Príncipe Coronado, anunciada por Wimbledon III.

En otras palabras, ella tenía una larga ventaja sobre los otros herederos.

—Vayamos adentro. Está aumentando el viento —dijo García.

Su palacio estaba localizado en Puerto Salmón, en el punto más al sur del Puerto de Aguasclaras. El edificio parecido a una torre, se veía como una torre de vigía desde la costa. Poseía una terraza circular en la punta, permitiendo una vista de ave del puerto y de todos los navíos que entraban y salían de él.

Cinco años ya habían pasado del inicio de la operación, y el comercio del Puerto de Aguasclaras comenzaba a tomar forma. Un barco de tres mástiles aparecía en el puerto cada seis meses, y una base de confianza había sido construida. Aprovechándose del buen humor de la Princesa García, Ryan hizo la pregunta que estuvo rondando su mente desde hacía meses.

—Su Alteza, hay algo que no logro comprender —dijo Ryan, mientras cerraba la puerta, silenciando el silbido del viento.

—Adelante. —Ella sonrió y asintió.

—¿Cómo es que fue capaz de predecir todo esto, incluso antes de que el Rey haya anunciado el Decreto Real de la Selección de Príncipe Coronado?

Él había supuesto que el Rey le avisó antes a ella, pero era imposible saber con certeza. Era sabido que el rey favorecía al Segundo Príncipe, y que esta competencia estaba a su favor. Después de todo, le habían dado casi la victoria cuando se le asignó Valencia como su feudo.

¿Era ella capaz de adivinar todo esto por su cuenta, como para planear esta jugada con tanta anticipación, tanto como cinco años antes? ¡Cielos, si tan solo tenía 20 años!

—¿Capaz de predecir esto? —Le dirigió una mirada extraña.—¿Me tomas por una bruja? Yo no tengo tales poderes.

—Pero…

—Yo no tenía idea de que mi padre iba a utilizar el Decreto Real de Selección de Príncipe Coronado como una manera de entregarle todo a su preciado segundo hijo. Con total sinceridad, ¿acaso hay alguna relación entre lo que yo estoy haciendo y ese Decreto Real?

¿No hay relación? Un pensamiento cruzó la cabeza de Ryan, y no pudo hacer nada más que quedarse boquiabierto.

Al mirar la extraña expresión de Ryan Koban, García rio.

—¿Es que debería esperar por el permiso de mi padre, y solo ahí he de competir por aquello que fue proyectado? ¿No será siempre el caso que aquel que gobierne mejor se convertirá en el soberano del Reino de Castillogris? Pensé que comprendías el plan detrás de la Flota Velanegra.

—Así que ella no ha creado la Flota Velanegra solamente para aumentar sus tierras —murmuró Ryan.

Luego de comerciar, la flota levantaría banderas negras en algún lugar lejano al puerto y robaría a navíos mercantes de otras ciudades y países. De manera similar, la princesa animaría a sus súbditos a que zarparan al mar y participaran de los saqueos de la Flota Velanegra. Dio su palabra de que el Puerto de Aguasclaras nunca pondría impuestos a ninguna ganancia obtenida de esta manera, y que todo permanecería como propiedad del capitán de cada barco.

Esta movida había traído grandes riquezas a la princesa, así que esta vez había ordenado a la Flota Velanegra que simplemente avanzara más al sur. Saquearían cualquier barco a través del Cabo sin Fin, como así también los de la gente de la Nación Arena.

Y estos movimientos no eran solamente con la intención de ganar dinero. García no utilizaba sus ganancias para construir una ciudad o expandir el comercio terrestre, en cambio, ella gastaba el dinero de vuelta en la flota, expandiendo el tamaño de la misma.

Durante los últimos años, se había ganado a un gran número de personas: marineros experimentados, guerreros agresivos, figuras populares. Si ella perdía su dominio del área, aquellos que cometieron los crímenes de robo y saqueo irían a la horca.

¿La persona que gobierne la mejor ciudad sería la que gane el trono de Castillogris?

No, Ryan sabía que sería García Wimbledon la que ascendería al trono, porque tenía un gran número de soldados y barcos, y podía moverse a través del río Sanwan para convertirse en una amenaza para Valencia.

—¿Ya sabías que serías asignada al Puerto de Aguasclaras?

—Creas o no, no me esperaba eso. Fue una movida para aumentar el comercio de esta ciudad —García se encogió de hombros.— Fue también una venganza a la Iglesia que había tratado de engañarme.

¿Esto tenía algo que ver con la Iglesia?

Cuando García no continuó su relato, Ryan no se atrevió a preguntar más. Si había una cosa de la que estaba seguro, era que aún si no la asignaban al Puerto Aguasclaras, ella conquistaría el lugar y continuaría con su plan.

—Avancemos. —Bebió un sorbo de su té negro.— Mi pequeño plan parece haber fallado.

—Ah, sí—replicó Ryan—. Y la única noticia que tenemos de Ciudad Fronteriza es que el plan falló. No recibimos más información desde entonces.

—Nuestros espías han sido asesinados por mis hermanos. No es sorpresa. Estas personas eran sólo peones que colocamos para ganar tiempo, y no pesan realmente en la situación actual. Sin embargo…—Cambió el tema de conversación.— Es normal que otros planes hayan fallado, pero no esperaba que el Cuarto Príncipe siga a salvo. A decir verdad, estoy un poco decepcionada.

—El Martín Pescador reportó en su carta que las pastillas fueron consumidas, pero…

—Un fracaso es un fracaso, y no necesito otra explicación —le interrumpió García—. Los Meses de los Demonios están a la vuelta de la esquina, y nuestro príncipe irá a Fuerte Largacanción a refugiarse. Cuando las bestias demoníacas invadan Ciudad Fronteriza, el Fuerte estará en caos por un rato. Escríbele y dile que tome esa oportunidad. ¿Continuará la diosa de la suerte del lado de mi hermano?

—Sí, su Alteza.

—Puedes retirarte.

García se despidió con la mano, pero cuando Ryan estaba por salir, la princesa lo detuvo.

—Oh, sí, si recuerdo correctamente, ¿las píldoras las consiguió el alquimista Enbis?

Ryan asintió.

—¿Qué había dicho? ¿Que no tenía color ni sabor, como el agua? ¿Que causaba la muerte y no tenía cura? ¿Que era su último invento? —García bostezó.— Cuélguenlo.