En medio de un campo de flores, un joven chico se encontraba sorprendido, no solo por lo hermoso del paisaje, sino porque él no tenía idea alguna de donde se encontraba.
"¿Qué lugar es este? – el joven veía las flores de diferentes colores adornar el lugar, una belleza natural que le tenía algo pasmado, pero, aun así, la preocupación de no saber en donde se encontraba era más grande – "¿Cómo demonios lleguen a este lugar?"
El chico quien seguía caminando, se paró en seco mientras seguía viendo este bello lugar.
"Bueno, no sé en donde me encuentro, pero ¡Vaya! Sí que es hermoso este lugar, sería aun mejor sí pudiera verlo al lado de alguien… pero… ¿Conozco a alguien?" – se preguntó sorprendido el joven quien trató de recordar algún rostro o nombre familiar.
"¿Qué?" – él empezaba a sentirse frustrado, tratando de recordar lo que sea, pero solo pudo recordar muy poco, casi nada sobre él o su vida. – "Mi nombre es James… dieciséis a��os… humano… y… mi destino es en convertirme en el Emperador de este Mundo, pero ¿Emperador del Mundo? ¿Qué diablos me sucede?"
Él comenzó a darse cachetadas en sus mejillas, tratando de recordar algo más, pero nada, y entonces miró hacia el cielo algo enojado. – "¿Cómo?"
Sí, él no podía recordar casi nada acerca de su pasado, pero había algo que le decía que este no era su mundo, él se encontraba en un lugar distinto a su mundo. Después de todo, él no sentía que en su mundo existiesen: "¿Dos Lunas?"
El joven entonces no pudo evitar caer al suelo de rodillas.
"Esto es imposible… esto no es real." – dijo el joven quien no lograba recordar casi nada sobre él, pero que logró darse cuenta de que no se encontraba en su mundo de origen.
"¿Dónde diablos estoy? ¿Quién soy realmente? ¿Qué esta sucediendo?" – pero no había respuesta alguna, no había nadie que le contestara sus dudas.
Y, antes de que siguiera preguntándose, lamentándose y enojándose por su situación, él escucho un enorme rugido, y cuando miro en la dirección desde la que venía el rugido, él vio a la distancia un enorme animal, un animal que se le hacía parecido.
"¿Tigre?" – sí, logró reconocer a un tigre, pero se dio cuenta que no era como los tigres que él conocía, pues este era mucho más grande, tenía pelaje gris, y unas enormes alas negras, además de una cola que parecía ser la cola de un escorpión. – "¿Ave? ¿Tigre? ¿Escorpión? ¿Qué diablos?"
Y, cuando el animal vio a James, volvió a rugir con más fuerza.
"¡Ah!" – James se asustó, y, de pronto perdió de vista al enorme animal que volaba en el aire.