En una instalación espacial, en una de las instalaciones se mostró a un doctor caminando junto a una niña hacia una instalación tecnológica. La niña corrió hacia la cápsula, observándola con ojos llenos de curiosidad y asombro, mientras el doctor se dirigía al panel de control. Tocó algunos botones y la cápsula comenzó a abrirse, revelando a un niño de cabello rojo dormido en su interior.
-¿Podemos despertarlo ya? ¡Quiero conocerlo! - dijo la niña con entusiasmo, mirando al doctor.
-Creo que sí, es hora de despertar al humano perfecto - respondió el doctor, sonriendo mientras cruzaba los brazos y observaba la cápsula - Bienvenido al mundo, Shirou Emiya - saludó el doctor, admirando su más grande creación.
Al escuchar su nombre, Shirou empezó a abrir los ojos, revelando un par de ojos dorados que lentamente cambiaron a un tono anaranjado.
Shirou miró confuso a las dos personas que lo observaban. Poco a poco, empezó a recordar quién era, mirando sus propias manos. Las dos personas lo observaban con atención, estudiando cada uno de sus movimientos.
-Abuelo, está bastante desorientado. ¿Estás seguro de que el proyecto funcionó como esperábamos? - preguntó María, la niña, dirigiéndose a su abuelo con una mezcla de preocupación y curiosidad.
-Es natural que esté desorientado, María. Ha pasado mucho tiempo en esa cápsula, soportando todos los experimentos que le hemos realizado. Pero finalmente, hemos tenido éxito. Este chico es especial. Hemos creado al humano perfecto. Con él, podremos neutralizar todas las amenazas que enfrente la Tierra y, lo más importante - dijo, mirando al niño con esperanza - será la cura para todas las enfermedades. Pero antes de eso, necesitamos poner a prueba todas sus habilidades. Aún estamos en proceso de perfeccionarlo, pero esto ya es un gran avance. El proyecto Shadow se está haciendo realidad.
La chica se acercó a la cápsula y colocó su mano donde estaba Shirou. El doctor hizo lo mismo. Shirou, aún confundido, puso su mano en la cápsula, intentando sentir el contacto de las manos de ellos.
-Hola, Shirou. Yo soy María Robotnik. Es un gusto conocerte - saludó María con una sonrisa cálida. Shirou, al escuchar su nombre, asintió lentamente, aún procesando la situación.
-Y yo soy el doctor Gerald Robotnik, el científico que te creó, Shirou Emiya, el humano perfecto - se presentó el doctor con orgullo.
Shirou, al verlos, recordó a esas personas. Eran quienes lo habían ayudado junto con su madre. Recordó cómo el abuelo y la nieta lo acompañaron a la colonia espacial ARK para ayudarle a controlar sus poderes.
Recuerda, Shirou, siempre sigue tu camino y busca ser el héroe que deseas ser. Llena tu vida de felicidad y aprovecha cada momento como si fuera el último. Protege a la humanidad con todo tu corazón, ya que es el mayor tesoro que tenemos. Te quiero, Shirou, y sé que lograrás grandes cosas.
(Nota del autor: Run It x Jelly Roll | Sonic Movie 3 OST)
Días como estos no se ponen mejor
Techo abajo, buena familia, buen clima
Días como estos, nunca los extrañamos
Sí, sí
Anoche las cosas se pusieron un poco locas
Llegamos haciendo como 180
La vida pasa rápido, así que no hay dudas
Sí, sí
Una estela naranja cruzaba la ciudad a gran velocidad, invisible a los ojos de las personas. La estela ascendió hasta lo alto de los edificios, alcanzando el cielo y revelando a un joven de cabello rojo y ojos dorados, que abrió los brazos con una sonrisa.
-¡Hola, Londres! Shirou Emiya ha vuelto - exclamó mientras caía del cielo, manteniendo su sonrisa.
Solo dame ese atardecer, dame ese paseo
Dame esas estrellas, que de verdad brillen
Regresando, hermano, sí, sin mentir
Hombre, se siente bien
Mientras Shirou seguía cayendo, se hizo una bola realizando un Spin Dash y, al tocar el suelo, se lanzó a correr a gran velocidad. Su sonrisa permanecía mientras avanzaba rápidamente por las calles. Al llegar donde estaban los niños, estos lo vieron y lo saludaron con entusiasmo. Shirou, con una gran sonrisa, les devolvió el saludo y comenzó a bailar alegremente con ellos.
Todo esto era observado por su maestro, Waver, y su alumna, Grey, quienes miraban con satisfacción cómo los niños se divertían junto a Shirou.
Dame a los reales, a los que conozco
Haciendo un pasito, dosido
Súbelo fuerte, trayendo a la gente
Después de bailar con los niños, Shirou se dirigió rápidamente a otro lugar para comprar un pequeño regalo para su prometida. Mientras examinaba varias opciones, notó que varios robots lo apuntaban. Con una sonrisa confiada, activó sus habilidades especiales y se movió a gran velocidad. Esquivó los ataques con precisión y, en un abrir y cerrar de ojos, lanzó una ráfaga de energía, desactivando a los robots. No deteniéndose ahí, ejecutó un Spin Dash que destruyó a los robots restantes, dejando solo chispas y fragmentos.
Subiendo alto y luego bajando
Después de eliminar a los robots, Shirou continuó su camino rápidamente, comprando varios regalos adicionales. Mientras trotaba, algo llamó su atención: un hermoso vestido rojo en la vitrina de una tienda. Decidido, entró y lo compró. Con todos los regalos en mano, se dirigió a la Torre del Reloj. Al llegar, sus ojos se iluminaron al ver a su prometida, Rin, esperándolo.
Hacemos esto donde sea que vamos
Creo que lo sabes
Esto no es un rodeo de un solo caballo
Creo que lo sabes
Cuando llegamos, luces verdes, yo muestro
Creo que lo sabes
Que lo vamos a correr, correr, correr
Hasta que se nos acabe el camino (oh, sí)
Shirou decidió hacerle una broma a Rin. Se acercó sigilosamente y tocó su hombro. Cuando ella volteó, él ya estaba en el lado opuesto, riendo suavemente. Repitió esto un par de veces, disfrutando de su confusión, hasta que decidió sorprenderla.
La llevó a un vestíbulo cercano, donde le entregó un elegante vestido rojo que había comprado pensando en ella. Rin, todavía un poco desconcertada, aceptó el vestido y se lo probó. Al regresar, Shirou no pudo evitar sonreír al ver lo hermosa que se veía.
Una vez que ella se lo probó, regresaron juntos a las afueras de la Torre del Reloj, donde la ciudad parecía brillar con una nueva luz.
-Shirou, ¿por qué no me avisaste que ibas a llegar? Te hubiera recibido de mejor manera - dijo Rin, todavía tratando de asimilar la sorpresa. Shirou solo sonrió.
-Quería sorprenderte. Además, mira cómo te queda el vestido que te compré. Estás preciosa, aunque siempre te ves hermosa con lo que te pongo - dijo Shirou, sonriendo al ver cómo ella se sonrojaba y apartaba su mano, impidiendo que él la besara.
-Shirou, por favor, nos están viendo demasiadas personas - dijo Rin, nerviosa, tratando de evitar un beso en público.
-Está bien. Oh, ¿qué es eso? ¿Una joya preciosa? - dijo Shirou, fingiendo sorpresa para captar su atención. Cuando Rin volteó, él aprovechó el momento para darle un beso. - Siempre funciona - sonrió al ver que ella siempre caía en la misma trampa.
-Te golpearía por haber usado mis gustos con las joyas, pero con el vestido que me compraste, no puedo enojarme contigo - se quejó Rin, golpeando suavemente el pecho de Shirou.
-Lo siento por eso, pero era la única manera de recibir un beso tuyo. ¿Qué te parece si pasamos un rato juntos? Te prepararé tu plato favorito como disculpa - ofreció Shirou, viendo la sonrisa de Rin.
Waver, que había estado observando desde la distancia, se acercó con una sonrisa mientras caminaba hacia la pareja.
-Se nota que son una bonita pareja, ¿no? - comentó, mirando con aprobación a su alumno y a Rin.
-Hola, Waver. Lamento no poder quedarme a charlar, pero esta bella dama y yo tenemos asuntos pendientes - dijo Shirou, disculpándose mientras colocaba su mano en la cintura de Rin. - Chaos Control - murmuró, y en un instante, ambos desaparecieron, dejando a Waver sonriendo ante la feliz pareja.