Chereads / Fate: Dark Beginning / Chapter 8 - Chapter 8

Chapter 8 - Chapter 8

Shirou estaba corriendo junto con Shadow recorriendo los nuevos lugares del espacio en blanco, buscando más llaves que los llevaran a los siguientes jefes para restaurar la línea temporal. Shirou vio algunos robots en el aire y decidió ir hacia ellos, destruyéndolos con un homing attack que los llevó a una nueva estructura donde recibieron antes esos nuevos poderes. Shadow también llegó a ese lugar y ambos se miraron, asintiendo en acuerdo sobre lo que harían. Se acercaron y la estructura apuntó esta vez hacia Shadow. Al sacar el objeto e introducirlo, el ojo se abrió de golpe y la estructura comenzó a resquebrajarse, liberando materia oscura que ingresó en sus cuerpos. Ambos comenzaron a agarrarse la cabeza, pero una masa negra apareció donde ellos estaban, y sus ojos empezaron a brillar: los de Shadow de color rojo y los de Shirou, amarillos. Saltaron y de la sustancia emergió una mantarraya que se movía rápidamente en el agua.

~Doom Surf~

Al obtener este nuevo poder, fueron a lugares donde antes no podían debido al agua, encontrando más portales con llaves. Sin embargo, también hallaron una parte del mundo de Shadow, aunque este no recordaba nada de ese lugar y decidió no darle importancia.

~Kingdom Valley~

Al llegar, se dispusieron a correr, notando cómo era un reino en ruinas con mucha agua y muchos robots, los cuales eliminaron rápidamente. Recorrieron gran parte de las infraestructuras y superaron los puzles usando su nueva habilidad para desplegarse en zonas completamente cubiertas por agua.

No pudieron estar tranquilos al notar la presencia de un nuevo tipo de Black Arms aéreo que los atacaba. Intentaron eliminarlo, pero vieron que la mantarraya podía atacar en el agua, lanzando los escombros del río. Asintieron en acuerdo, utilizando a sus mantarrayas para enviar los escombros y eliminar al enemigo. Al ver el portal, lo cruzaron y observaron cómo el lugar recuperaba sus colores originales, revelando el nombre Kingdom Valley.

—Kingdom Valley —dijo Shirou, viendo el nombre de la ciudad—. ¿No era eso una parte del reino de Soleanna?

—¿Conoces ese lugar? —preguntó Shadow.

—Más o menos. Mi equipo y yo fuimos a ese reino por algo de suma importancia relacionado con una guerra del Santo Grial.

—¿Una guerra del Santo Grial? ¿No dijeron que la única guerra que se daría sería en la ciudad de Fuyuki? —preguntó confundido.

—Bueno, digamos que los magos no son las personas más cuerdas con las que querrías hablar. Y más aún, los que tienen asignación de sellado. Muchos han querido crear una guerra del Santo Grial para llegar a la raíz, y su forma de lograrlo no es la mejor —explicó con pesar.

—¿Y qué tiene que ver esta ciudad de Soleanna?

—Aquí se decía que querían usar una llama llamada Solaris como Santo Grial, pero la Torre del Reloj sabía que si esa llama crecía lo suficiente y se volvía inestable, traería la destrucción de todo. Por eso nos pidieron a nosotros que lo evitáramos. Así fuimos y conocimos a la princesa, que no estaba contenta con nuestro motivo y quiso que nos largáramos.

Shirou comenzó a caminar para encontrarse con su equipo y el otro Omega. Shadow, siguiéndole el paso, estaba curioso por esa guerra del Santo Grial. Un objeto omnipotente que cumple deseos es demasiado tentador para su gusto, y sabía que si Rouge conociera esta información, no dudaría en robarlo.

—¿Y qué sucedió para que eso no pasara y no hubiera otra guerra del Santo Grial?

Al preguntar eso, Shirou se detuvo sin saber qué responder. Después de un rato en silencio, retomó la caminata, observado por Shadow por su silencio.

—Solo pasaron cosas que sirvieron como factores para apagar el proyecto Solaris y con eso esa falsa guerra del Santo Grial.

Sin más que decir, fueron a donde los demás para ver cómo les fue. Al llegar, vieron a Rouge volando y a los dos Omegas escaneando otro portal que estaba cerrado y no se abriría sin las llaves.

Suspiraron, sabiendo que tendrían que esforzarse más, y se dispusieron a ir a otro portal. Al cruzarlo, vieron varias ciudades destruidas y robots causando más destrucción, lo cual los sorprendió.

—¿Dónde estamos? —preguntó Shirou viendo toda la destrucción.

—No lo sé, nunca estuve en este lugar —respondió Shadow, observando seriamente toda la destrucción a su alrededor.

Continuaron corriendo a máxima velocidad, viendo más destrozos por doquier. Al llegar a un lugar, vieron cómo un robot iba a atacarlos, conectando su puño en un intento de aplastarlos.

Maniobraron y se desplazaron por los brazos del robot para no perder el equilibrio, cayendo al subsuelo donde retomaron su recorrido, derrotando a más robots y Black Arms hasta usar un trampolín para volver a la superficie.

Notaron cómo la realidad se alteraba y creaban objetos de la nada. Se teletransportaban para esquivarlos y, a veces, los destruían mientras tomaban impulso de estos hasta maniobrar y saltar en los escombros, viendo de nuevo al ojo de Black Doom.

—Shadow, Shirou —el ojo se abrió más y la realidad se alteró.

Comenzaron a caer, posicionándose rápidamente en un riel donde comenzaron a desplazarse.

—Así que obtuvieron nuevos poderes —dijo el ojo observándolos y notando el aumento de poder en ambos.

—Otro método que usaremos para destruirte —dijo Shirou, viendo seriamente al ojo de Black Doom, que lo miraba con esos ojos amarillos.

Continuaron superando más obstáculos, usando varios trampolines para moverse de un lado a otro y derrotando a más enemigos, todo siendo monitoreado y observado por el ojo que los seguía.

—Lo que ustedes digan, Shadow y Shirou, pero este reino se somete a mi voluntad.

—Parece que todo vale —comentó Shadow.

La realidad y los lugares comenzaron a cambiar de forma, desde estructuras circulares hasta láseres que aparecían por doquier, esquivados por ambos.

—¿Crees que esto va a detenernos? —dijo Shadow, molesto.

Vieron a un Black Arms y no dudaron en usarlo para ir a otro lugar más corto, elevándolo al aire y golpeándolo antes de teletransportarse al lugar donde cayó. Su enemigo los siguió, alterando más cosas mientras intentaban llegar al portal que los sacaría de allí.

—Shirou, Shadow, su evolución ha sido impresionante —comentó satisfecho observándolos.

—Oh, rayo, lo último que quiero es que tú te sientas feliz por mí —dijo Shirou con pesar.

Al acercarse a la meta, mantuvieron el equilibrio y aumentaron la velocidad bajo los rieles, logrando llegar sanos y salvos. Activaron el boost y golpearon el ojo, obteniendo otro objeto.

—Han tenido grandes avances —comentó—. Todo marcha según lo planeado.

Sin tiempo para reflexionar, cruzaron el portal y el objeto se dirigió a la estructura flotante, que abrió más ojos y mostró más tentáculos de oscuridad. La estructura se resquebrajó mientras el nuevo lugar recuperaba su color, revelando Sunset Heights.

—Sunset Heights, no recuerdo haber estado en ese lugar —comentó Shadow mirando a Shirou, quien negó con la cabeza.

—Debe haber una explicación para esto. Algo está pasando. Estamos enfrentando enemigos del pasado, pero en mi caso, son enemigos que no conozco —explicó Shirou cruzando los brazos—. Gorgon, Sakura y esa servant... no las conozco, pero ellas a mí sí.

En ese momento, vieron a los Black Arms persiguiendo a dos niñas defendidas por varias mujeres. Sus ojos cambiaron a rojos y amarillos mientras corrían a ayudarlas.

Las niñas quedaron acorraladas, y Shirou y Shadow las rescataron, apareciendo con la sustancia negra en sus manos. Se teletransportaron, dando patadas ascendentes y golpeando repetidamente a los enemigos. Los Black Arms restantes se asustaron al ver sus miradas llenas de odio y fueron eliminados definitivamente. Al terminar, se dirigieron a las niñas.

—Oigan, ¿están bien? —preguntó Shirou preocupado.

Una de las niñas, al escuchar una voz conocida, volteó la mirada, viendo a un hermano de la infancia. Shirou se sorprendió al igual que Shadow al ver a una persona que nunca creyeron volver a ver.

—¡María! —dijeron sorprendidos.

Las niñas, al verlos, corrieron hacia ellos—. ¡Shirou! ¡Shadow! —abrazando a sus respectivos hermanos.

Ellos estaban confundidos, pero Shirou vio a las jóvenes y se quedó mudo, reconociendo a Sakura, Rin, Luvia y Caren, pero sobre todo a la persona que perdió ese día.

—Shirou, ¿te encuentras bien? —preguntó Angelica al ver la cara de su prometido.

—Angelica... —Shirou se soltó del abrazo de María y se acercó a Angelica, colocando su mano en la mejilla de ella—. Sigues hermosa desde el día que te perdí —dijo mientras soltaba lágrimas, cayendo de rodillas al recordarla.

Ella, confundida por las lágrimas de Shirou, lo acarició, agachándose y abrazándolo con amor y cariño.

—Ya, ya, Shirou, estoy aquí, estoy aquí —lo consoló mientras le sobaba la espalda.

—¿Por qué estás llorando, sempai? Es como si hubieras visto un muerto —preguntó Sakura, confundida.

Shirou levantó la cabeza sorprendido. ¿Acaso no recordaban que Angelica había muerto? ¿O vinieron del pasado donde ella aún vivía? Dejó de pensar en eso al ver a más personas acercándose.

—¡María! —gritaron preocupados dos ancianos, sorprendiendo a los dos—. Gracias, Shirou, Shadow —agradecieron.

—Doctor —respondieron ambos.

—Ha pasado un tiempo, hijo —dijo una mujer, haciendo que Shirou volteara para verla. Era su madre, a quien había fallado.

—Has crecido mucho, mi pequeño —dijo ella, colocando su mano en la mejilla de Shirou.

—Hola, madre —respondió con una sonrisa triste.

Shirou reconoció a otros, como su hermana Taiga, su maestro Waver con Gray, y otra persona conocida.

—Hola, Shirou. Me alegra que estés bien —saludó una persona, confundiendo a Shirou.

—Kiritsugu —dijo, confundido—. ¿Desde cuándo tenemos esa confianza para que me hablaras así?

Los que conocían a Shirou se sorprendieron, pero dos personas se quedaron en silencio y se miraron.

—¿No me recuerdas, Shirou? —preguntó Kiritsugu, sorprendido por la confusión de su hijo adoptivo.

—No. Lo único que recuerdo es que me entregaste al gobierno y a la Torre del Reloj para el proyecto Shadow, para salvar a tu hija —reveló Shirou, dejando en silencio a todos.

—¿Qué? —dijo estupefacto Kiritsugu—. ¿Quién te dijo esa mentira?

—Nadie. Es lo que recuerdo de mi infancia. Solo estaban el doctor, María, mi madre y Taiga en la nave espacial ARK —comentó Shirou, pero recordó a alguien—. Y mi tío.

—Doctor, ¿qué está pasando? ¿Por qué Shirou no me recuerda? —preguntó Kiritsugu con seriedad a Gerald, quien también estaba pensando.

—No lo sé. Quizás alguien haya alterado sus recuerdos, haciendo que te olvidara y lo que pasó contigo en el ARK.

—¿Qué está pasando? ¿Por qué dicen que mis recuerdos fueron alterados? —preguntó Shirou, serio y deseando saber qué le ocultaban.

Shadow, al comprender esa posibilidad, ató los cabos, pero no dijo nada. Sabía que no tenía derecho a revelarlo; alguien cercano a Shirou debería hacerlo.

Antes de que alguien pudiera responder, aparecieron explosiones y múltiples flechas se dirigieron hacia ellos. Shirou se puso delante y, junto con Shadow, atraparon las flechas y lanzaron rayos de energía para eliminarlas.

Rouge y Omega emergieron del humo, disparando hacia alguien en el polvo. Shirou, reforzando su vista, intentaba ver quién atacaba a su equipo, pero esquivó una flecha que iba directo a su cabeza.

—Vaya, y yo pensé que en esta misión no me encontraría con un Shirou Emiya. Qué sorpresa —dijo una voz, poniendo en guardia a Shirou al escuchar su nombre.

—¿Quién eres? —preguntó Shirou.

—Nada, solo soy un simple arquero y un limpiador —respondió, lanzando más flechas que Shirou esquivaba. Shirou hizo aparecer sus dos espadas, las combinó en un arco y disparó las espadas transformadas en flechas, sorprendiendo al atacante, quien continuó atacando.

Cuando el humo se despejó, se reveló un hombre de cabello blanco, piel bronceada y ojos acerados, vistiendo una armadura peculiar con una túnica roja. Este hombre invocó dos espadas, Kanshou y Bakuya, y atacó a Shirou, quien esquivaba los golpes mientras observaba las espadas.

—Muere de una vez, Shirou Emiya, junto con tus ideales cancerígenos —gritó el atacante mientras continuaba su ofensiva. Shirou se teletransportó detrás de él, sorprendiendo al enemigo.

—¿Emiya? ¿Te llamas Emiya? —dijo Shirou, viéndolo.

El atacante no respondió, permaneciendo en silencio, pero cerró los ojos y comenzó a recitar un aria mientras levantaba su mano.

I am the bone of my sword

Steel is my body and fire is my blood

I have created over a thousand blades

Unknown to death

Not known to life

Have withstood pain to create many weapons

Yet, those hands will never hold anything

So, as I pray,

Unlimited Blade Works

Al hacerlo, todos fueron llevados a un lugar desértico con múltiples espadas clavadas en el suelo como si fueran tumbas, y unos engranajes oxidados que se movían lentamente.

—Reality Marble —dijo Shirou, reconociendo el entorno.

—Así que conoces lo que es un Reality Marble. Bien, pero no te servirá de nada, porque este lugar —dijo, haciendo aparecer de nuevo sus armas favoritas— será tu tumba —añadió, mirándolo amenazadoramente.

—Shirou, su Reality Marble es igual... —empezó Rouge, pero fue interrumpida.

—A la mía, lo sé —comentó Shirou, señalándolo—, porque él soy yo. Él es el espíritu heroico Emiya. Pero algo no cuadra: eres yo, pero a la vez, no lo eres.

Al ser descubierto, Archer solo pudo sonreír sardónicamente mientras lo veía fijamente. Shirou permaneció en silencio, observándolo detenidamente, queriendo conocer su historia. Sus espadas hablaron por él, ayudándolo a comprender.

—Ya veo, fuiste traicionado por todos, ¿no? —comentó, dejando a su homólogo del futuro en silencio—. Tus espadas te delataron. Trataste de ser un héroe de justicia, pero tus camaradas, tus amigos y, sobre todo, tus ideales te traicionaron.

Molesto, Archer levantó su mano, haciendo levitar algunas espadas y apuntándolas hacia Shirou. Este solo suspiró e hizo aparecer otras espadas que chocaron con las de Archer, anulándose mutuamente.

Los demás, sorprendidos por la revelación, escuchaban atentamente. Las prometidas de Shirou, Rouge y Omega (a pesar de ser un robot), estaban impactados. Kiritsugu, Gerald y Shadow observaban con seriedad.

—Eres la personificación de un ideal autodestructivo, y tu Reality Marble lo representa —dijo Shirou, levantando su mano igual que Archer—. Si tú eres la personificación de un ideal autodestructivo, yo seré la personificación de un ideal de sueños y esperanzas.

Así, Shirou comenzó a recitar su aria para invocar su propio Reality Marble.

Soy el alma que desafía la sombra,

un eco forjado entre acero y caos.

Mi cuerpo es tormenta, mi sangre es ceniza,

un humano perfecto, nacido del límite.

He caminado donde el tiempo se quiebra,

siguiendo las huellas de un hombre que soñó.

Gerald, el sabio, con su pena infinita,

María, la luz que mi senda alumbró.

Mis espadas son ecos de mundos distantes,

mis pasos resuenan entre la eternidad.

En mis manos no hay duda, solo certeza,

en mi mente, un camino que nunca se irá.

Cierro los ojos y el cosmos despierta,

la materia obedece mi sola intención.

Niego la nada con fuego y acero,

pues mi voluntad es la única creación.

Este es mi destino, mi voto grabado,

un erial de armas donde el futuro es mío.

Si la sombra reclama su trono en el alba,

¡yo seré la lanza que quiebre su sino!

Unlimited Blade Works

Al hacer aparecer su Reality Marble, Shirou reveló un mundo completamente diferente al de su homólogo. En lugar de un desierto lúgubre y desolado, estaba lleno de vida, con espadas que simbolizaban esperanza. El propio mundo se reflejaba en este mármol de realidad.

—Pero, ¿qué...? —dijo Archer sorprendido al notar lo hermoso que era ese lugar.

—Te lo dije, Archer Emiya, yo personifico un ideal lleno de sueños y esperanzas. Pero no solo eso —dijo Shirou, agarrando una espada—, represento la fe y las esperanzas de María y el doctor por proteger las sonrisas de la humanidad. No puedo rendirme, no ante nadie, pero sobre todo —mirándolo fijamente—, no ante mí mismo, aunque eso signifique traicionarme en el proceso.

Los dos se atacaron mutuamente, sus Reality Marble reaccionando y enfrentándose como si fueran versiones opuestas de sí mismas, representando el alma de sus portadores.

Mientras combatían, una niña de cabello blanco, ojos rubíes y vestida con ropa de invierno morada entró junto con un pequeño animal.

—Listo, amiguito, deshazte de esto, ¿quieres? —pidió la chica.

—Fou fou —maulló el animal, haciendo crecer su cola y lanzándola hacia el mármol, destruyéndolos en el proceso.

Al ver cómo sus canicas de realidad eran destruidas, buscaron al responsable, encontrando a una niña de entre 10 y 13 años, sorprendiendo a uno que la conocía y desconcertando al otro.

—Un gusto en conocerlos. Mi nombre es Illyasviel von Einzbern. Un gusto en conocerte, hermanito —se presentó ella, guiñando un ojo y haciendo una pequeña reverencia.

—Illya —dijo una voz. Todos voltearon y vieron que era Kiritsugu.

—Hola, Kiritsugu. Veo que te divertiste con tu nueva familia mientras yo sufría —comentó ella, mirándolo con una cara sin emociones.

—¿Qué te sucedió, Illya? ¿Por qué estás así? Deberías tener una apariencia acorde a tu edad —preguntó él, preocupado.

—Eso es tu culpa, Kiritsugu. Desde que no ganaste la guerra del Santo Grial y me abandonaste, el abuelo experimentó en mi cuerpo para poder ser un contenedor del Santo Grial —dijo ella, mientras su padre estaba en shock por lo que había pasado su hija.

Ella miró directamente a Shirou, quien no prestaba atención a la riña familiar. Molesta, se indignó porque el reemplazo no prestaba atención a la original, a quien debía tener todo el afecto, amor y cariño de Kiritsugu.

—Un gusto en conocernos, hermanito. Soy tu hermana mayor, ¿podrías presentarte, por favor? —pidió ella a Shirou, que seguía concentrado en el pequeño animal que lo miraba feliz.

—Soy Shirou Emiya, entre comillas. No sé qué relación tengas con Kiritsugu, pero yo no tengo nada que ver. Ni siquiera convivió conmigo; solo aceptó que fuera parte del proyecto Shadow y listo —explicó, deseando que lo dejaran fuera de esa pelea de padre e hija.

—¿Me estás tomando el pelo? —replicó ella, molesta—. Kiritsugu sí estuvo en la colonia espacial ARK. Te acompañó y murió por GUN, así que no me digas que no estuvo para ti —empezó a llorar—. Murió protegiéndote de esa organización y salvándote la vida. ¿Pero qué hay de mí, su hija? Me dejó sola y desprotegida. No impidió que me arrebataran todo, incluso mi propia vida. ¿Por qué tú puedes disfrutar de la vida mientras yo tengo que sufrir?

Shirou, sorprendido por sus palabras, vio cómo ella arrojaba un periódico que él atrapó. Al leerlo, vio que en los fallecidos del ataque estaban María y Kiritsugu, haciendo verídico lo que ella dijo.

—¿Pero cómo es posible? Si mis recuerdos no lo incluyen —dijo, mirando al doctor—. Profesor, ¿qué está pasando? ¿Por qué mis memorias no recuerdan a Kiritsugu?

Gerald buscó una respuesta, pero no encontraba nada adecuado para decirle.

—Shirou, creo que es hora de decirte la verdad —intervino Taiga, mirándolo seriamente.

—¿Qué quieres decir, Taiga? ¿Qué verdad? —preguntó él.

—Kiritsugu sí estuvo contigo en la colonia espacial ARK. Te salvó en el fuego de Fuyuki y murió cuando G.U.N atacó. No lo recuerdas porque se te alteraron los recuerdos a petición de él —reveló Waver, considerando que no había más remedio que decir la verdad.

—¿Qué? ¿Quién fue el que me cambió mis recuerdos? No tenían derecho a hacerlo —se acercó a ellos, exigiendo saber quién fue el responsable.

—El responsable fue el mismo doctor Gerald. Te cambió los recuerdos para que olvidaras a Kiritsugu, todo a petición de él mismo.

Shirou, en silencio, no podía creer que el mismo doctor que estuvo con él hubiera modificado sus recuerdos. Vio cómo Gerald bajaba la cabeza y María se tapaba la boca con las manos al escuchar la revelación. Shirou bajó la cabeza, sintiéndose traicionado. Todo lo que creía era falso. Su promesa con María, su propósito, su ideal, también eran una mentira. ¿Acaso sus experiencias también lo eran?

Sus ojos se volvieron amarillos mientras una energía roja comenzaba a emanar de su cuerpo.

—Shirou, cálmate. Estás dejando que tu sangre de Black Arms tome control de ti —dijo Gerald, preocupado—. Conozco esos ojos perfectamente; son iguales a los de esos monstruos.

Shirou no estaba escuchando. Estaba molesto, furioso, y no quería oír a nadie, pero sintió cómo alguien tomaba su mano: María y su madre, quienes lo abrazaron, dándole su cariño. Shirou suspiró, se relajó y vio al animal.

—Si una bestia de Gaia ha venido hasta aquí, la situación es demasiado grave, y más si también Alaya está involucrado —dijo, mirando a alguien—. ¿No es así, Counter Guardian Emiya?

—Así es, Alaya me mandó aquí porque vio una alteración del tiempo. La humanidad fue llevada a un espacio en blanco, donde no hay nada, solo parte de la historia. Me mandaron para eliminar a los responsables —explicó Emiya su misión.

—¿Y tú, pequeñín, por qué viniste aquí? —preguntó amablemente al animal.

—Fou, fou, fou —maulló el animal, mirándolo tiernamente.

—Ya veo, así que Black Doom no trabaja solo y está conectado con mi madre, la raíz, ¿no? —preguntó, siendo asentido por el animal.

—¿Pero quién es esa persona que ha hecho que las dos voluntades manden a sus mejores campeones a este lugar?

—Esa persona soy yo, Shirou-kun —dijo una voz. Todos miraron al cielo y vieron a una joven de cabello rubio claro y ojos azules. Tenía características justas debido a su ascendencia inglesa y vestía un vestido verde abotonado.

—¿Tú eres...? —dijo Shirou, pero luego se agarró la cabeza mientras más visiones y recuerdos perdidos inundaban su mente.

Recordaba a Kiritsugu, a esa niña salvándola de un robot. Las visiones lo llevaron a lugares desconocidos, mostrando cómo ella lo manipulaba, eliminaba a sus seres queridos y cómo, junto a ella, veía el mundo arder y creaban uno nuevo con el Santo Grial.

Al salir de sus visiones, Shirou respiraba agitadamente al comprender el origen de sus visiones.

—Yo no tengo clarividencia. La raíz me estaba advirtiendo de algo... o de alguien —dijo, mirándola—. Me estaba advirtiendo de ti.

Ella solo pudo sonreír mientras tapaba sus risas con una mano. Sus ojos, llenos de amor, ocultaban un rastro de locura.

—No sé a qué te refieres, Shirou-kun. Solo soy una persona que te ama mucho y haría todo por ti —levantó las manos, feliz—. Mira lo que hice por ti. Aproveché la anomalía que ese monstruo trajo y traje a tus seres queridos, aquellos que perdiste. ¿No es fantástico?

—¿Quién eres y trabajas para Black Doom? —preguntó Shadow, serio, mirándola.

—Oh, perdón por no presentarme. Mi nombre es Manaka Sajyou —se presentó, tomando los bordes de su vestido y haciendo una reverencia—. Pero esta apariencia no es adecuada para mi Shirou-kun, por eso... —cerró los ojos y cambió su apariencia a una más adulta—. Ahora sí está mejor. ¿No te sientes atraído por mí, mi Shirou?

—Deja de tonterías. ¿Por qué nos trajiste a este lugar? —gritó Rouge a la chica, quien la miró con molestia y convocó varios tentáculos y dos cabezas de su bestia para atacarla.

Al ver el ataque, todos agarraron sus armas. Rouge tomó sus pistolas y comenzó a disparar a las cabezas, seguida por Omega con sus armas. Archer invocó su arco y disparó también.

—Ustedes son una molestia para mi reencuentro con mi Shirou-kun y yo —dijo Manaka, mirándolos con ojos asesinos, pero luego suspiró—. Es una pena que no podamos hablar cómodamente, mi amado, pero sé que te llamaré la atención.

—¿Qué cosa? —preguntó Shirou.

—Puedo revelarte por fin lo que sucedió en el ARK y algunas cosas de tu pasado, pero para eso jugaremos un juego, ¿te parece? —dijo ella, moviéndose de un lado a otro mientras lo miraba.

—¿Un juego? —repitió él—. ¿Y qué pasa si no quiero jugar?

—Bueno, entonces nunca sabrás la verdad sobre por qué fuiste escogido, cómo Black Doom está vivo de nuevo, o tal vez... —sonrió misteriosamente—. Nunca sepas lo que en verdad eres.

—Acepto. ¿Cuál es ese juego que tengo que jugar? —aceptó sin más, sorprendiendo a sus conocidos y a Shadow.

—Bueno, ya tienen las llaves para enfrentar al jefe final. El juego es simple: debes derrotarlo y yo te mostraré algunas cosas de tu pasado que no pudiste recuperar de la raíz —dijo ella, levitando y apareciendo un portal rojo—. Buena suerte, Shirou-kun. Te estaré esperando —le lanzó un beso y se retiró.

Ellos quedaron en silencio, pero el animal aprovechó para darle algo que su madre quería que él poseyera. Lanzó una esfera verde hacia Shirou, que al introducirse en él, comenzó a transformarse.

Shirou se retorcía de dolor mientras su cuerpo cambiaba. Su cabello creció abruptamente, su piel adquirió tonalidades verdes y su rostro se transformó, con dos mechones de cabello colgando.

—¡AHHHHHHHHH! —rugió Shirou mientras completaba la transformación y todos lo observaban.

~Modo Beast de Gaia~

—¡Shirou! —gritó Angelica, corriendo hacia él para ver qué le había pasado a su prometido.

Él la vio e iba a atacarla con sus garras, pero al ver su rostro, su conciencia no lo permitió. Volvió a retorcerse, agarrándose la cabeza y logrando tomar el control, regresando a su estado normal.

—¿Qué fue eso? —preguntó, exhausto, siendo apoyado por Angelica que lo sostenía para que no cayera.

—Gaia parece haber hecho un contrato contigo, dándote un nuevo poder para eliminar esa amenaza —dijo Archer, viendo al animal que gruñía pero asintió de mala manera.

—Gracias, pero la próxima vez avísenme que será doloroso para estar preparado —dijo, adolorido por todo su cuerpo.

Se sentó en el suelo para recuperarse de sus heridas, pero vio un resplandor dorado que curaba sus heridas, sorprendiéndolo. Cerró los ojos para ver qué lo causaba y vio que era Avalon, confundido, pero comprendió al ver a Gray. Ella era descendiente de Morgan le Fay, hermana del rey de Gran Bretaña, así que no le parecía descabellado que pudiera activar Avalon.

Al recuperarse, hizo crujir sus huesos debido a la carga física que la transformación le había causado.

—Bueno, es hora de ir por el siguiente jefe. Omega, ¿puedes decirme quién es, ya que estuvieron investigando? —preguntó.

—Análisis dado: es un enemigo que enfrentamos anteriormente y que nos costó demasiado vencer, pero no pude sacar más información ya que fuimos atacados por su doppelgänger, Shirou —explicó Omega.

—Yo lo diré —dijo Archer, captando el interés de Shirou y Shadow—. Cuando fui enviado aquí, me llevó a un lugar con varias cosas tecnológicas, y allí estaban dos dragones de metal. Me enfrenté a ellos, pero eran difíciles porque detenían el tiempo. Incluso usando mi Reality Marble, no fue suficiente; tienen una gran resistencia.

—Oh no, ya sé quién es esa persona de la que hablas —dijo Shirou, preocupado, mientras Shadow suspiraba.

—Dijeron que se llamaban la forma de vida definitiva y el humano perfecto, y sus nombres eran Metal Overlord —reveló Archer.

—¡Mierda! —gritó Shirou al cielo, al saber quién era su enemigo.

Mientras tanto, en otro lugar, Manaka observaba a alguien en la oscuridad, con sus ojos rojos brillando.

—¿No es emocionante? Te enfrentarás de nuevo a Shirou. Las dos creaciones de Gerald Robotnik en una batalla decisiva. La creación contra la destrucción, ¿quién será el vencedor? —dijo ella con una sonrisa, mientras se escuchaban pasos metálicos acercándose.

—Esta vez, la destrucción prevalecerá. Demostraré que soy la mejor creación del doctor. Ni mi hermano ni un erizo podrán detenerme —respondió la figura en la oscuridad.

—Haz tu mejor esfuerzo —pidió ella, juntando sus manos con una sonrisa—. Quiero que Shirou reciba una gran bienvenida en este juego.

—Claro, recibirá una bienvenida que jamás olvidará. Prepárate, Shirou. Yo, tu hermano, pelearé de nuevo contra ti. La creación no podrá vencer a la destrucción. Yo soy el humano perfecto, la verdadera obra maestra del doctor. Yo soy Metal Overlord —dijo, mostrando su rostro al salir de la oscuridad.