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Realeza, Pureza, Guerra: El Escudo, La Lanza y La Jinete.

AngelDRomero
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Synopsis
Aias, un simple asesor del reino de Civitas, se encuentra atrapado en el juego del poder, la guerra, la pureza de los resultados y la realeza. Con un intelecto afilado y una autoridad conceptual sobre el concepto de Rey, se ha convertido en la mano derecha del anciano rey Talemonio. Junto a Paris, la despiadada hija del rey, y Tecmes, la estratégica maestra de la pureza, conforman un tridente imparable que ha llevado al reino a la cima de la innovación militar y geopolítica. Sin embargo, entre matrimonios forzados, masacres necesarias y la amenaza constante de traiciones, Aias deberá equilibrar sus ambiciones con su moralidad en un mundo donde la línea entre héroe y villano es casi inexistente.
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Chapter 1 - Capítulo 1: A. Alteza.

'Debería entregarle estos honorarios al rey, la última vez que el ojete los recibió tarde me descontó 10 monedas.' Con ese pensamiento Aias se movió. Su largo cabello ébano caía en cascadas por su espalda mientras sus zapatos golpeaban con el mármol de los pasillos de aquel opulento palacio en el cual es asesor. Los sirvientes lo vieron con reverencia, mientras que sus hermanos del ejército le observaron con respeto.

"Llegas tarde", llegó la voz del vejete y canoso rey, mismo al que nadie se atrevía a decir que sus cabellos pintados de cobre ya no servían para ocultar su deteriorada falta de melanina.

"Lo sé, lo sé, me ocupe. Aparte, no puedes culparme del todo, estaba distraído arreglando el fiasco que hiciste con tus cuentas, copo de nieve", esto vino con una sonrisa socarrona de Aias solo atrajo el suspiro de su rey.

Mismo gobernante que si no fuese por lo útil que era, junto a la larga historia compartida, le hubiese mandado a poner una multa por tal insubordinación. Así que, con un suspiro marchito, este dijo:

"Déjate de tonterías, ¿Qué traes de nuevo?"

"Pues, me compré estos zapatos ayer. No espere que usted se diese cuenta, fue idea de Paris", expresó inocentemente el joven de ojos cacao.

Eso lo mató para el hombre mayor. Con su mandíbula apretada simplemente uso su poder, su autoridad conceptual sobre la gravedad, para azotar al chico varias veces sobre el suelo. Lamentablemente el suelo sufrió más daño que Aias, por lo que este último con un chasquido extrajo el poder del ambiente para reparar el hermoso mármol cuarteado.

"Eso no fue muy estoico de su parte, su majestad", dijo arreglando su túnica que se empolvó un poco.

"Y vas a saber qué tan estoico soy en el momento en que sigas jugando tus mierdas, mocoso pedante." Si no fuera por su vejez era claro para los guardes de la sala que el anciano se lanzaría a la yugular de su mejor asesor.

"Es todo un alago que usted me llame pedante, después de todo, ¿Quién soy yo para negar lo que soy?"

"5, 4, 3." No pudo terminar de contar cuando Aias por fin se puso serio y empezó a explicar todo lo que tenía puntuar y por la cara del vejestorio, fue claro que este simplemente quería ya ceder su trono.

"Así que tenemos a mi querida Paris cometiendo un asesinato en masa a una aldea completa que se negó a rendirse, misma razón por lo que las ciudades estado circundantes se rindieron", reflexionó Talemonio con un suspiro, solo para ver a Aias a los ojos y seguir: "Y tu, literalmente tomaste el poder de estas y ganaste el corazón de la población mayoritaria al abolir la esclavitud de esos y hacerlos ciudadanos del reino. Eres un bárbaro." Talemonio quiso que Jeshua, el dios de la muerte, por fin lo reclamara, así que solo pudo suspirar con pesar.

"Gracias por el cumplido, su majestad", dijo Aias con una sonrisa de satisfacción.

Talemonio sólo puso los ojos en blanco ante la reacción de su querido y odiado asesor. Aún así, este simplemente se quedó observando el mapa desplegado frente a él. Desde que Aias, Paris y Tecmes se unieron al ejército, fueron los pioneros detrás de las mayores innovaciones militares y geopolíticas. Le hirió el orgullo, pero supo tragárselo y fue solamente porque su querida hija era parte de este tridente que surcaba cielo, mar y tierra.

"Aias, ¿Qué piensas de un casamiento múltiple?", el tono del Rey fue frío, pero acompañado de su característico cansancio.

"¿Y con quién sería este matrimonio? ¿Usted aún recuerda que no soy más que alguien de sangre plebeya, no?", expresó Aias mientras bajaba la cabeza, aunque todos notaron la falsedad del gesto, más que nada por la enorme sonrisa malevolente que no se dignó a ocultar.

"No te hagas el humilde. Tu nivel de humildad es igual a mi nivel de pobreza, ósea, nula", antes de que el joven replicase, Talemonio siguió su discurso: "Puede que seas un pedante, insoportable y un gran hijo de puta capaz de sacarme de mis casillas a mí, a casi toda la corta real y la corte social. Pero en última instancia, llevas el título de mi asesor y sobre todo la autoridad sobre el concepto de Rey, así que escúchame", este tomó un respiro mientras tragaba saliva. "Te casarás con mi hija Paris y con Tecmes, para ocultar ya sabes que. Y si tienes suerte, harán un lindo trío amoroso, si no, solo servirás como donante de esperma". Al final reforzó su punto haciendo que su autoridad se presentase, con eso obligando a todos a arrodillarse. Menos a Aias que seguía sonriendo y con esa misma sonrisa descarada, hizo una reverencia.

"Si así lo desea mi rey, así será". Por otro lado, Aias era un caos dentro de su mente: '¡La puta madre!, ahora me veo envuelto con una perra fría y una loca amante de la vulva. Pero bueno, esto me gano por ser tan perfecto', estos y más pensamientos recorrieron la mente de Aias mientras hacía otras reverencia antes de alejarse a la salida. Pero no antes sin decir un último comentario:

"Oh, y por favor, cuídese a eso de las 3 pm y 6 pm. Es muy posible que haya un intento de asesinato en su contra". Esto fue falso, claro que sí, pero Aias se quería vengar del viejo decrépito y nada mejor que tenerlo alerta todo el día. Con eso por fin dejó la sala del trono.

Esa misma noche Aias no pudo dormir debido a que el rey envió su venganza personal: sus hijos más pequeños. Mismos que se la pasaron revoloteando en su casa, al final este terminó enseñándoles como se arma y desarma un pulsar sónico, lo equivalente a un francotirador en este mundo. El cual fue creado por Paris hace 2 años.'Debería entregarle estos honorarios al rey, la última vez que el ojete los recibió tarde me descontó 10 monedas.' Con ese pensamiento Aias se movió. Su largo cabello ébano caía en cascadas por su espalda mientras sus zapatos golpeaban con el mármol de los pasillos de aquel opulento palacio en el cual es asesor. Los sirvientes lo vieron con reverencia, mientras que sus hermanos del ejército le observaron con respeto.

"Llegas tarde", llegó la voz del vejete y canoso rey, mismo al que nadie se atrevía a decir que sus cabellos pintados de cobre ya no servían para ocultar su deteriorada falta de melanina.

"Lo sé, lo sé, me ocupe. Aparte, no puedes culparme del todo, estaba distraído arreglando el fiasco que hiciste con tus cuentas, copo de nieve", esto vino con una sonrisa socarrona de Aias solo atrajo el suspiro de su rey.

Mismo gobernante que si no fuese por lo útil que era, junto a la larga historia compartida, le hubiese mandado a poner una multa por tal insubordinación. Así que, con un suspiro marchito, este dijo:

"Déjate de tonterías, ¿Qué traes de nuevo?"

"Pues, me compré estos zapatos ayer. No espere que usted se diese cuenta, fue idea de Paris", expresó inocentemente el joven de ojos cacao.

Eso lo mató para el hombre mayor. Con su mandíbula apretada simplemente uso su poder, su autoridad conceptual sobre la gravedad, para azotar al chico varias veces sobre el suelo. Lamentablemente el suelo sufrió más daño que Aias, por lo que este último con un chasquido extrajo el poder del ambiente para reparar el hermoso mármol cuarteado.

"Eso no fue muy estoico de su parte, su majestad", dijo arreglando su túnica que se empolvó un poco.

"Y vas a saber qué tan estoico soy en el momento en que sigas jugando tus mierdas, mocoso pedante." Si no fuera por su vejez era claro para los guardes de la sala que el anciano se lanzaría a la yugular de su mejor asesor.

"Es todo un alago que usted me llame pedante, después de todo, ¿Quién soy yo para negar lo que soy?"

"5, 4, 3." No pudo terminar de contar cuando Aias por fin se puso serio y empezó a explicar todo lo que tenía puntuar y por la cara del vejestorio, fue claro que este simplemente quería ya ceder su trono.

"Así que tenemos a mi querida Paris cometiendo un asesinato en masa a una aldea completa que se negó a rendirse, misma razón por lo que las ciudades estado circundantes se rindieron", reflexionó Talemonio con un suspiro, solo para ver a Aias a los ojos y seguir: "Y tu, literalmente tomaste el poder de estas y ganaste el corazón de la población mayoritaria al abolir la esclavitud de esos y hacerlos ciudadanos del reino. Eres un bárbaro." Talemonio quiso que Jeshua, el dios de la muerte, por fin lo reclamara, así que solo pudo suspirar con pesar.

"Gracias por el cumplido, su majestad", dijo Aias con una sonrisa de satisfacción.

Talemonio sólo puso los ojos en blanco ante la reacción de su querido y odiado asesor. Aún así, este simplemente se quedó observando el mapa desplegado frente a él. Desde que Aias, Paris y Tecmes se unieron al ejército, fueron los pioneros detrás de las mayores innovaciones militares y geopolíticas. Le hirió el orgullo, pero supo tragárselo y fue solamente porque su querida hija era parte de este tridente que surcaba cielo, mar y tierra.

"Aias, ¿Qué piensas de un casamiento múltiple?", el tono del Rey fue frío, pero acompañado de su característico cansancio.

"¿Y con quién sería este matrimonio? ¿Usted aún recuerda que no soy más que alguien de sangre plebeya, no?", expresó Aias mientras bajaba la cabeza, aunque todos notaron la falsedad del gesto, más que nada por la enorme sonrisa malevolente que no se dignó a ocultar.

"No te hagas el humilde. Tu nivel de humildad es igual a mi nivel de pobreza, ósea, nula", antes de que el joven replicase, Talemonio siguió su discurso: "Puede que seas un pedante, insoportable y un gran hijo de puta capaz de sacarme de mis casillas a mí, a casi toda la corta real y la corte social. Pero en última instancia, llevas el título de mi asesor y sobre todo la autoridad sobre el concepto de Rey, así que escúchame", este tomó un respiro mientras tragaba saliva. "Te casarás con mi hija Paris y con Tecmes, para ocultar ya sabes que. Y si tienes suerte, harán un lindo trío amoroso, si no, solo servirás como donante de esperma". Al final reforzó su punto haciendo que su autoridad se presentase, con eso obligando a todos a arrodillarse. Menos a Aias que seguía sonriendo y con esa misma sonrisa descarada, hizo una reverencia.

"Si así lo desea mi rey, así será". Por otro lado, Aias era un caos dentro de su mente: '¡La puta madre!, ahora me veo envuelto con una perra fría y una loca amante de la vulva. Pero bueno, esto me gano por ser tan perfecto', estos y más pensamientos recorrieron la mente de Aias mientras hacía otras reverencia antes de alejarse a la salida. Pero no antes sin decir un último comentario:

"Oh, y por favor, cuídese a eso de las 3 pm y 6 pm. Es muy posible que haya un intento de asesinato en su contra". Esto fue falso, claro que sí, pero Aias se quería vengar del viejo decrépito y nada mejor que tenerlo alerta todo el día. Con eso por fin dejó la sala del trono.

Esa misma noche Aias no pudo dormir debido a que el rey envió su venganza personal: sus hijos más pequeños. Mismos que se la pasaron revoloteando en su casa, al final este terminó enseñándoles como se arma y desarma un pulsar sónico, lo equivalente a un francotirador en este mundo. El cual fue creado por Paris hace 2 años.