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Traiciones que duelen

Michelle_Camperos
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Synopsis
Una vez entras en la mafia, la única salida es la muerte, o veinte a treinta años de prisión. Y yo quería una de esas salidas para Riam Black. Yo, que fui su mano derecha y casi me convertía en su dama. No me juzgues, tuve mis razones. Porque como dice el dicho: No hay nada peor que una mujer herida, y Riam me hirió mucho. Me juró el cielo y las estrellas, y hasta el puto mundo a mis pies. Pero, la noche antes de mi boda me traicionó. Y mientras él me esperaba en el altar, yo lo traicione a él.
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Chapter 1 - Introducción

Reyne Savaneva.

Corro con todo lo que puedo con el estúpido vestido de novia, mientras la policía me persigue, era ridículo lo que estaba haciendo, claro que me iban a atrapar, más si me encontraba corriendo hacia un callejón sin salida.

Las luces y el sonido de las patrullas cada vez se hacen más cerca hasta que escuche:

—Ponga las manos detrás de su cabeza y dese la vuelta lentamente -una sonrisa llena mi rostro, antes de voltearme.

Estaba rodeada por cinco patrullas y tengo a 10 personas apuntándome.

Me miraban con una expresión tensa en su rostro, sabían que Riam podía matarlos por ponerme las manos encima.

-—Esto es absurdo, ¿Todo lo sabemos, verdad? Van a tomarse más tiempo atrapándome que yo estando en prisión, Riam explorará todas las cárceles de este país para rescatarme

—Tiene el derecho a guardar silencio. Cualquier cosa que diga puede y será usada en su contra en un tribunal de justicia. Tiene el derecho de hablar con un abogado, si no puede pagar un abogado, se le asignará uno pagado por el gobierno —se acerca una mujer para ponerme las esposas y luego la oficial se acerca para susurrar—. Pero no creo que necesite un abogado asignado por el gobierno, ¿O si? Señora Reyne Black.

—Suena bonito, ¿Cierto? Justo hora estaría siendo la esposa del mafioso más grande de Italia si no fuera por ustedes.

Ella sonríe con arrogancia, me aguanto las ganas de rodar los ojos, la mujer me arrastra a la patrulla antes de hablar por el radio.

—Necesito refuerzos, capturamos a un pez gordo —le dicen algo que la hace reír, me da una mirada y continua hablando—. También necesito que se comuniquen con el coronel Smirnov, no, no. ¡Axel, maldita sea! Dile que atrapamos a Reyne Savaneva.

No, no me atraparon. Yo me dejé atrapar