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Mientras Dante luchaba en el pueblo, en la prisión ocurrió algo inesperado.
Un grupo de supervivientes, 5 personas en total, con una de ellas gravemente herida, irrumpió en la prisión. Habían roto la reja que anteriormente había sido reparada en el lado destruido de la prisión, en un desesperado intento de escapar de una horda de caminantes.
Entre ellos, los caminantes rápidos eran una amenaza constante, y llevar a alguien herido en esa situación era casi una sentencia de muerte. Aun así, lograron entrar en la prisión, pero no hubo tiempo para cerrar la reja. Los caminantes los seguían de cerca, y apenas lograron trancar una de las puertas por la que entraron, dejando a los muertos vivientes al otro lado, pero no por mucho tiempo.
En la prisión, los que se habían quedado eran Hershel, Patricia, Beth, Carol, Carl, Sophia, Judith, y los recién llegados Axel y Oscar, quienes aún no eran completamente parte del grupo. Carol cuidaba de Judith con la ayuda de Sophia y Beth, mientras Hershel, acompañado de Patricia, quería salir al patio para estirar un poco la pierna. Oscar, en un intento por demostrar su valía y ganarse la confianza del grupo, los acompañó para protegerlos en caso de que algo sucediera. Se suponía el lugar era seguro y libre de caminantes , pero la intención estaba ahí y era real. Axel, por su parte, se quedó dentro, con una intención similar.
Carl, siempre alerta aún cuando todo parecía tranquilo ,como le había enseñado Dante, caminaba por los pasillos de la prisión con su pistola en mano. Aunque se suponía la prisión era segura, no bajó la guardia. Quería revisar algunas habitaciones en caso de encontrar algo que al resto se les pudo haber pasado por alto.
De repente, escuchó unos ruidos lejanos. Al principio, pensó que podría ser su imaginación, pero luego las voces se hicieron más claras: gritos de desesperación. Con cuidado, se acercó hacia el origen del sonido, su pistola apuntando hacia adelante, listo para enfrentarse a lo que fuera.
Al abrir una puerta abruptamente, se encontró con un grupo de 5 personas, una de ellas parecía haber sido mordía y estaba herida. Estaban forcejeando para trancar la puerta que los separaba de los caminantes que los perseguían. Carl no lo pensó dos veces y corrió a ayudarlos, buscando algo resistente para reforzar la puerta. Los supervivientes se sorprendieron al ver a un niño como él ayudándolos en medio de esa situación caótica.
"No hay tiempo", gritó Carl, mientras los adultos algo impotentes de que un niño los salvará ,lo seguían, trancando puertas tras ellos para ganar algo de tiempo. Una vez que llegaron a una zona más segura, entraron en una sala donde Axel los recibió con sorpresa. Carol y Beth no tardaron en llegar, mientras Sophia se quedó cuidando de Judith.
Carl intentó explicar la situación: "Estaban en apuros. No podía dejarlos morir". Pero Carol y Beth le advirtieron que había sido peligroso traer a desconocidos, especialmente porque ahora los caminantes habían entrado de nuevo en la prisión. Sin embargo, el daño ya estaba hecho. Carl, con su espíritu decidido, no podía permitir que esas personas murieran ante sus ojos.
Mientras tanto, Carl notó que Hershel, Patricia y Oscar no habían regresado. Temiendo lo peor, decidió ir a buscarlos. Le entregó la llave de las habitaciones a Carol, cerrando con llave la puerta que conectaba con la sala para asegurar que Judith, Sophia y las demás estuvieran a salvo. Carol y Beth intentaron detenerlo, pero Carl, terco como su padre, no cedió. Se sentía responsable, especialmente ahora que su padre y Dante no estaban.
Axel se unió a Carl,temeroso pero decidido a ayudar. Los nuevos supervivientes, un hombre grande llamado Tyreese y su hermana Sasha, también se ofrecieron para acompañarlos. El otro hombre, junto con su hijo, decidieron quedarse con la mujer herida, que parecía ser su esposa. Tyreese no podía permitir que Carl se fuera solo, y Sasha estaba decidida a devolver el favor por haberlos salvado.
Mientras avanzaban por los pasillos, se encontraron con un pequeño grupo caminantes. Se estaban empezado a colar , pero con valentía y determinación, lograron eliminarlos, pero la situación se veía cada vez peor. Carl comenzó a asustarse. Era solo un niño, y aunque había aprendido a defenderse, esto era demasiado. "Desearía que mi padre o Dante estuvieran aquí", pensó, pero no podía darse el lujo de flaquear ahora.
Cuando llegaron al patio, encontraron a Hershel y Patricia luchando por sus vidas. Hershel, con su pierna amputada, apenas podía moverse, mientras Patricia, aunque inexperta, luchaba con todo lo que tenía por su vida. Oscar también estaba allí, luchando contra los caminantes, pero estaban siendo superados. Carl y los demás no tardaron en intervenir, ayudando a eliminar a los caminantes que los rodeaban.
Sin embargo, la situación se complicó cuando Hershel, intentando escapar, fue alcanzado por dos caminantes rápidos. Patricia se interpuso, logrando matar a uno, pero el otro la atacó sin piedad. Hershel quedó en shock, pero las últimas palabras de Patricia lo sacaron de su estupor: "Debes vivir". Hershel, el médico del grupo, se sentía como una carga, un viejo inútil en un mundo que no perdonaba a los débiles. Con lágrimas en los ojos, decidió cumplir con su último deseo , con el dolor perforando su corazón ,siguió escapando, usando sus muletas y su única pierna, mientras Oscar cubría la retaguardia.
Pero Oscar no pudo resistir por mucho tiempo. Los caminantes lo alcanzaron, y cayó, devorado por los muertos vivientes. Carl, abrumado por la situación, no podía evitar sentirse responsable. "¿Cómo le explicaré esto a mi padre? ¿A Dante? ¿A Daryl?", pensó, mientras corría hacia el pabellón con los demás. Era injusto que un niño tuviera que vivir esto, pero no había tiempo para lamentarse. La prisión estaba siendo invadida, y tenían que sobrevivir.
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