El destino puede cambiar en un instante. Un disparo, una traición, una redada inesperada. Para algunos, la vida es una línea recta, predecible y segura. Para otros, es un juego de sombras, donde la fortuna y el peligro se entrelazan sin aviso.
Marina lo aprendió desde pequeña. Con apenas 22 años, es una mujer que no pasa desapercibida: piel canela, ojos color miel y un cabello negro y largo que enmarca su rostro con elegancia. Su estatura alta y su cuerpo delgado, esculpido por el gimnasio, resaltan con cada paso que da. A donde va, las miradas la siguen, pero pocas personas saben realmente quién es.
Hace un año, la vida que conocía quedó atrás. La redada en su casa del Poblado, en Medellín, fue el aviso de que todo estaba a punto de derrumbarse. Su padre, un hombre que supo moverse en las sombras, tomó la única decisión posible: huir. Con un grupo de sus hombres, se instaló en Miami, donde los lujos no faltan, pero la incertidumbre es constante.
Aquí, Marina intenta construir una vida normal. Va a la universidad, disfruta de la vida nocturna, finge que todo está bien. Pero en el fondo sabe que su apellido es una carga, que la sombra de su padre nunca la dejará en paz. Y lo peor de todo es que él cree ser un fantasma, intocable ante los gringos.
Pero en este mundo, nadie se esconde para siempre.
A todo marrano le llega su Nochebuena. La pregunta es: ¿cuándo llegará la suya?