Todo el entrenamiento estaba siendo visto desde la distancia por los Cíclopes y Hecatónquiros. Quienes, por orden de Aidoneus, debían intervenir e instruir a los hermanos pequeños en alguna carencia cuando fuera necesario, al ser los de mayor experiencia y ya haber estado en una guerra anteriormente, era algo que podían hacer.
Arges fue el primero en intervenir en la misión que se les había encomendado, se acercó a Deméter y Hera –Ladys…– llamó.
Hera miró con curiosidad. Deméter con furia silenciosa.
–Sus movimientos están siendo muy predecibles… se están dejando guiar por sus emociones, no le demuestren a su rival sus intenciones– aconsejó, dejó que procesaran lo que dijo, notó que la castaña iba a renegar, así que volvió a hablar –, sé que no es mi derecho decirles esto, y sé que saben que la furia las hace fuertes, pero también predecible, en muchos momentos pudieron haber recibido heridas graves por no medir las consecuencias. Si no pasaron fue porque están luchando una contra la otra, pero los titanes irán en serio, y pueden pasarla realmente mal–.
–¿Y como suprimimos eso?– preguntó Hera.
–Y no me vengas a decir algo como que olvide mi furia contra esos bastardos, los voy a matar aunque sea lo ultimo que haga– gruñó Deméter.
–Solo usen esa furia y llévenlo al camino correcto, en ves de dejarse controlar por el, contrólenlo. Deméter… escucha tu alrededor… te dará la suficiente información para atacar y defenderte, enfurécete si quieres, pero escucha tu alrededor y no pierdas el foco, para algo tienes ese collar, Hera… lo haces bien, pero piensas demasiado las cosas, déjate llevar por la corriente también, empieza a fluir. Las dos pueden ayudarse mutuamente, las carencias de una son las fuerzas de la otra–.
Las dos se miraron en silencio, no sabían que pensar… así que solo pudieron asentir lentamente y se prepararon para lanzarse de nuevo la una con la otra con eso en mente.
Las lecciones fueron pasando y pasando, algunos concejos cayeron en oídos sordos, otros recibieron gruñidos molestos, encogimientos de hombros, y demás reacciones negativas, aun así ninguno de los hijos de Gaia se molesto, solo estaban haciendo lo que su rey les había encomendado.
Aidoneus había estado todo el rato luchando contra Zeus, en algún momento se unió Poseidón, luego Aphrodita, y así se fueron uniendo mas y mas, hasta que terminó siendo un todos contra todos.
–¡¡Hey!!– susurró fríamente Hécate.
A pesar de solo ser eso, un susurro… todos la escucharon, es como si simplemente la información fuera sido transmitida a sus cabezas.
–Bájenle a la destrucción, estoy tratando de fortalecer el domo, si pierdo la concentración se caerá a pedazos–.
El silencio reinó en el lugar.
–Bien…– suspiró Aidoneus – creo que podemos dejarlo aquí por hoy, necesitamos un descanso–.
Todos asintieron con cansancio, estaban de acuerdo en ello.
–¿Porque?– gruñó Zeus –, Ya no necesitamos escondernos, con estas armas somos imparables, vamos ahora y quitémosle todo el poder a Crono– levantó el puño, frunció el ceño al notar que al parecer era el único que pensaba eso.
–Zeus entiende, todavía no estamos al nivel de Crono, además de su lado tienen el poder de las premoniciones, si se enteran de nuestros nuevos poderes y fortalezas de nada habrá servido obtenerlas– explicó Aidoneus –, nuestros enemigos son seres formidables, si siguen en el poder es por algo–.
–Eres un débil y un cobarde– gruñó –, todo ese poder y sigues con ese maldito miedo, ¿En serio tu eres nuestro hermano mayor?– se burló –, Que patético–.
Aidoneus frunció el ceño, detuvo a Hestia y sus demás hermanos de que dijeran algo –No me importa lo que creas de mi, pero seguiremos entrenando y esperando el momento idóneo para atacar–.
Zeus se paró firme y se colocó en frente de su hermano en todo su porte, puede que Aidoneus sea un poco mas alto que el, pero eso no significaba nada, el era Zeus, maldita sea, ya no iba a seguir las ordenes de nadie.
Aphrodita vio toda la situación con intranquilidad, los dos hermanos estaban a punto de lanzarse el uno al otro en una batalla, tenia que hacer algo para impedirlo, ¿Pero que?, Trató de pensar en algo, por suerte se le iluminó el foco, miró a Metis, se acercó a ella y le susurró –¡Pss! Metis–.
La mencionada miró a la titánide –¿Si?– su voz tambaleó, también se había dado cuenta de la situación.
–Puedes detener a Zeus antes de que cometa una locura por favor–.
Metis levantó una ceja –¿Por qué crees que me haría caso a mi?–.
Aphrodita rodó los ojos como si no fuera obvio –Eres la única a quien le hace caso aquí, es obvio que lo hará, además no hagas que entre en la cuestión de que se gustan el uno al otro, apenas pueden soportar estar con ropa cuando están cerca del otro, solo apacígualo, debes saber como– movió las cejas sugerentemente.
Metis se coloreó por lo escuchado, era cierto que le podía llegar a gustar, pero solo era un quizás… solo algo… pero no mucho, sintió su vergüenza aumentar por la mirada que Aphrodita le estaba dando, y esos gestos… indicaban algo, ¡¡Ella lo sabia!! –Maldita… eres muy molesta– susurró.
–¡Gracias!– sonrió –, estoy acostumbrada a escucharlo– hizo un gesto para que se pusiera en acción.
Metis suspiró, esto iba a ser una vergüenza para ella, se acercó a los dos hermanos, miró levemente a Aidoneus.
El cual miró todo con una mirada curiosa y expectante.
La mujer fijo su atención en Zeus, así que se pegó a el, lo agarró del brazo suavemente y se acercó a su oído –~~Zeus… este no es el momento, por favor, estoy cansada y quiero pasar un tiempo contigo después de un largo día, ya sabes a lo que me refiero~~– susurró con su mejor voz erótica –, no pelees con tu hermano… eso no es digno de tu persona, llévense bien ¿Si?… El me ha ayudado mucho, y no quiero que te lleves mal con el, los dos son importantes, no tienes que demostrar nada–.
Zeus escuchó atentamente todas aquellas hermosas y cariñosas palabras y mas, sus hombros se destensaron, y sus venas se relajaron visiblemente –Bien… lo haré por ti– susurró –, pero te saldrá caro jejeje– se rio divertidamente y con ansias.
Metis solo sonrió en respuesta y señaló con sus ojos lo que debía hacer a continuación para ganarse aquel premio.
Zeus suspiró y miró a su hermano –Lo siento hermano… me disculpo por mi comportamiento, supongo que estaba emocionado y me deje llevar por el momento–.
–Yo también me disculpo, y no te preocupes, pronto iremos contra Crono y lo acabaremos– sonrió.
Zeus se limitó a asentir.
–¿Qué acaba de pasar?– preguntó Hestia desconcertada.
–Acabamos de ser testigos que los hombres son débiles a ciertas palabras mágicas– sonrió Aphrodita –, y hasta ahora no hay excepción–.
–Que estupidez– rodó los ojos Aidoneus.
–No quieres volver a aquella conversación ¿Cierto?, Porque tu también sucumbiste– se burló Aphrodita.
Aidoneus decidió no contestar, y gracias a eso se llevó miradas curiosas de sus hermanos, las cuales prefirió ignorar.
Días después.
Los hermanos seguían entrenando y puliendo sus habilidades.
–Y ¿Qué tan fuerte es esto?– preguntó Aidoneus, refiriéndose a su escudo, era algo que todavía no había probado.
Esteropes iba a responder pero fue interrumpido.
–Porque no lo probamos– sugirió Briareo, se había unido últimamente a las sesiones de entrenamiento, así que también estaba curioso.
Aidoneus asintió dispuesto a ello, así que activó su escudo protector, seguido a eso fue bombardeado de golpes del Hecatónquiro, había descubierto que mientras mas pequeño y concentrado estuviera la vibración en un solo punto, recibía menos daño, por ello estaba replegando al hijo de Gaia sin hacer prácticamente nada, hasta que se unió otro Hecatónquiro y luego el ultimo, así haciendo que tuviera que ampliarlo, por suerte seguía resistiendo y los aguantaba bastante bien.
–Es increíble Lord Aidoneus– felicitaron los Hecatónquiros, los cuales tenían los dedos ensangrentados y algo chuecos, todo fruto del escudo, quien les replegó el daño.
Aidoneus agradeció las palabras, decidió descansar, así que se acercó a Hécate –Por esa cara, supongo que tienes algo que decirme ¿No?–.
Hécate asintió lentamente –El domo le queda al menos una semana haga lo que haga, si siguen entrenando y destruyendo el terreno esto se puede acortar mucho mas, la zona ya no esta resistiendo– informó, había hecho todo lo que pudo pero el daño era demasiado grave, y sus poderes ya no hacían efecto.
–No te entristezcas, hiciste todo lo que pudiste– la tranquilizó.
Hécate frunció el ceño –No me estaba entristeciendo–.
–Claro que si, ya aprendí a leer tu cara hermana– frotó el cabello de la mujer de manera tierna.
–No me trates como si fuera una niña– gruñó –, soy mayor que tu, soy tu hermana mayor–.
–Curioso, te pones colorada cuando Nix te dice que eres su pequeña niña, cuando Dita te abraza, si eso no es ser una niña, no se lo que es– se echó a reír.
–¡¡Cállate!!– siseó.
Provocando mas risas del dios.
–¿Cómo van las cosas con Hestia?– preguntó, sonrió ladinamente cuando vio la tensión en el cuerpo de el.
–No se a que te refieres– esquivó la mirada de la peliblanca.
–¡Oh! Yo creo que si, sino ahora mismo me estarías viendo a la cara y diciendo alguna tonta razón de porque soy una estúpida y una niña a comparación de su eminencia– se burló.
–¿Qué es lo que escucho?, Burlas hacia Aidon, déjame unirme– llegó la voz de Aphrodita, cuando alguien estaba molestando a su hermano, ella tenia que estar allí –, ¡Oh oh!, No me digas, ¡Hestia!– adivinó, sonrió al asentimiento de Hécate –, ¿Avanzaron ya?, Cuenta como fue, ¿Te gustó?, ¿Fue lo que esperabas?–.
–No ha pasado nada– respondió Aidoneus.
–¡Ohhh!– parpadeó –, ¿Y eso es lo que te molesta?, Querías que pasara algo ¿No?– preguntó.
Aidoneus frunció el ceño, eso no era lo que quería decir, iba a pelear con ellas, ya se estaban pasando, hasta que recordó algo –Oye Hécate–.
–¡Oh! No me vengas a cambiar de tema– se apresuró Aphrodita.
Aidoneus la ignoró, esto era serio –¿Ya le contaste lo del domo a mis hermanos?, Según recuerdo Poseidón y Zeus están…– fue interrumpido por un fuerte terremoto y una expulsión violenta de agua –Que casualidad– pensó, miró hacia el cielo, no veía nada, pero lo sabia… el domo se había roto…
–¡Ups!– se rascó la mejilla Hécate, no les había contado porque con los únicos que hablaba eran ellos dos, y una que otra vez con Deméter, de entre los hermanos era la que mejor le caía.
Aidon le contó la situación rápidamente así que tenían que largarse de aquí din demora, seguramente ahora estaban siendo vistos por Helios, y Crio y Febe hayan tenido una visión, lo cual era peligroso, ya no podían quedarse aquí.
Aphrodita se lanzó a abrazar a Hécate para que no llorara y se echara la culpa –Esto no es tu culpa– susurró amorosamente –, vámonos de aquí hermana, eventualmente esto pasaría, así que no te preocupes– le acarició el cabello, logrando así calmarla.
–No estaba llorando ni echándome la culpa– negó Hécate.
Pero sus ojos eran claros… y demostraban que estaba mintiendo.
–Bien, entonces vámonos antes de…–.
–Creo que es demasiado tarde– susurró Hécate –, Crono e Hyperion vienen a toda velocidad aquí–.
Sus palabras parecieron ser un presagio, porque apenas terminó de decirlo, se escuchó un estruendo gigantesco.
Aphrodita y Hécate rápidamente se acercaron para ver que pasaba, aunque no tenían que ser una genio para saber que era.
–Que estúpido de tu parte venir solo, Crono, esta será tu tumba– gruñó Zeus, ya en posición de batalla con su martillo en alto.
–No se si te das cuenta de que no esta solo… pero claramente no lo esta– siseó Poseidón, ya preparado con su tridente en mano.
–Mis dos patéticos hijos creen poder ganarme, je… que gracioso, ¿Dónde esta el bastardo de Aidoneus?– gritó Crono de manera retumbante.
Estremeciendo a toda la naturaleza a su alrededor.
–Aquí solo deberías preocuparte por mi, soy el que te derrotara– gruñó Zeus, ahora si que estaba enojado, el era el maldito peligro, no su maldito hermano mayor.
–Donde esta la infeliz de pelo blanco, ¡¡La matare!!– gritó Hyperion con toda su furia, nunca se había sentido de esa manera como ahora.
Y sin mas preámbulos, los dos titanes se lanzaron hacia los dos dioses. Los cuales esperaron el ataque en posición defensiva, por desgracia no duró mucho, ya que alguien desde atrás se puso delante de ellos, empujándolos y tirándolos atrás.
–Así que por fin muestras tu cara eh, maldito hijo mío– sonrió sádicamente Crono.
Aidoneus había empujado a sus hermanos, colocándose así delante de ellos, y activar su escudo.
–Veo que tienes nuevos trucos, ¡Eh, copero!– gruñó Hyperion –, Por alguna razón solo verte me enferma, así que te matare yo–.
Aidoneus no respondió e iba a hacer su movimiento de expulsión de domo, pero aparecieron Poseidón y Zeus, y con sus armas chocaron contra los titanes, Zeus con su martillo vs el puño de Crono, y Poseidón contra la lanza de Hyperion.
–No se olviden de nosotros– gritaron ambos hermanos.
–No se preocupen, también vamos a matarlos– gruñó Crono, miró levemente a su hermano y asintió, iban a transformarse.
Por desgracia para ellos, sus transformaciones no llegaron a nada porque fueron golpeados por múltiples manos.
–Así que liberaste a mis tontos hermanos eh… tengo que darte crédito hijo mío– se burló –, por desgracia solo salieron para que los vuelva a mandar allí, aunque esta vez no será solos–.
–Porque mierda no te callas desgraciado hermano– gritó enfurecido Coto.
–Te haremos pagar tu maldita traición– Giges cargó enfurecido.
–Eso fue su culpa por nacer así de asquerosos– gruñó Crono.
–Estos asquerosos te destruirán, así como hicimos con Urano– Briareo siseó.
Todos cargaron contra los dos titanes, la batalla pasó a ser destructiva en muy poco tiempo, cada uno estaba usando sus poderes piadosos.
Hestia, Deméter y Hera estaban apoyando en la distancia con sus poderes naturales, sus cuerpos todavía no estaban preparados para recibir un golpe de algún titan, así que solo pudieron quedarse en la retaguardia; Aphrodita, Hécate y Metis, estaban mas cerca, cada una haciendo lo propio, la pelirosa con su artefacto, el cual podía alterar los sentidos a quien viera la burbuja, e incluso convertirlos momentáneamente en piedra, fue de gran ayuda para los dioses, mientras Hécate lanzaba hechizos y magia oscura, y Metis lanzaba su lanza, para luego retraerla y repetir la misma acción.
–Ves hermano, ¡Estamos ganando!, Siempre pudimos hacerlo– gritó efusivo Zeus.
–Claro que no, esto esta pasando simplemente porque no están aquí Crio y Ceo, ellos dos estaban cerca de aquí por alguna razón, así que apenas nos sintieron se lanzaron contra nosotros sin pensárselo– respondió Aidoneus.
–¿Y eso no es bueno?– preguntó Poseidón.
–No…– negó – porque eso significa que estarán aquí pronto, nadie es tan idiota de no avisar a sus aliados, solo nos están manteniendo ocupados, no están yendo con todo– gruñó.
–Te preocupas demasiado, si ese es tu miedo, ganémosles rápido y luego vamos por los otros titanes–.
–Wahahahaha, que estúpido hijo menor tienes Crono– se carcajeó Hyperion.
Crono gruñó, habían descubierto su plan, no era tan tonto para no esperarse que sus hijos se harían mas fuerte, su escondite y que no hayan sido encontrados era un indicativo de ello, Helios y Selene podían ver todo, pero simplemente habían desaparecido o se estaban ocultando de el, por lo cual acertó en que la madre tierra estaba ayudando a su hijo –Lo compensa el mayor… al menos salió inteligente y capaz–.
Zeus se enfureció por ser menospreciado, así que lanzó un golpe descendente a la tierra con toda su fuerza. Eso tambaleo un poco a los titanes. El dios sin pensarlo, saltó e hizo un movimiento descendente, así concretando un golpe en el cráneo de su padre.
–Quien es el estúpido ahora ¡Eh!, Padre idiota– gruñó.
Crono sonrió –Pues tú– respondió.
El titan desapareciendo de la nada. Para sorpresa de Zeus, como si fuera golpeado el viento, miró para todos lados, pero no vio a nadie, y a pesar de ello sintió un golpe en todo su tren superior que lo mandó a volar varios metros.
–Gracias por este regalo de bienvenida a la lucha Crono– gritó efusivamente Crio mientras llegaba corriendo –, pero no lo quiero– sin dudarlo lanzó un gancho descendente que enterró en la tierra lo que le mandaron.
–Esto es malo… si Crio esta aquí– susurró Aphrodita.
–Ceo también– llegó la voz de la nada.
Aphrodita, Metis, y Hestia, quien se había acercado al combate, se dieron la vuelta y con ojos agrandados vieron a Ceo, el cual se erguía sobre ellas en todo su porte y figura, vieron en cámara lenta el manotazo que las iba a destruir y partir en dos, pero una neblina negra las rodeo y sin siquiera parpadear ya estaban lejos del titan.
–Ahora entiendo lo que se refería con que la mágica oscuridad estaba de su lado– Ceo miró a la causante de que su ataque no hubiera conectado, la hija de la noche, Hécate.
–Sigues siendo un cobarde espaldero como siempre, Ceo– susurró Hécate.
Ceo solo sonrió –La mejor posición para mi es estar atrás, pregúntaselo a mi esposa–.
Hécate no respondió, abrió su libro y recitó un hechizo, por desgracia no llegó a terminarlo porque alguien se cernió sobre ella.
–Yo te cubro– llegó la voz de Aphrodita.
Quien con su artefacto, alejó a Hécate del golpe de Febe.
–¡Oh! Que mala suerte– sonrió Febe –, no es personal cariño, solo sigo ordenes–.
Aphrodita iba a responder pero fue interrumpida.
–Entonces lucha conmigo, veamos si mereces hacer lo que sea para sobrevivir– se escuchó una voz maligna.
–¿Tu quien eres?– preguntó divertidamente la titánide –, me suenas de algo–.
–Así que la tía Febe no me recuerda, ¿Te recuerdo el incidente del oráculo?–.
Febe amplió sus ojos –¡¡Hestia!!–.
–En esta forma soy Perséfone– siseó la ahora pelinegra y de piel pálida –, te recordare porque de niña me tenias miedo– susurró.
Aidoneus frunció el ceño, en este momento estaban perdiendo, y eso que los titanes eran menos, pero Jápeto era un maldito dolor de cabeza, se estaba enfrentando a el en este momento, junto a Crono e Hyperion, a su lado estaban Poseidón y Zeus de vuelta.
–Necesitamos un plan– susurró.
–Necesitamos es luchar mas– gruñó Zeus.
–Zeus, este no es el momento, nos están dando una paliza– susurró Poseidón.
Su conversación fue cortada por un Crono que apareció de la nada ante ellos, los tres trataron de golpearlo con sus armas pero lo traspasaron, al segundo apareció en cada lado Jápeto e Hyperion y les conectaron un golpe doble, Aidoneus a duras penas pudo activar su escudo para suprimir el daño.
–¿Qué es lo que es así de duro?– frunció el ceño Jápeto, su mano estaba casi destruida.
–Eso no es importante… donde…– sus palabras fueron cortadas al ver a su objetivo, Aphrodita, sin contemplaciones se lanzó a ella, notó como lo observó con ojos aterrados, lo que lo hizo sonreír de placer.
–Hyperion no te dis…– Crono trató de decir.
–Zeus, Poseidón, ¡¡Ahora!!– gritó Aidoneus mientras cegaba a los titanes con su orbe de luz.
Zeus golpeó el suelo con todo su poder. Poseidón giró su tridente e hizo que de la tierra expulsaran chorros de agua a alta presión, los cuales los mandaron a todos al aire. Aidoneus aprovechó y creó su nube toxica oscura, haciendo indetectable a sus hermanos y a el, y desde el aire empezó a preparar un trueno, el cual lanzó a toda potencia. Poseidón al no ser visto y poder ver gracias a que sus enemigos estaban mojados, empezó a empalar con su tridente a los dos titanes. Zeus quien cayó primero al suelo, esperó la señal de Poseidón y los bateó lejos de su posición.
Crio estaba encantado con sus juguetes, al principio se había molestado de que lo pusieran a pelear contra las mujercitas, pero se estaba divirtiendo apaleándolas, por desgracia no duró mucho ya que a ellas se unieron los cíclopes, haciéndolo aun mas divertido. Ceo ya se esperaba esto, sus premoniciones se lo dijeron, pero no dejaba de ser molesto, los Hecatónquiros a pesar de tener cientos de cabezas, no pensaban, o pensaban tanto que no sabia que era lo que iban a hacer a continuación, no sabia cual era la respuesta, pero era molesto no poder leer sus movimientos.
Aphrodita vio en cámara lenta como Hyperion se había lanzado contra ella, a duras penas lo pudo esquivar –¡Oh! Veo que estas enojado, ¿Cómo esta tu esposa e hija?– se burló.
–Maldita desgraciada, ¡¡Te matare!!– gruñó, sin ceremonias lanzó una estocada que fue parado por un extraño objeto volador –, ¡Sabes que!– sonrió –, Te haré mi concubina, rogaras que te folle esas grandes tetas y trasero todos los dí…–.
Aphrodita sonrió, no por el comentario, sino porque su adversario había quedado convertido en piedra, si alguien sentía deseo o lujuria hacia ella, eso pasaría, aunque seguramente no durara mucho por la fuerza del titan, así que aprovechó y se alejó de el a un lugar mas seguro, ella no era una luchadora –Tenemos que escapar de aquí…– susurró – ¡¡Hermana!!– gritó.
Hécate miró a su hermana.
–Dime que tienes algún hechizo que nos haga largarnos de aquí– desesperación era lo que sentía, pero no lo mostró.
Hécate murmuro algo, hasta que chasqueo los dedos –¡Lo tengo!, Pero va a ser doloroso…– susurró.
–Creo que eso es lo menos importante en esta situación–.
Hécate asintió, dispuesta a empezar el hechizo.
–¿Crees que las dejare hacerlo?– llegó la voz de Febe, su puño estaba iluminado con fuerza.
–¡¡Te dije que tu lucha es conmigo!!– gritó Perséfone.
Su puño estaba ardiendo de una manera como nunca antes, por desgracia fue detenido por la misma mano de Febe, lo que la hizo sonreír, ya que eso es lo que esperaba.
–Veamos quien se quema primero– la diosa se prendió en fuego absoluto, propagando así el calor.
–¡¡Aaaaagggggttttthhhh!!!, Suéltame, maldita loca– lloró de dolor Febe.
Perséfone había abrazado con fuerza por la espalda a Febe. La titánide no teniendo otra opción, sintió todo el calor circundante por su cuerpo, ella era la titánide de la luminosidad, no del calor, y esto le estaba haciendo daño, así que solo pudo contrarrestarlo con su mismo poder, por suerte ella tenia mas fuerza, así que se acercó a una gigantesca piedra y empezó a estamparse contra ella. Haciendo que la diosa reciba todo el daño.
–Si crees que te soltare no me conoces– susurró Perséfone, emitió una aura de fuego a su alrededor y empezó a aumentar la temperatura.
Deméter, que había dejado solos a los cíclopes luchar contra Crio, ya que ellas estaban siendo un obstáculo, se acercó a su hermana mayor, al verla en problemas usó sus poderes y con sus raíces mejoradas, empezó a lanzar latigazos a la titánide, no dañaría a su hermana ya que las raíces se quemarían antes de siquiera tocarla. Hera ayudó volando cerca de la titánide y golpeándola, gracias a su capa podía soportar las altas temperaturas, así que empezó un bombardeó de golpes.
Febe al recibir tanto castigo no pudo seguir estampándose contra la gigantesca roca, encima había perdido muchas energías, así que con la poca que tenia, trató de alejarse, pero Perséfone seguía agarrándola, y Deméter la tenia agarrada con sus raíces a este punto.
–Te dije que te iba a quemar ¿No?– preguntó.
–¿Cómo es que sigues teniendo energías?– gruñó.
–Quien sabe– de sus manos expulsó una gigantesca llamarada de fuego, la mas caliente y poderosa que nunca había hecho.
La diosa del fuego se ganó un grito desgarrador de su oponente, por desgracia no pudo observar su obra ya que recibió un golpe directo en su rostro que la tumbó al piso y la hizo perder la vista.
–Hécate, tenemos prisa– dijo Aphrodita.
Crio al parecer había terminado con los cíclopes, y fue quien golpeó a Hestia, no teniendo empatía, fue por Hera y Deméter también.
–No me apresures, todavía falta tiempo– respondió la ctonica.
Metis se estaba cansando rápidamente, había decidido ayudar a Poseidón. El cual estaba luchando en este momento contra Hyperion. A pesar de la ayuda de la titánide, ambos estaban perdiendo estrepitosamente, las lanzas de ella no hacían efecto, así que solo pudo llamar a la lluvia para darle mas agua a el, pero eso fue extremadamente agotador, vio en cámara lenta como delante de ella aparecía Jápeto dispuesta a destruirla, por suerte para ella en su rescate vino Zeus.
–¿Estas bien? Metis– preguntó preocupado Zeus.
–¡Si!, Pero concéntrate– le sugirió en un jadeo.
–Deberías hacerle caso a la chica– Jápeto lanzó un golpe.
El cual le dio de lleno a Zeus.
–¡¡Zeus!!– gritó preocupada Metis.
Jápeto la miró y se acercó a ella –No te preocupes, no te haré daño, solo te retendré, si te tengo en mi poder, no tendrán mas opción que rendirse, lo cual evitara mas victimas–.
–Lo dices como si nos fueran a dejar libres después de esto– gruñó –, prefiero pudrirme en el infierno que rendirme–.
–Lastima…– Iba a lanzar un golpe para dejarla inconsciente, pero notó como de nuevo apareció Zeus, por suerte lo pudo bloquear fácilmente – no juegues al héroe, que eso no te queda– sonrió.
–Ya decidiré yo lo que me queda– gruñó Zeus.
–Vamos Aidoneus, ¿Por qué seguir luchando?, Ni siquiera estamos todos y mira lo que esta pasando, ríndete, sabes que no podrías ganarme ni en una eternidad– Crono sonrió –, dale un placer a la mujer que te salvó de aquel destino, por tu culpa ahora esta sufriendo–.
Aidoneus amplió los ojos –¿Qué le hiciste a Rea?– preguntó enojado.
–¡Oh! ¿No la llamas madre?, Debe ser doloroso para ella si escuchara como el niño que salvó ni siquiera la considera una madre– se carcajeó Crono.
–Dime que le hiciste bastardo– gruñó.
–Esta bien, te lo diré– dejó de reírse –, tuve que castigarla tras ir en contra de los deseos de su amado rey y esposo, una gran pena, ahora tiene que pedir perdón de la única manera que se me ocurrió– susurró.
Aidoneus no tenia que ser un genio para entender lo que significaban aquellas palabras –Desgraciado– gruñó.
–Viene de familia– sonrió.
Y sin mas palabras, los dos se lanzaron hacia el uno al otro, la lucha fue salvaje y brutal.
–¡¡Ya entiendo tu poder!!– suspiró Aidoneus –, Controlas el tiempo– susurró.
Crono sonrió divertidamente –Si que eres inteligente hijo mío– aplaudió –, tienes razón, se lo robe al verdadero primordial Chronos, ¿Qué mas poderoso que el mismo tiempo?, Luego de esto vendrán los traidores de la noche y la oscuridad–.
–¡¡No te atrevas a mencionar con esa sucia boca a Nix!!– gritó.
Desde que el dios era pequeño, la noche había estado con el, dándole palabras de aliento y esperanza, cuando bajó al inframundo se enteró que había sido Nix, quien siempre estaba a su lado, consolándolo y protegiéndolo, todo porque tenían una relación mas cercana, eran mas cercanos de lo que aparentaban, las estrellas en su cabello y rostro, eran un regalo de la noche, prácticamente era decirle al mundo que ellos dos eran familia y representaban lo mismo, las estrellas.
–¡¡Oh!! Toqué un lugar sensible eh– se partió de risa –, ¡¡Rea tiene que escuchar esto!!, Veamos que pensara de ti después–.
–¡¡Cállate!!– Aidoneus giró su báculo.
El estaba dispuesto a usar su ataque final, la expulsión del domo, así que se preparó y esperó a que su padre estuviera cerca, fueron milisegundos… y Crono ya estaba a meros centímetros de el, dispuesto a destruirlo con su ataque mas poderoso.
–¡¡Ya lo termine!!– susurró fuertemente Hécate, y sin esperar alguna señal, abrió sus manos de lado a lado y posterior las chocó.
Acto seguido y en un parpadeo, los dioses desaparecieron ante la vista incrédula y furiosa de los titanes.
–¡¡NO!!– gritó Hyperion, no había tenido su venganza.
–Ceo– Crono miró a su hermano.
Ceo ya tenia los ojos cerrados antes de que le dijeran algo –Mis clarividencia no me dicen nada… estoy en la oscuridad total– susurró –, ¿Y tu? Cariño–.
Febe abrió los ojos también –Estoy muy lejos de mis oráculos y estoy muy débil, prácticamente no puedo usarlo–
–Todo fue una perdida de tiempo entonces…– gruñó Crio, estaba furioso por dejar escapar a aquellos bastardos.
–No…– Jápeto intervino – con esto sabemos sus habilidades, ahora podemos actuar en consecuencia–.
En otro lugar, desconocido para los mismos titanes, los dioses cayeron sin ceremonias al duro suelo de polvo y tierra, emitiendo así quejas y gruñidos de dolor.
–¿Están todos bien?, ¿Alguien se puede levantar?– Aidoneus preguntó mientras miraba el techo de piedra negro.
Todos afirmaron la primera y negaron la segunda, al parecer el cuerpo de todos no reaccionaba, por lo que no podían verse para ver si estaban completos.
–¿Hestia?– Aidoneus empezó a recapitular.
–Aquí estoy–.
–¿Aphrodita?–.
–Últimamente no nos hemos separado ni para bañarnos– fue su respuesta.
Ocasionando algunas reacciones negativas y otras de envidia.
–Hécate–.
–Yo fui quien hizo el hechizo por si no te diste cuenta– su voz sonó como siempre, apática y carente de emoción, o eso es lo que siempre quería hacer creer.
–Metis y Zeus–.
–¡Ey! Porque somos los únicos que… ¡Zeus!, Deja de abrazarme, este es un momento serio–.
–¡Oh! Vamos, tienes que pagarle a tu héroe por salvarte–.
–Deméter, Hera y Poseidón–.
–Este lugar huele horrible…– suspiró Hera.
–Casi ganábamos– susurró Deméter.
–Tienes la percepción de la realidad bien alterada hermana– Poseidón se burló.
–Arges, Brontes, Esteropes–.
–Gracias a usted aquí– dijeron al unisonó.
–Coto, Giges y Briareo–.
Los Hecatónquiros solo emitieron gruñidos.
–Bien… estamos todos, por suerte, ahora… ¿Cuánto duraremos con esta parálisis?– le dolía incluso mover la boca.
–Según mis estimaciones…. alrededor de 9 horas…– Hécate susurró.
–Bien… eso es suficiente para dormir, descansen bien, que tenemos mucho trabajo por delante– instruyó a todos.
Todos estuvieron de acuerdo.
–¡¡Zeus!!, Devuelve eso de donde ha venido– gritó Deméter.
–No seas aburrida y tan mojigata hermana, solo mira al techo y tapate los oídos–.
–Eso es asqueroso, ni pienses que van a hacer eso aquí– gruñó.
–Yo no tenia pensado nada, Zeus compórtate– Metis sin poderse mover golpeó a Zeus con el codo.
–¿Hacer que?, ¿Qué estaban a punto de hacer?– preguntó Hera, que no había entendido.
–Pues mira hermana, cuando un macho y una hembra…–.
–Poseidón, no le vas a dañar la mente a nuestra hermana– Deméter golpeó al dios, le costó horrores, pero lo logró hacer con una raíz podrida.
–Solo le estoy explicando lo que es, alguna vez tendrá que hacerlo, no va a quedar virgen para siempre–.
–¿Virgen?– preguntó Hera, no había entendido.
–¿Ya ves lo que ocasionan tus acciones Zeus?– Deméter frunció el ceño.
–Ey, esto no es mi culpa, tu empezaste, nadie me estaba viendo hasta que hiciste un escándalo sobre eso, y Poseidón fue el que lo dijo– se defendió.
Deméter trató de hablar, pero sintió como su boca no emitía sonidos. El silencio reinó.
–Eso es bastante útil Hermana– Aphrodita sonrió, sabia que el silencio se debió a un hechizo de ella.
–Estaban haciendo mucho ruido– susurró –, por cierto, no deberías hablar… ¿Como?… Ah… madre…–.
–Si… nos enseño varias cosas– entró en la conversación Aidoneus, a el tampoco le había afectado el hechizo –, ahora compórtense, este es un lugar sagrado, si lo ensucian con sus acciones, el Styx nos castigara–.
Con eso hasta Zeus se preocupó. ser castigado por el Styx era lo peor que a alguien le podía pasar, algo que sabía todo el mundo era no jurar en vano en su nombre, ni realizar acciones cuestionables… como las que estaba intentando hacer el anteriormente, así que decidió quedarse quieto, no lo iba a hacer de todos modos, solo quería molestar a sus hermanos, mas a Deméter, que ya sabia como era ella. El silencio reinó para todos, cada uno decidió descansar, ya en la mañana pensarían en lo que harían.
Aidoneus estaba intranquilo, trató con todas sus fuerzas dormir, pero no lo logró… en su mente todavía tenia presente aquella batalla contra los titanes, –Éramos mas… estábamos en ventaja, y aun así sufrimos una terrible paliza– sintió como pudo mover su mano, probó con otras partes de su cuerpo, y para su suerte ya se podía mover, no sabia cuanto tiempo había pasado, pero sabia que fue mucho si ya estaba relativamente bien, en silencio se levantó y caminó fuera de la oscura cueva… sus pasos fueron lentos y precisos, haciendo que no emitieran ningún sonido en aquella caverna llena de eco, le dio una ultima mirada a sus hermanos, todos estaban dormidos profundamente.
Zeus y Metis estaban abrazados como todos unos amantes; Aphrodita estaba acurrucada con Hécate; Hestia y Hera parecían madre e hija en aquel momento; y por ultimo Poseidón y Deméter, estaban cerca el uno del otro pero a una distancia sana.
Todos ellos parecían una extraña familia… una que el peliblanco no debía perder, ese era su trabajo como hermano mayor, suspiró y salió de la cueva, o mejor dicho la entrada 'oficial' del inframundo, ahora llamado el Hades, aunque eso pocos lo sabían… como los primordiales que residían allí, Aphrodita y el.
Apenas salió sintió la suave brisa que venia de alguna dirección desconocida, eso lo relajó, esa sensación fue algo que siempre le había gustado… le recordaba tantas cosas, como aquellas hermosas luces que pintaban el hermoso cielo oscuro… eso le trajo recuerdos…
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Un joven y pequeño Aidoneus estaba sentado mirando la luna y las estrellas, como tantas noches hacia… su corazón extrañaba algo, lo que no sabia era que… pero ver aquel hermoso espectáculo le causaba paz… saber que el mundo se podía ir pero esas luces seguirían allí... imperturbables y haciéndose compañía la una a la otra, sabiendo que siempre estarían para ellas si en algún momento se necesitaran… era tan esperanzador… sus pensamientos fueron cortados por una sensación… la de ser observado, de nuevo.
En la mañana y en varias ocasiones ya le había pasado, sentirse observado por alguien, lo que no sabia era quien, la primera vez que le pasó estaba creando su propia forma de luz brillante, con tierra, lava y demás materiales, ignoró la sensación por varios segundos que se sintieron horas, ya que sabia que estaba solo, Gaia siempre se presentaba con un terremoto, algo para darle mas presencia decía, por lo cual no podía ser ella, pero se sentía familiar, giró su rostro hasta donde creía que se sentía y sonrió grandemente, el sol… hermoso, poderoso y glorioso se alzaba en toda su gloria, sentir la sensación fue gratificante a tal punto que sintió un pulso que no le pertenecía, uno mas calmado y sencillo, pero que desbordaba amor, no sabia como sabia eso, pero lo sabia.
De allí en mas siguió sintiendo aquella sensación, pensó que Gaia le estaba jugando una broma por lo que le hizo anteriormente de hacerla creer que se había vuelto ciega, estaba casi convencido ya que ella era la única que lo venia a visitar varias veces, antes era cuidado por ella, pero desde que creció y se volvió autosuficiente, ella dejó de hacerlo ya que tenia trabajo, el lo entendió y la dejó marchar, con la condición de que lo visitara si alguna vez tenia la oportunidad, y así lo hizo…
–El que hizo este espectáculo desde luego que sabia lo que estaba haciendo– susurró al aire, a veces hablaba solo –, supongo que abuela Gaia tiene una hermana impresionante– recordó como ella le había dicho que tenia varios hermanos y hermanas, entre ellas estaba Nix, la primordial de la noche… alguien que solo se dejaba ver por contadas personas, incluso ella no la había visto en muchísimo tiempo –, quisiera algún día conocerte… y preguntarte tantas cosas– siempre que decía palabras similares sentía una calidez tan reconfortante que odiaba alejarse de ella, eran tan increíble –, lo siento si soy molesto… pero me gusta tu calidez… Nix… aunque no se si en realidad eres tu– suspiró.
Cuando sintió de nuevo la calidez de la noche, sonrió, pocas personas podían encontrar paz y tranquilidad en este momento, pero el lo lograba, todo gracias a Nix, no la podía ver, oír o sentir, solo sabia que estaba con el, abrazándolo y dándole palabras de aliento, era la única que no lo había dejado desde que nació, incluso allí estaba con el, Gaia le contó que el nació de noche, bendecido por la primordial, así que tenían una conexión, nunca lo dudó, porque siempre la noche fue mejor y mas cálida que el día, aunque también le gustaba mucho la luz del sol, pero no había comparación, la noche era la noche.
–Gracias…– susurró Aidoneus, en la noche es el momento en que mas aprendía cosas –, así que tengo una hermana pequeña ¡Eh!, Quisiera conocerla alguna vez– se miró sus pequeñas manos –, ¿Enserio?, ¿Como?– preguntó, nadie le estaba hablando, pero algo le estaba dando información, supuso que los primordiales tienen raras formas de comunicarse –, Eso es genial… lo probare– lo intentó varias veces –, no pude…– se deprimió –, ¿Sera porque no me quiere? O ¿No sabe de mi existencia?…– sus ojos se cayeron tristemente – ¿Eso que significa?– preguntó –, Ya veo… esta bien, si es lo que tiene que hacer un hermano mayor lo haré, no te vas a ir ¿Verdad?– preguntó, no lo quería admitir, pero ese era uno de sus mayores miedos –, Gracias… mama…– rápidamente se arrepintió de aquellas palabras, trató de corregirse, pero sus palabras no salieron de su boca, hizo un gran esfuerzo, pero nada, pensó que lo había arruinado… hasta que se dio cuenta de que la calidez aumentó y se hizo mas presente, eso solo significaba una cosa… lo que lo hizo sonreír levemente.
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–¿Autocompadeciéndote otra vez? Mi estrellita…–.
Aidoneus giró su rostro y miró a su hermosa madre, Nix, la cual le estaba dando una sonrisa amorosa, como siempre le daba, en silencio le negó.
–Solo recordando tiempos pasados…–.
–Eso suena interesante– Nix se acercó a su hijo y lo abrazó amorosamente, segundos después se separó levemente –, te ves terrible–.
–Fuimos emboscados por Crono, no salio bien– volvió a mirar el cielo.
–Lo se–.
El silencio reinó por varios minutos.
–No estas pensando en rendirte… ¿Cierto?–.
Aidon miró a su madre por varios segundos –No… nunca lo haría, se lo prometí a ustedes y a mis hermanos, derrocare a Crono–.
Nix solo pudo sonreír en respuesta, le dio unas palmaditas de aliento, eso era todo lo que necesitaba, su pequeña estrellita era un guerrero fuerte y capaz de hacerlo, desde pequeño siempre se las vio por el solo, aprendiendo y mejorando rápidamente, solo con su presencia y palabras etéreas se había vuelto en este joven.
–¿A que se debe tu visita?–.
Nix levantó una ceja ante ese cuestionamiento –¿Una madre no puede venir a ver a su hijo?, ¿En especial si estaba realmente preocupada por ese hijo que tuvo una batalla sangrienta con su padre?– explicó –, Te has vuelto tan cruel– lloró dramáticamente, poniéndose las manos en la cara –, ¡Yo!, Que te ayude para que puedas ser un digno próximo nuevo rey y llevar al mundo a una nueva era… una mejor que la dorada, quizás… ¿Diamante?– se burló –, ¿Me tratas así?–.
Aidoneus soltó una carcajada –Sabes que a eso no me refiero– la abrazó, sobándole el cabello cariñosamente –, pero si solo fuera eso, no fueras mostrado tu forma física ni aparecido ante mi, eres la noche, lo sabes y estas en todo–.
Nix sonrió divertidamente –Parece que no puedo engañarte– lo miró a los ojos y emitió un pequeño chillido.
Aidoneus levantó su ceja con extrañeza y curiosidad a partes iguales.
–Esto ameritaba mi presencia, ¿A que no sabes de lo que me entere?– dio saltitos emocionados.
–No lo se…–.
–¡Oh! Vamos, trata de adivinar– infló las mejillas.
–No se… ¿Vas a tener otro hijo?– no sabia porque eso se le vino eso a la cabeza, pero era lo único que le dio algo de sentido, ¿Por qué mas lo visitaría de aquella manera inesperada?.
A Nix le brillaron los ojos de una manera casi lunática –Casi, pero no– su sonrisa se agrandó –, ¡¡Voy a tener un nieto!!, ¡¡Mi primer nietecito!!– soltó la bomba, su felicidad llegó a tal nivel que empezó a soltar carcajadas divertidas, estaba súper extasiada.
Aidoneus sonrió por la noticia –¿Enserio?, Entonces felicidades– la volvió a abrazar, por su alegría, y para que dejara de hacer un show, podría despertar a sus hermanos –, dale mis enhorabuena a Hipnos–.
Nix soltó una tierna carcajada –¿Por qué crees que el padre de mi primer nieto es Hipnos?–.
–¿Quién sino seria el?, No creo que sea Hécate por obvias razones, podría ser Némesis… es hermosa y encantadora… pero no la vi con esa aura maternal, al menos no por el momento, aunque no es que sea un experto, Tánatos es muy serio y trabajador, así que le tomaría tiempo para establecerse con alguien, y hacerle un hijo aun mas, por lo que los tiempos no cuadran, Hipnos es el único de tus hijos el cual sé con certeza que ha tenido sexo regularmente, puede ser un flojo que no puede mantener los ojos abiertos, pero sabe lo que hace– explicó.
A Nix nunca se le borró aquella sonrisa divertida mientras escuchaba a Aidon, cuando terminó no pudo evitar darle la razón, eso era lo mas probable, pero se había equivocado –Yo también pensé que el era el que me iba a dar mi primer nieto, pero no fue así, lo que dijiste es cierto, pero te olvidaste de uno–.
–¿Quien?, ¿Aphrodita?, Ya me lo hubiera dicho, ella no sabe guardar secretos–.
Nix negó, ¿Cómo su hijo podía ser tan tonto algunas veces? –Tú– lo señaló.
Aidoneus siguió mirando a Nix, siguió y siguió mirándola por varios segundos que se sintieron horas, su cerebro se había derretido ante aquellas palabras, y lo único que pudo saber fue que a ella le divertía esta situación.
Nix mantuvo su sonrisa y esperó pacientemente las palabras de su hijo.
–¿Que?– su voz tembló de manera exaltada e incrédula.
–Así como lo oyes, ¡¡Vas a ser papa!!, Por lo tanto yo, ¡¡Abuela!!– se emocionó de nuevo, por lo que produjo un chillido.
–Pe…pero… ¿Co… como?...– no podía creerlo.
–Oh estrellita, no me vengas con eso ahora, eres bastante grandecito y ya sabes como se hacen los niños, pero si quieres que te de la charla, puedo contarte de mi primera vez con Er…–.
–No no no, a eso no es lo que me refería– se apresuró a detenerla, no quería escuchar esa historia, ya tenia suficiente con saber lo del secuestro y el ahorcamiento, no quería mas detalles, y menos de la manera en que lo contaba Nix.
–Jejeje, entonces preguntas ¿Quién es la madre?, ¿Tienes sexo con varias mujeres?, No sabia eso de ti, pero estoy orgullosa, eres todo un picha brava, un pura sangre, ese es mi hijo– lo felicitó.
–Tea…– susurró, si su memoria no le fallaba, era de las única con la que había tenido "sexo" aparte Dita, aunque mas bien lo obligó, lo que dijera Aphrodita era una total mentira.
–¡¡Exacto!!– lo señaló y chasqueó los dedos –, Tendremos un pequeño Aidon hiiiii– chilló y volvió a dar saltitos.
–Mis oídos cosquillean muchísimo, eso solo significa una cosa, y quiero saberlo– llegó la voz.
Nix miró a Aphrodita, la cual había salido de la cueva –¡Oh! Burbujita, ¿Te desperté?, Lo siento, pero es que estoy emocionada, voy a ser abuela–.
Aphrodita le brillaron los ojos, miró a Aidon, esa tensión en su cuerpo y esa mirada lejana e incrédula le dio todo lo que necesitaba saber –Quien lo diría, Aidon es un tiro fijo– la mirada que recibió de el fue… reveladora –, no fue una sola vez…– suspiró asombrada – ¡¡Lo sabia!!, Sabia que nunca te obligó, ¡Oh! Como pude llegar incluso a dudar de mi, ya sé que no me equivoco– se miró las uñas dramáticamente.
–Cállate Dita– siseó Aidoneus, este era un momento serio –, ¿Y como es que siempre apareces en los momentos como estos?–.
–¡¡Voy a ser tía!!– ignoró la amenaza de Aidon y agarró de las manos a Nix –, Tenemos que celebrar esto– chilló.
–¡¡Esa es la reacción que esperaba!!, Hagámoslo– sonrió y dio saltitos de nuevo.
Aidon miró a las dos, hiciera lo que hiciera iba a llegar a oídos sordos, así que ¿Para que intentarlo y desgastarse?, La noticia ya había llegado a las dos entidades mas chismosas del cosmos, así que no había nada que pudiera hacer… solo pensar en eso, un hijo… con Tea, su relación era extraña y no podía calificarla de algún modo… ¿Ella lo quería?, ¿Se cambiaría de bando? ¿Que pasara con el niño, con ella, y el?, Tantas preguntas… la única respuesta era rememorar para ver si llegaba a una respuesta a sus preguntas, recodó cuando se infiltró en el castillo de Crono, hace como 1 año y medio…