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Chapter 6 - Capitulo 6: Beso

Nix y Aphrodita seguían enfrascadas celebrando por el nuevo integrante de la familia, no podían estar mas felices por eso, miraron a Aidon y lo unieron al abrazo. El cual seguía mirando a la nada, todavía no podía creerlo, hasta que se dio cuenta de algo… o mas bien… alguien.

–¿Cuánto tiempo mas va a seguir escondida?–.

Nix se alejó del abrazo y sonrió humildemente –Así que te diste cuenta… no me sorprende viniendo de ti estrellita– le dio unas palmaditas en la espalda –, puedes salir Tea–.

Ante la mirada de Aidoneus y Aphrodita, apareció una Tea un poco tímida y cabizbaja, miró a todos humildemente, y sonrió nerviosamente mientras cargaba un pequeño bulto envuelto en una gran y suave hoja verde, no sabia como empezar a hablar.

–Hola… Plut… digo, Aidoneus– ya no se sentía tan confiada como antes, nunca hubiera pensado que llegaría a este momento.

–Tea…– gruñó Aphrodita mientras movió nerviosamente su puño, puede que este feliz por el bebe, pero no por la madre, seguía odiándola con locura, cuando fue descubierta fue tratada como un animal salvaje, insultada y denigrada, era imperdonable.

Aidoneus no respondió y miró a Nix –Madre, se que hiciste esto en buena fe y por mi, pero esto es altamente peligroso, no sabemos sus intenciones…–.

–No tengo malas intenciones– se apresuró a hablar la titánide.

Nix golpeó el aire, desestimando lo que había dicho –¿Me crees tan manipulable o qué?, Soy Nix, sentí su desesperación mientras te estaba buscando con prisa y desarreglada, estoy segura de que no será un problema para nosotros, y si lo es, solo la destruimos y nos quedamos con el bebe– sonrió sádicamente.

Tea se estremeció ante el tono en esa ultima parte, todos, incluso titanes y primordiales, sabían de lo que era capaz Nix, podía parecer infantil a veces con ese carácter, pero de entre todos, era la mas aterradora y respetada de los entes, ir en contra de ella, es simplemente estar jodido en vida, nadie podía darse ese lujo –No seré un problema, lo prometo– levantó su mano en un juramento silencioso.

Nix rápidamente cambió su expresión –Esta bien, confiare en la madre de mi primer nietecito, ahora muéstramelo– sonrió grandemente, apenas se le fue pasado sintió pura dicha –, burbujita, estrellita, acérquense y miren a esta belleza–.

Los dos hicieron lo que les dijeron y jadearon al ver al brillante bebe.

De largo y hermoso cabello plateado claro que caía en mechones elegantes hasta su espalda baja; ojos color dorado claro; piel clara ligeramente pálida; facciones cinceladas y pulidas, denotándolo de una extrema belleza. A los dos lados de su cabeza tenia una luz que producía ciertos orbes brillantes que caían al suelo, algunos rompiéndose en pequeños fragmentos y otros no.

Sin duda este niño seria todo un rompe corazones cuando creciera.

–¿Esas son piedras preciosas?– preguntó Aphrodita, con los ojos brillantes.

Tea asintió –Es el dios de la riqueza y las piedras preciosas–.

Aphrodita sonrió –Bueno, eso demuestra que es hijo de Aidon– asintió.

–¿Acaso lo dudabas?, Solo alguien así podría venir de nuestro Hades– Nix habló –, ¿Por que no lo cargas?… eres el padre– le dijo a su hijo.

Aidoneus dudó por un momento, no estaba preparado para esto, pero aun así lo agarró y lo levantó a la altura de su pecho. El niño le dio al que sabia era su progenitor una sonrisa brillante mientras producía balbuceos inteligibles y escupía saliva. Lo que le hizo sonreír de vuelta al dios.

–¿Cómo se llama?– preguntó.

–Plutón– Tea respondió –, supe que ese no era tu verdadero nombre por lo que dijo Crono, en aquel momento donde lo hiciste escupir a tus hermanos, así que me pareció perfecto usar ese cuando me enteré que estaba embarazada… aunque es cierto que había rogado de todo corazón que no fuera tuyo… a pesar de que una parte de mi si lo quería, Hyperion se había comportado horrible conmigo y nuestros hijos– suspiró –, luego cuando nació… supe que era tuyo inmediatamente, siempre lo supe, no había tenido intimidad con el desde hace mucho, pude engañarlo de algún modo…–.

Los 3 estaban escuchando atentamente lo que estaba diciendo Tea, todos guardaron silencio, notando que le costaba hablar y hablaba de forma dispersa.

–Por desgracia… poco a poco estaba sospechando de mi, este hijo puede ser similar, pero también es tan diferente a mis otros 3 hijos… así que tenia que escapar o me pasaría lo mismo que Rea, o algo peor, Hyperion no es tan justo como Crono–

Aidoneus estuvo tentado a preguntar sobre las circunstancias de Rea, pero no lo hizo por respeto a Tea, estaba preocupado desde el momento en que Crono habló de que la estaba castigando, algo imperdonable, ella no se merecía algo así.

–Tarde o temprano lo descubriría, o mas bien ya lo sabe, supe que lucharon contra ellos, si te vio, asociara tu apariencia con la de mi hijo… así que tuve que aprovechar este preciso momento para irme y no aparecer al llamado de Crono–.

–Eso tiene sentido– susurró Aphrodita, ahora entendía muchas cosas –, pero Hyperion no pareció haberse dado cuenta, supongo que su furia conmigo por lo que le hice no lo dejó pensar– sonrió, recibió un levantamiento de ceja por ello, así que pasó a explicarlo –, sabes, lo de Selene…– se tocó el cabello, apenada, recibió un asentimiento de la pelirosa –, bueno… todo fue parte del plan para liberar a los hermanos de Aidon… así que el titan técnicamente no tiene la culpa… o si– se encogió de hombros.

Tea abrió aun mas los ojos ante lo escuchado –Así que lo que me dijo era cierto…– susurró asombrada.

Aphrodita se puso en guardia, ese comentario era muy incriminatorio, ella podría atacarlos o revelar su posición a los titanes, todavía no entendía ni estaba de acuerdo en que la trajeran a ella aquí, Nix pudo simplemente robarle el bebe y listo.

–Quiero saber– entró en la conversación Aidoneus.

Todas las miradas se dirigieron a el.

–¿De que lado estas?, ¿Por que razón viniste exactamente?–.

Tea tembló levemente ante aquella pregunta, ni ella misma lo sabia, no sabia que quería conseguir viniendo aquí, sabia que no seria bien recibida por Aphrodita y quizás los hermanos del padre de su bebe, por desgracia tampoco sabia la de el, esa mirada apática y sin emociones no le revelaba nada –Estoy…– susurró – del lado de mi hijo…– ante estas palabras tomó valor y siguió – Hyperion no perdonara lo que le hice, así como yo tampoco perdonare lo que me hizo, técnicamente no estoy de su lado… pero sé que indirectamente también les hice daño a ustedes y no confían en mi… por lo que no estoy de su lado exactamente– empezó a divagar, ya no sabia lo que estaba diciendo –, solo quiero protección… a mi y a mi hijo… y sé que con Hyperion no la tendré, por eso vine aquí… esperando que tu me la des, ya que vas en contra de Crono–.

Aidoneus la miró profundamente, intentando detectar cualquier mentira… miró a Aphrodita.

–Aceptare tu decisión, eres nuestro líder ¿No?, Confiare en ti– dijo.

El dios miró a Nix.

–Yo no soy de ningún bando recuérdalo, pero quiero que ganes, aposte todo a ti– sonrió.

Aidoneus miró a su bebe que seguía en sus brazos, mirándolo con ojos brillantes y emocionados. Claramente esta cosita era demasiado inocente y pequeña para defenderse en el mundo exterior, y Tea a pesar de ser poderosa, el mundo estaría en guerra, y ella estaba sin hogar ni donde quedarse o quien confiar, los titanes no iban a castigar a Hyperion, Crono lo iba a proteger y aceptar sus acciones si eso le traía la victoria.

–Puedes quedarte… en este momento estas en nuestro bando–.

A Tea se le iluminaron los ojos ante aquellas palabras, no podía estar mas feliz.

–Pero eso si– se apresuró, bajándole los humos –, si nos traicionas o haces algo para ayudar al enemigo una sola vez… no volverás a nuestro bando por nada del mundo– confiaría en su instinto, la conoció unos meses, sabia que ella era inteligente y amaba profundamente a sus hijos, por lo que era difícil que trataría de ayudar a los titanes, si o si seria castigada por el temperamento y la actitud de Hyperion, también estaba el enojo y el desamor que ella estaba sintiendo por la infidelidad, eso era algo que seres como ellos no perdonaban.

Tea asintió frenéticamente, no podía estar mas feliz, por lo que ya sin importar nada, se lanzó a abrazar a Aidoneus y a Plutón, unió a Nix al abrazo, sin ella no estaría aquí, levantó su mano a Aphrodita –Llevémonos bien… ahora estamos del mismo bando, y es conveniente la paz– sonrió.

Aphrodita frunció el ceño, todavía no la había perdonado, iba a hablar pero escuchó los balbuceos del bebe y como dirigió su pequeña mano a ella, simplemente se derritió ante la ternurita, así que cedió y se unió al abrazo.

–Gya ha ha ha– aplaudió el bebe entre el abrazo.

En ese momento el oscuro lugar brilló en una intensa luz que cegó a todos. Cuando la luz cesó, todos miraron al bebe, que fue el causante de aquello, y notaron que entre sus manos tenia una pequeña piedra brillante de color blanco.

–Eso es…– susurró Nix, esa piedra circular era lo mas hermoso que jamás había visto.

–Este bebe me esta haciendo ojitos, creo que me llevare muy bien con el– sonrió Aphrodita de una manera un poco extraña.

Tea notó la actitud que tomó la hija de Urano –Aléjate de mi bebe– gritó.

Aphrodita frunció el ceño a la hija de Urano –Es mi sobrino por si no te has dado cuenta, tengo derecho a estar cerca de el– gritó.

Las dos empezaron a pelear, siendo vistas por un Aidoneus exasperado, no se podían llevar bien; una Nix divertida por toda la situación; y el bebe, que pasaba de brazo en brazo mientras se reía y aplaudía.

–¡¿Que es todo ese ruido?!– gritó Deméter, saliendo de la cueva, fue recibida por insultos de Aphrodita y otra mujer parecida a la misma, podía ser su madre o algo parecido, rápidamente le tapó los oídos a Hera, su hermanita no podía escuchar tales cosas horribles.

–…– Hestia había quedado en completo silencio sepulcral, su corazón se había parado repentinamente, y sintió como se alejaba de la realidad mientras todo se volvía oscuro, reconoció a Tea, no había vivido mas de 3 años con ellos por nada, y el bebe que estaba en las manos de ella le dio mala espina… y mas si recordó que ella era la esposa de Hyperion… pero ella estaba aquí… y Aidon no la había atacado, lo que indicaba una cosa… no era una enemiga, y si recordó que el y Aphrodita habían hablado de algo horrible que le habían hecho al titan… algo que no se comparaba con lo que la mujer hizo… no tenia que ser una genio para saber que era, era obvio, pero como quería equivocarse…

–¡Oh! Pelea de mujeres… esto es interesante– Zeus se lamió los labios al notar como los movimientos bruscos de ambas hacían que sus tetas se movieran eroticamente.

Metis notó el comportamiento de el y lo golpeó con el codo en toda la costilla –Cuidado con lo que haces y dices– siseó mientras fruncia el ceño de manera horrible, este tipo acaso no la respetaba.

Zeus se rio divertidamente –Oh gotita, recuerda que mis ojos solo necesitan verte a ti… no tienes que sentirte celosa de otras cualquieras– la besó en la mejilla.

Aplacando así el temperamento de ella, para la felicidad del dios, quien sonrió aun mas grande por el poder que tenia en ella.

–No se si se han dado cuenta… pero las dos están luchando por un bebe– Poseidón intervino.

–No cualquier bebe… es el hijo de Aidoneus– Hécate susurró, había escuchado toda la conversación de inicio a fin, en las sombras, como siempre hacia.

Lo dicho dejó a todos incrédulos… y con muecas divertidas, todos excepto Hestia, que sintió como su mundo se venia abajo, sus sospechas fueron ciertas… Aidon… había embarazado a la titánide… y ya tenían un hijo… su corazón martilló en su pecho de manera errática y espantosa… ¡¡No podía creerlo!!... a pesar de que lo descubrió apenas vio la situación en general… era francamente doloroso… pero lo peor… no sabia porque le dolía tanto ver aquello, simplemente era desgarrador para ella, sintió hasta sus ojos humedecer.

–¿Estas bien hermana mayor?– preguntó Hera muy preocupada, había visto el rostro que estaba poniendo su hermana, se veía… simplemente devastada.

Hestia salió de su mundo roto y sonrió forzosamente a su hermana mientras trataba de volver a su actitud normal –Si… no te preocupes, ¿Por que no lo estaría?– sus ojos temblaron.

Hera lo notó, pero no dijo nada y simplemente asintió.

Aidoneus suspiró, toda la situación se salió de control, y ya estaba harto, así que paró la pelea de las dos pelirosa –Pueden llevarse bien por un momento…– suspiró al ser ignorado – Aphrodita… Tea...–.

–¿Tea?– preguntó Poseidón.

–¿Ese no es el nombre de uno de nuestros enemigos?– Deméter frunció el ceño.

Zeus amplió los ojos ante aquello –Esta sola, aprovechemos y ¡¡Ataquemos!!– materializó su martillo y se lanzó contra la titánide.

El choque resultante fue devastador, creando así una increíble nube de polvo y ceniza, muchos estornudaron al sentir ese horrible olor en el aire, cuando este se disipó, el hermano menor vio asombrado que su hermano mayor se había interpuesto y había protegido a su enemigo con su escudo.

–Hermano, ¿Qué letrinas estas haciendo?, ¿Nos estas traicionando?– gruñó, no esperaba menos de ese cobarde.

Tea abrazó fuertemente a Plutón, no había podido ver ni reaccionar a ese ataque entrante, si no fuera por Aidoneus, su bebe hubiera terminado en una pulpa sangrante, lo que la hizo enfurecer, iba a lanzarse a despedazar al dios, pero fue detenida por la mano de su protector, así que simplemente suspiró y trató de calmarse, lo cual le estaba costando muchísimo.

–Zeus…– Aidoneus liberó su escudo protector – no estoy traicionando a nadie, Tea simplemente se cambió de bando… pasaron ciertas circunstancias, aunque supongo que ya lo saben por alguien– le frunció el ceño a Hécate.

Quien solo se encogió de hombros y le resto importancia. Para enojo del líder.

–Quería decírselos yo… pero bueno… ya ven, tengo un hijo, por lo cual están de nuestro lado, si saben a lo que me refiero–.

Hera al escuchar esas palabras sus ojos se volvieron estrellas brillantes –¿Eso significa que soy tía?, ¡¡Puedo verlo!!, Necesito cargarlo, tengo que abrazarlo y mimarlo, es la versión pequeña de hermano mayor, tengo que verlo crecer y consentirlo– sonrió y se acercó a Tea.

La titánide sonrió divertidamente por la actitud de la diosa –Claro, se llama Plutón… ten cuidado con el ¿Si?, Es mi adoración–.

Hera solo asintió y recibió el bebe –Oh mira, ¡¡Tiene el cabello de hermano mayor!!, ¡¡Es tan lindo!!–.

Deméter había quedado en shock… no podía creerlo, su amado había tenido un hijo con otra mujer… ¿Quién se creía esa maldita cerda para arrebatarle a su amor?, No iba a perdonárselo, todavía ella estaba en el juego, se lo podría perdonar porque fue cuando ella estaba dentro de Crono, pero ahora que estaba libre, que ni creyera que iba a ser reina de los cielos, ya tuvo su oportunidad y la desperdicio casándose con un idiota, por lo que era turno de una verdadera diosa, la de la tierra.

–…– Poseidón se acercó a su hermano – ¡Felicidades!, ¡Tengo que seguir aprendiendo de ti!, Después me dices como conseguiste a alguien tan sexy y sensual como ella– guiñó un ojo.

Aidoneus solo sonrió divertido –Gracias… ¿Supongo?– la ultima parte era extraña, pero lo dejó estar, así era su hermano.

Zeus estaba furioso como nunca antes, su maldito hermano había tenido sexo con una mujer tan sexy y erótica con cuerpo perfecto, y el… todavía no había tenido nada de nada, ¡¡Esto era imperdonable!!, Se supone que todas se tenían que morir por el rey de los dioses, que era el, no su tonto hermano afeminado, cierto que ahora no se veía tanto con esos nuevos músculos, pero seguía teniendo menos que el, que estaba mas grande y fuerte, su martillo también era prueba de eso, una gigantesca arma comparada con un maldito palo con decoración… ¿Por qué todos felicitaban a Aidoneus y no a el?.

Hestia se acercó a Aidoneus con pesadez y tristeza, levantó la mirada… mostrando sus ojos una profunda tristeza –Felicidades hermano mayor…– trató de sonreír, pero simplemente no pudo y su mueca salió extraña y dispareja, sus ojos casi temblaron en un llanto.

–¿Estas bien? Hestia– preguntó Aidoneus preocupado –, te ves realmente mal, ¿Todavía no te has recuperado?, ¿Necesitas algo?, Si es así lo conseguiré, solo dime que es– se apresuró.

Hestia solo asintió –No te preocupes… quizás solo sea por acabar de despertar– suspiró cansadamente.

Aidoneus asintió lentamente, no se lo creía, sabia que Hestia le estaba mintiendo, y le dolió… muchísimo… ella nunca le había mentido, siempre le contaba todo, ¿Qué había pasado para que cambiara así?, No lo sabia, y quería saber.

–¿Debería lanzarle un hechizo para que no se canse llorando?– preguntó Hécate a Aidoneus.

El dios miró a su hermana de manera divertida –Gracias por tu preocupación Hécate, es bueno saber que siempre lo haces con todos– sonrió, sabia que esa era la forma de ella de felicitarlo, así que lo aceptó gustoso.

Hécate, quien era bastante observadora, y nunca se había perdido de nada, había notado ciertos comportamientos entre los hermanos, su madre también lo había hecho y le había dado una misión, ayudar a Aidon a darse cuenta, ¿A que?, Tenia una sensación, así que actuaria en consecuencia –Debes estar feliz ¿No?–.

Aidoneus miró a Hera y Aphrodita mientras Tea observaba divertida como estaban peleando por su hijo –¿Feliz?… No lo se, no es la palabra exacta… pero si me siento bien al saber que tengo otra razón para ganar la guerra contra Crono–.

Hécate asintió –Madre lo espera con ansias, para que asciendas al trono y cumplas tu promesa–.

Aidoneus soltó una carcajada por lo escuchado.

–Pero lo que mas espera es que te cases, un rey merece una buena reina… supongo que por los recientes hechos, ya tienes a una en mente ¿No?– soltó la bomba, prestó seria atención a como Hestia se estremeció levemente.

Aidoneus frunció el ceño –No lo creo… Tea esta ligada a Hyperion, y conociéndolo, nunca desligaría su alma a la de ella, y menos si es por mi, me odia de una manera impresionante, tampoco podemos matarlo… eso le quitara el sufrimiento– se carcajeó –, de todos modos, no la tenia en cuenta en ningún momento desde que Nix me dijo que necesitaba si o si una reina–.

Hestia escuchó atentamente aquellas palabras… sus ojos se levantaron y sintió el pequeño brillo surgiendo de ella.

–¿Y a quien tuviste o tienes en cuenta?– preguntó Hécate, había notado el comportamiento de Hestia, lo que la hizo sonreír.

Aidoneus se encogió de hombros –No lo se, no he pensado en ello, lo resolveré en el camino supongo, lo que si sé es que no será Dita– no pudo evitar reírse de nuevo.

Hécate ante aquella broma no pudo evitar acompañarlo en la risa, siempre burlarse de ella le era divertido.

–¡Ey!, Escuche eso– Aphrodita se enfureció y miró a sus dos hermanos –, ¡Yo tampoco quisiera estar ligada a ti!– siseó, hasta que miró a su nieto… aunque ahora ya no lo veía como un nieto.

–¡¡Aphrodita!!...– Aidoneus se exaltó, esa mirada le dio mala espina.

–Ni lo pienses… nunca te dejaré, el cielo se tiene que congelar y fragmentar en pedazos– gruñó Tea, no permitiría tal aberración.

Aphrodita miró mal a la titánide –No estaba pensando en nada– gruñó.

–Eso no me sorprende, ya es típico en ti–.

–Solo estas celosa de que antes yo era mas bella que tu y ahora te he dejado bien atras–.

–¿Tu?, ¿Mas que yo?, Ja, no me hagas reír, hasta me copiaste el color del cabello, que según recuerdo, era blanco– sonrió.

Aphrodita gruñó –Solo fueron circunstancias del inframundo– siseó.

Aidoneus y Hécate vieron la tonta pelea de las dos mujeres y se rieron profundamente, sinceramente su hermana siempre era una fuente fácil de risas, burlas y diversión.

Hécate después de unos segundos dejó de reír –Mama quiere que lo resuelvas rápido, quiere boda, así que rey Hades, apúrate en conseguir a tu Perséfone, nuestra amada reina y la única que llamaremos así– sonrió.

Aidoneus se estremeció levemente, miró furiosamente a Hécate, la cual había desaparecido en la nada absoluta, dejándolo jodido y con una mirada curiosa de Hestia, se las pagaría algún día.

–¿Qué quiso decir ella con eso?– preguntó Hestia con un pequeño color dorado en sus mejillas, si entendió bien… tenia posibilidad, y no solo posibilidades, ya había ganado, ¿Ganado que?, No lo sabia, pero se sentía realmente feliz, como nunca antes.

Aidoneus no supo que responder, trató de desviar la conversación hacia cualquier lado, pero no encontró ninguno, así que tuvo que sincerarse –Pues… ¿Recuerdas que te dije que a mi allá abajo me llamaban Hades?…–.

Hestia asintió mientras su pulso aumentaba y su rostro se calentaba.

–Pues a mi reina… la cual todavía no tengo– frunció el ceño –, la llaman Perséfone– habló nerviosamente.

Hestia chilló mentalmente, escuchar eso envió bombeos erráticos a su corazón, pero ya no eran pesados, sino ligeros y emocionados, provocándole un placer como nunca antes –¿Enserió?– trató de ocultarlo, pero preguntó mas emocionada de lo que creía poder.

Aun así el no lo notó –Pues… si, pero no quiere decir nada, no te sientas presionada o algo, solo llame así a tu forma nocturna porque representa lo que significa, no por nada mas, así que puedes calmarte, no hay ningún código o mensaje oculto de mi parte para ti, sigues siendo libre de elegir–.

Mi elección ya esta hecha…– pensó Hestia, o mejor dicho la versión nocturna, Perséfone, la todopoderosa reina de los cielos y el cosmos, le encantaba, ya estaba decidido, no iba a decepcionar a sus súbditos –, entiendo hermano mayor– la versión de día, no sabiendo lo de la nocturna, asintió y sonrió, se sentía un poco mejor saber eso.

Aphrodita, que a pesar de estar enfrascada en una pelea con Tea, no se había perdido nada de los movimientos de Hécate, sabia cuando alguien estaba planeando algo cuando lo veía, así que se acercó a ella cuando la vio aparecer en una esquina –Así que el inframundo y cosmos ya ha decidido a su rey y reina eh–sonrió.

Hécate miró a su hermana de manera brillante y malvada.

–Me gusta como allá hacen su trabajo–.

–Tea…– Aidoneus miró a la titánide.

Quien levantó su rostro sonriente y lo miró. Al ver su seriedad borró su sonrisa y lo miró seriamente de igual manera –¿Si?…–.

–Muchos aquí no confían en ti, y tienen fundamentos de sobra, yo te conozco y soy imparcial por el momento, por lo cual te pido que nos des información valiosa que podamos usar–.

Ante aquella palabras, todos detuvieron sus charlas y pasaron a mirar a su líder y a la titánide, la seriedad fue tal que incluso los Hecatónquiros y Cíclopes salieron de la cueva en la cual habían permanecido todo este tiempo al costarles socializar un poco con caras nuevas, pero ahora que hablaban de su enemigo, su presencia era necesaria.

Tea asintió, ya sabia esto, por lo cual nunca bajó la guardia, vio como todos los ojos la miraban, notó que como dijo Aidoneus, la miraba imparcialmente, junto a Aphrodita, Hécate y Metis, los que la veían con un poco de sospecha eran Hestia, Poseidón, y sus hermanos los Hecatónquiros y Cíclopes, los que ya de por si mostraban abiertamente su furia o sospecha eran Deméter y Zeus, por ultimo los que le mostraban nula emoción negativa, fue Hera –Bueno… es cierto, tienen todo el derecho, así que como muestra de buena fe, les contare todo acerca de mis hermanos–.

–Eso no probaría nada– Zeus habló, notó que todas las miradas se dirigieron a el, como debía ser, por lo cual sonrió –, puedes estarnos mintiendo… además sabemos suficiente de ellos, si perdimos anteriormente fue porque nos pillaron desprevenidos–.

–Detesto estar de acuerdo con Zeus, pero tiene razón– siseó Deméter.

Zeus sonrió por haber conseguido su apoyo, miró a su 'gotita de agua' para que lo apoyara, frunció el ceño al notar que no lo iba a hacer.

–Si me permite hablar Lord Aidoneus– Coto levantó la mano –, es cierto que dimos buena lucha, pero la única razón por la que pasó eso fue porque los titanes no usaron su forma original, si lo fueran hecho ahora mismo estaríamos siendo guiados al Tártaro– no quería ser pesimista, pero era cierto.

–¿No usaron sus formas originales?– Tea amplió sus ojos, se estremeció levemente por ello, si fracasaban ellos, ella estaría jodida, saber esto fue muy desalentador y aterrador… por desgracia ya había tomado su elección y no podría cambiarla, suspiró por la situación en la que se había metido –, pocos de esta era lo saben… pero para convivir de mejor manera y mas cómodos, optamos por encoger nuestro tamaño y poder, yo soy la prueba viviente, esta no es mi forma original– se señaló.

Todos se estremecieron y aterraron al saber que los titanes nunca fueron con todo, lo cual los dejó fríos en sus lugares.

Aidoneus notando esto, aplaudió –Ahora porque no nos relajamos todos– transmitió de manera tranquila –, no nos estamos dando el suficiente merito que digamos, Arges, Brontes, Esteropes, Coto, Giges y Briareo no usaron su forma original tampoco– los señaló –, además como dijeron antes, fuimos pillados por sorpresa, si nos organizamos bien con la información de Tea, podremos tener una ventaja–.

Aphrodita levantó la voz –Creo que es hora de contarles el plan…– miró a todos.

–Eres demasiado optimista para llamar a eso un plan, hermana– susurró Hécate.

Aphrodita le frunció el ceño –Bueno… los comienzos de uno, pero que luce mejor con la… bueno… este…–.

Aidoneus rodó los ojos –La presencia y ayuda de Tea–.

–Mmm, mas o menos– susurró Aphrodita, notó la mirada burlona de la odiosa titánide, cosa que la hizo gruñir –, lo que quiero decir es que ahora con ella, podríamos convencer a mas inmortales de unirse a nuestra causa, como Helios, Selene y Eos– sonrió.

Tea amplió sus ojos por aquello, no iba a meter a sus hijos en este problema, primero muerta, y no podía morir así que…

–Lamento decirte que no tienes opción, si quieres nuestra confianza es lo que hay que hacer– Aphrodita sonrió con burla y grandeza.

Tea gruñó por lo escuchado, esa maldita algún día se las pagaría, lo tenia seguro.

–Lo siento Tea, pero Aphrodita tiene razón, sus poderes pueden ayudarnos bastante, sobre todo de Helios que lo ve todo, y Selene y Eos que juntas tienen la confianza para poder saber y llegar a cualquier lugar–.

Tea suspiró, si lo ponían así, suponía que no podía negarse.

–Creo…– Hécate llamó la atención de todos – podríamos recibir ayuda de Eros–.

–¿Eros?– muchos preguntaron, no sabían quien era.

Hécate asintió –Es el primordial del amor, madre cree que Aphrodita podría llegar a convencerlo de unirse a nuestra causa–.

Tea frunció el ceño –¿Ella?, ¿Convencer al primordial mas peligroso a unirse a nosotros?, Ja, no me hagas reír, esa niña no podría hacerlo ni convencer a una mosca, respeto a Nix, pero sinceramente que equivocada esta esta vez–.

Aphrodita iba a empezar una pelea verbal con la despreciable mujer, pero su hermana la detuvo antes de que lo hiciera.

–Si eso es lo que piensas, puedes decírselo tu misma, ¿Quieres que la llame?– preguntó con una sonrisa divertida y ojos aterradoramente brillantes.

Tea se estremeció, le tenia un profundo miedo y terror a Nix, prefería hablar con Tártaro que con esa mujer aterradora –No… gracias…– susurró con un hilo de voz tan bajo que salió patético.

Aidoneus paró el parloteo –Tenemos muchas cosas que hacer… no perdamos el tiempo, mis hermanos serán entrenados por los Hecatónquiros y Cíclopes; Aphrodita y Hécate vayan por Eros, supongo que sabes donde esta ¿No?– recibió un asentimiento –, Yo y Tea iremos a por Helios, Selene y Eos– vio como Tea asintió con lentitud –, Metis, odio pedirte esto, pero…–.

–Si, no te preocupes, cuidare a Plutón– sonrió, no le molestaba la solicitud, le encantaban los niños, mas si eran seres tan bonitos como el pequeño ese.

–¡¿Que?!– Zeus frunció el ceño –, Yo voy a entrenar lejos de Metis mientras tu vas y cuando termines tienes sexo con Tea, no lo permitiré– se levantó.

Sobresaltando a muchos.

Aidoneus miró a su hermanos, como odiaba aquella actitud de Zeus en la que solo pensaba con la de abajo –Zeus… este es un momento serio, tenemos muchas cosas por hacer como para pensar en eso–.

–Entonces ¿Por qué no te quedas y yo la acompaño?– sonrió soberbiamente.

El dios recibió unos cuantos ceños fruncidos.

–Soy mas fuerte que tu, el que necesita entrenar de todos eres tu, te falta musculo… yo por el contrario, estoy en las mejores condiciones… y si contamos mi labia trascendental, pues es victoria segura–.

Sus palabras fueron calladas por un enojada Tea, quien ya se estaba hartando de como estaba siendo vista por aquel despreciable hombre, como si solo fuera un trozo de carne el cual comerse y degustar a su conveniencia y placer, sin pensarlo tomó su forma original, una que distaba bastante de su verdadera apariencia.

Ante la mirada incrédula y atenta de todos, había una gigante rosada que brillaba con una luz realmente segante, de la cual si no fueran dioses se fueran quedado ciegos permanentemente. La titánide los miró con una mirada roja y furiosa, su cabello desafió todo y volaba elegantemente hacia arriba, eso sin contar los cuernos que salían de su cabello. Incluso en ese estado era terriblemente hermosa, mas si estaba desnuda como ahora, aunque eso era algo que pocos podían notar debido al miedo que sentían.

–Bájale a ese desbordado e infantil ego tuyo, que de entre todos los que conozco, eres el ser mas patético y basura que existe– su voz salió profunda, seria y asesina gracias a que bajo varios niveles –, te recuerdo que yo soy una titánide… estoy muy por encima de ti, que no conoces el mundo, eres solo el hermano menor… no queda ningún vestigio de la esencia de Gaia en ti, al menos tu hermano y hermana mayor lo conservan aun– agarró a Zeus del quitón que tenia puesto, y lo elevó a su altura.

Todos los hermanos de Zeus fueron a atacarla, con un apretón podrían comprimir a Zeus a niveles alarmantes. Pero Aidoneus los detuvo, confiaba en Tea, sabia que no le haría daño, o eso quería creer, además su hermano tendría que aprender por las malas si por las buenas no quería, esa actitud podría alejar incluso a la única mujer que siempre ha visto sus fortalezas y su lado bueno, Metis. La cual tenia una mueca triste y acongojada por la actitud de la persona que le gustaba.

–Ah… ¿Y crees que no me di cuenta de la manera en que me miras?, Ahórratelo, no tienes ninguna oportunidad conmigo, así que será mejor que te bajes de esa nube en la que te montaste– su voz bajo varios niveles mas –,¿Te queda claro?– siseó.

Zeus no dijo nada, pero estaba realmente asustado y muerto del miedo, la forma de Tea era realmente aterradora, hermosa/excitante, pero aterradora, no le dio buena espina, y su voz… oh su voz… era realmente fría, afilada y despiadada, todo eso lo hizo solo asentir… de una manera muy lenta. Tea sin siquiera dudarlo lanzó al dios al saliente de la cueva, haciendo que se incrustara en el de forma grotesca hasta el punto en que mueva la montaña por arriba de ellos de manera brusca, aunque no es que le importara en ese momento a ella. El dios vomitó sangre, sintió como algunas costillas habían quedado rotas.

–Te dejo encargado a mi bebe… espero y no le pase nada– miró seriamente a Metis cuando volvió a la normalidad.

Metis tragó seco y le asintió. Hécate chasqueó los dedos y le colocó una toga ceñida al cuerpo de la titánide.

–Gracias Hécate, ahora bien… ¿Nos vamos?, Tengo prisa–.

Aidoneus la miró por unos segundos, mentiría si dijera que no se había preocupado de lo que podría pasar, pero al menos ya se pudo relajar, fue a darle instrucciones a Aphrodita y Hécate, pero al parecer ya se habían ido, no le sorprendió, así que miró a sus hermanos –No sabemos cuanto nos vamos a tardar, así que entrenen todo lo que puedan– miró a los Hecatónquiros y Cíclopes –, les encargo a mis hermanos, confió en ustedes–.

–No se preocupe Lord Aidoneus, haremos el trabajo de manera eficaz, vaya con cuidado y sin problema– dijeron los 6 de manera unánime, como si fueran ensayado todo este tiempo.

Aidoneus asintió y volteó la mirada dispuesto a irse.

–Aidon, ¡Espera!– Hestia se apresuró a detenerlo, la ultima vez que se fue la tuvo preocupada por meses, esta vez no se iba a preocupar, pero no quería despedirse de aquella manera sosa, tenia que darle confianza y fortaleza para continuar, para que se siguiera cuidando y no los abandonara, lo agarró del brazo y lo bajó a su altura al ser mas chiquita que el, rápidamente con su boca hizo un pico y se acercó a el, dispuesta a darle un beso en la mejilla.

Para suerte, o desgracia de ambos, no lo supieron, Aidoneus en el momento exacto giró el rostro para verla mejor, lo que ocasionó que los dos estuvieran rostro con rostro, y el beso se haya sellado labios con labios, tanto el como ella ampliaron sus ojos al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, sus cuerpos se congelaron en su lugar, por lo cual no pudieron separarse y duraron en esa posición varios segundos, no sabiendo que pensar… sus mentes solo procesaron el sabor de los labios del otro, lo cual fue un deleite para ambos.

Aidoneus saboreó de manera inconsciente los brillantes y suaves labios anaranjados de Hest, los cuales sabían a simplemente candela y pasión llameante, ternura, calidez y un toque afrutados, por desgracia no sabia a cual, pero era algo cítrico a la par que jugoso, no podía creer que le encantara tanto… su subconsciente no quería alejarse de la suave y exquisita textura, solo quería profundizarlo mas.

Hestia de manera paralela también saboreó inconscientemente los fríos y suaves labios pálidos de Aidon, a ella le supieron a deseo helado, estrellas brillantes, libertad, y una sensación electrizante con un toque mágico, sintió como se moldeaban perfectamente a ella, y no podía mentir, eran exquisitos y no podía parar, le fascinaba con una locura casi insaciable.

La vista causó shock e impresión entre todos los presentes, el silencio se volvió sepulcral, nadie sabia como reaccionar. Demeter sintió su corazón romperse. Ante la pequeña tos de Tea, Hestia se dio cuenta de la situación y de manera muy lenta se separó del beso… inconscientemente suspiró tristemente, deseaba mas, mucho mas.

–Lo siento…– susurró, agarró fuertemente el brazo que todavía sujetaba –, yo no quer… bueno si… digo no, ¡Ay!, No lo se– gruñó, golpeándose la cabeza de manera tierna –, lo que quiero decir es que solo era un beso en la mejilla, tu siempre me das uno en la cabeza o coronilla, y yo quería devolverte el gesto… ya que me reconforta, y pensé que tu también te sentirías bien– se coloreó aun mas mientras miraba su pie moviéndose en círculos –, pero ya ves… je, no tenia plane…–.

Aidoneus sonrió y detuvo los balbuceos de su hermana tocándole el cabello –Tranquila… no pasa nada, los accidentes ocurren, fue mi culpa por girarme en ese momento, el que debería disculparse soy yo… te robé tu primer beso, recuerdo que me dijiste que eso era especial para ti… así que asumiré cualquier castigo que me des como perdón, por desgracia no será ahora porq…–.

Hestia detuvo a Aidoneus también –Si es a ti… no me importa, siempre te dije que no quería dárselo a nadie, amenos que llegara un buen hombre… y quien mejor que tu para habérselo dado, me has ayudado mucho y en todo momento– sonrió educadamente, mas por vergüenza que por otra cosa –, no es necesario que te castigue…– susurró.

Aidoneus sonrió de nuevo, mentiría si dijera que no estaba muerto de la vergüenza, se pudo haber coloreado, pero nunca había podido, no estaba en el hacerlo, no sabia porque, pero era así –Espero ser digno de tal honor entonces, si algún momento cambias de opinión, aceptare cualquier reprimenda– palmeó su cabello y se dio la vuelta.

–Adiós…– susurró, esta vez agarró fuertemente su cabeza con sus manos, sonrió levemente al sentir como el bajaba a su altura, sin dudarlo, besó su mejilla de manera tierna y educada – ahora si– agrandó su sonrisa –, cuídate, recuerda no demorarte–.

Aidoneus asintió, se despidió de sus hermanos y llegó al lado de Tea. Con una mirada los dos emprendieron rumbo fuera de aquella entrada a los inframundos.

–Veo que al final no tendré el puesto de reina de los cielos eh… que tristeza– se burló Tea, en realidad nunca había pensado en tener aquel puesto, por las cosas que le había contado Rea, era algo muy molesto y aburrido que se arrepentía de haber tomado, aunque no estaba mal el puesto, era algo que cualquiera querría, ser venerado por todos como la reina suprema, y que nadie pueda ir en tu contra, eso llama la atención de cualquiera, la cuestión… es que estaba ligada a su desgraciado esposo, así que no habría ninguna unión, por lo que no debería tener esperanzas, mas sabiendo que Nix estaba al pendiente.

Aidoneus la miró con curiosidad –¿Alguna vez pensaste seriamente en quererlo o siquiera que puedes conseguirlo?– preguntó, no a mala manera, solo quería saber su opinión.

Tea lo miró pensativa –Bueno… no mentiré que me llama la atención el puesto y lo deseó hasta el punto en que el pensamiento no se me ha ido de la cabeza teniendo en cuenta que tengo a tu primogénito, por lo cual seria mi derecho ser la reina de los cielos y ser mas venerada de lo que ya soy– su voz salió tranquila y sin protestas –, de conseguirlo lo consigo, tu me lo debes por arruinar mi vida– sonrió divertidamente.

Aidoneus sonrió de igual manera –Claro, yo fui el que entre en la habitación de mi copero y lo besó de forma tan violenta que le rompió la ropa, llegando incluso a usar palabrotas por no obedecer– se burló.

–¡Ey! No lo digas como si no lo fueras disfrutado, porque no fue así, pediste repetir un par de veces y en una ocasión me lo hiciste a la intemperie– se burló también.

Los dos rompieron en carcajadas por las ocurrencias que estaban soltando, quien diría que se llevarían así de bien.

Tea dejó de reírse poco a poco –La cuestión es que, por mucho que lo quiera, sigo ligada a Hyperion, y no hay forma de poder romperlo, por lo que es mejor no hacerse ilusiones–.

Aidoneus la miró con una clara pregunta en mente –¿Y si encontraras la manera?– preguntó.

Tea lo miró divertida –Entonces lo siento por ella, pero no me quedaría quieta, lucharía por mi puesto– Hestia se salvaba que estuviera ligada a Hyperion, si no, no tuviera trono que esperar cuando todo esto terminara –, ¿Qué piensas de eso?, Si me quieres a tu lado solo dímelo y haré hasta lo imposible– levantó las cejas –, incluso podría dejarte y soportar a una pequeña y morena amante, con tal de que se quede en una… todo sea por el puesto, eso es lo que hace una reina de los cielos ¿No?– sonrió.

Aidoneus la miró con seriedad y diversión a partes iguales –Por mucho que me tiente esa sugerencia, tendré que rechazarla–.

–Que lastima… ya iba a robar la hoz de Gaia para hacer el trabajo– se tapó la cara dramáticamente, hasta que amplió los ojos –, ¡¡La hoz de Gaia!!–.

–Me sorprende que hasta apenas ahora te des cuenta de eso, tenemos que robarla, con ella podríamos ganar–.

Tea lo miró de manera exaltada –Para eso viniste conmigo ¿No?, No era porque desconfiabas de mi, le vas a pedir a mis hijas con la ayuda de mi hijo encontrar ¡¡El momento exacto para robarla!!– lo señaló enojada, no podía creer que iba a poner a sus hijos en peligro de esa manera.

Aidoneus asintió –Lamento que te enteres de esa manera, pero es cierto, es la única opción que tenemos–.

Tea no dijo nada, de nada serviría luchar, no podía ir en contra del líder del bando que la estaba protegiendo, por suerte sus hijos todavía no eran sospechosos de nada –Esta bien… ellos de todos modos aceptarían, no les agrada mucho Crono– eso le hizo recordar algo –, ¡Es cierto!, ¡No les agrada Crono!–.

–¿Y?– preguntó.

–¿No lo entiendes?, Porque no les agrada, nunca han sido amables con el, bueno… Helios si, pero el no confiaría en ellas jamás, y en el, simplemente seria difícil por mi situación y porque nunca los pudo encontrar, asociando así a que crea que no están de su lado, ¿Como piensas robar el arma?–.

Aidoneus pensó varios segundos –Creo que puedo tener un plan… pero es bastante riesgoso… para nosotros, no para ellos– se apresuró a decir.

Tea asintió muy lentamente, iba a preguntar, pero por fin estaban cerca de la salida de aquel gigantesca y espantosa entrada al inframundo.

–Ya estamos cerca del sol… podemos llamarlo y que nos lleve a su reino–.

Aidoneus asintió –Por cierto– llamó su atención –, ¿A que te referiste con que Hestia y yo poseemos todavía la esencia de Gaia?–.

Tea lo miró –Es simple, ves que Hestia tiene una forma diferente, una con cabello negro– le recordó –, esa puedes llamarla su forma original, perteneciente a los titanes que a su vez pertenece a Gaia, que a su vez pertenecen al caos primigenio, por lo menos eso es lo que creen Temis y Mnemosine, la normal es como ustedes la llaman, diosa–.

Aidoneus en ese momento sintió el sol –Pero yo no tengo ninguna forma diferente– frunció el ceño –, ¿Y como lo sabrían ellas dos?, Nunca me han visto, por lo menos no en mi verdadera apariencia–.

Tea se encogió de hombros –Mi hermana Temis habla de forma misteriosa… ella me dijo lo de Hestia, que había investigado desde su nacimiento junto a mi hermana Mnemosine, dijeron que tiene dos formas porque es la primogénita, el final de nosotros y el inicio de una nueva generación, por lo que conserva la antigua y la nueva, es una conjetura, supuse que al ser tu también un primogénito, también tendrías nuestra esencia– transmitió –, si te lo preguntas, nunca se lo dijimos a Crono, se volvería mas loco de lo que ya estaba–.

Aidoneus asintió, eso tenia sentido de algún modo, supuso –Por la forma en que lo dices, suena como si tu hermana Temis lo supiera todo… cuando residía en el palacio, ella me dejo caer muchas señales difusas sobre mi futuro y el de todos, pero eran demasiado vagas para siquiera entenderlas, y siempre terminaba con el, "todo puede pasar o cambiar así que no te confíes"–.

A este punto los dos ya estaba a un paso de la luz del sol, pero se quedaron en la oscuridad para no ser vistos todavía y terminar la conversación.

Tea asintió –Mi hermana esta del lado de la justicia… es lo que representa, tiene visiones, pero nunca nos dice que va a pasar o de que manera, no nos dice nada, sea bueno o malo, así que puedes descartar que sea una posible aliada, no tomara ningún bando hasta que alguien gane y dicte lo que considera justicia ese ganador–.

Aidoneus frunció el ceño –No esta de mas intentarlo sabes…– susurró.

–Si claro, ten fe con eso– salió al sol, deleitándose con la sensación después de la fría y horrible de las puertas del inframundo, sobre todo su polvoriento olor y humedad –, ¡Oh! Y no pienses hacerla la reina, de entre todas las titanes yo soy la única que pudo haber tenido ese derecho, ¡Me entendiste!– lo quería usar como ultima resignación, que la única razón por la que al final no fue reina fue por el desgraciado de Hyperion y no por otra de sus iguales, como Temis o Mnemosine, incluso Hécate, Némesis o Hemera, quienes eran las únicas que no estaban ligadas a alguien, otra mujer no importaba, solo eran seres inferiores que tuvieron suerte de casualidad.

Aidoneus rodó los ojos –Si si, lo que digas– palmeó varias veces el aire, desestimándola –, rápido, llama a tu hijo–.

Tea frunció el ceño, la estaba ignorando y tratando como una loca… pues si era así, como eligiera a una de sus hermanas iba a destruir todo, no le importaría nada de nada –Grrr– gruñó, pero decidió calmarse, así que suspiró y miró al cielo, mas concretamente al sol –, ¡Oh! Helios, hijo mío, aquí tu madre requiere tu urgente presencia, por favor danos la entrada a tu dominio, déjanos verte en todo tu apogeo y brillantez, mi querido rayo de sol–.

Ante aquellas palabras, pasaron varios segundos en los que no pareció pasar nada. Aidoneus iba a soltar un comentario, pero fue interrumpido por una brillante luz que lo envolvió de manera cálida y febril, con asombro notó que estaba flotando junto a Tea, y subiendo hasta mas allá del cielo, mas concretamente al dominio de Helios, el sol.

–Calladito te ves mejor– se burló Tea, había notado la duda que le iba a dar, la cual fue infundada, debería confiar en ella –, ahora me debes por esa desconfianza–.

–Si si, ahora quita esa sonrisa soberbia– frunció el ceño al haber sido descubierto.

–~~No~~– dijo de manera melosa y sensual –, al final aquel hermano tuyo tenia razón… tendré que aprovechar al máximo lo que me queda ¿No crees?– al menos ella seria quien le daría el mejor placer en el dormitorio, tenia que quedarse en la cabeza de el de cualquier manera, que queden rezagos y pena también, no podía sufrir ella sola.

Aidoneus no dijo nada, simplemente se limitó a esquivar la mirada lujuriosa de ella en el, este no era el momento… aunque mentiría si dijera que no estaba tentado… solo un idiota no lo estaría, así que sonrió levemente, notó que Tea se dio cuenta de sus acciones, pero no dijo nada, solo sonrió de la misma manera, sus pensamientos se habían entrelazado, supuso que no dijo nada porque ya habían llegado.

El lugar era una especie de carro gigante y extremadamente brillante, de una manera enfermiza y segante para muchos inmortales.

–Madre, ¿Qué puedo hacer por ti?– preguntó Helios, quien estaba manejando pero lo dejó estar por el momento y se levantó.

Tea miró a su hijo, seguía igual de lo que recordaba en su forma no original.

De piel clara dorada; liso cabello rubio dorado brillante que caía en cascadas hasta mas allá de sus caderas; ojos azul cielo; músculos realmente marcados y macizos; barba corta elegantemente peinada y cuidada. Viste un quitón blanco real junto a una que otra joya.

Tea sonrió al ver que su hijo ya por fin se había acostumbrado a esa forma, la diferencia a la original era el tamaño, y el color de su cuerpo, que era dorado brillante y cabello rubio cenizo –¿Qué clase de saludo es ese?, Ven a darme un abrazo– levantó sus dos brazos y los extendió.

Helios rodó los ojos divertidamente, sin dudarlo se acercó a ella y la abrazó con cuidado ya que era mas grande que ella –¿Dónde has estado?, No te había visto cuando salí, padre esta furioso, el rey Crono ni se diga, me tocó prohibirles el acceso a este lugar, solo pude mandarles una carta donde explicaba que no sabia donde estaban–.

Su voz era tan grave que con solo oírla una mujer podría quedar embarazada enseguida, o correrse… lo que sucediera primero.

–¡Oh! Hijo, si te dijera todo lo que ha estado pasando últimamente– suspiró cansadamente.

–¿Al menos me dirás que hace el enemigo numero 1 de Crono aquí y porque estas con el?, O mas bien, ¿Por qué lo trajiste aquí?–. 

Aidoneus dio un paso adelante –Creo que eso te lo puedo explicar yo, de ante mano me presento, aunque ya me conoces, soy Aidoneus– le tendió la mano –, gracias por no correr a avisarle a Crono mi posición actual–.

Helios estrechó la mano –Estas con mi madre, si ella confía en ti, supongo que yo también– dijo de manera elocuente.

Aidoneus asintió y sonrió, se veía bien y confiable el hombre, así que pasó a comentarle toda la situación en general.

–Ya veo…– susurró – es increíble que a pesar de verlo todo, no me haya enterado de todo eso–.

Aidoneus asintió –Tuvimos ayuda de Nix y Gaia para no ser vistos por nadie, entonces que dices, ¿Nos ayudaras?– se la había jugado soltando tanta información, pero lo hecho, hecho esta.

Helios lo pensó por varios segundos, miró a su madre, la cual tenia una mirada esperanzada y brillante –Esta bien, ayudare, con una condición– levantó un dedo.

Aidoneus levantó una ceja –Dime, si esta entre mis posibilidades, la cumpliré–.

–Cuando seas rey, necesito alguien que me haga relevo, este trabajo es extenuante, a pesar de ser un inmortal, también quiero descansar y disfrutar la vida, no solo cuando mi hermana esta trabajando–.

Aidoneus sonrió –Eso no suena difícil, veré que puedo hacer–.

–Podemos tener otro hijo si quieres… estoy segura de que esta vez podría salir un dios del sol– sugirió Tea, otro hijo seria bueno para ella y su causa.

–¡Oh! También quiero ver a mi hermano– sonrió Helios, sin siquiera molestarse en regañar a su madre por hablar de esos temas en estos momentos.

–Tea, por favor…– Aidoneus rodó los ojos.

–No seria una mala idea, si es así, yo también quiero un relevo, mi trabajo es igual de agotador– llegó una voz realmente suave y elegante.

Tea reconoció la voz rápidamente –¡Oh!, ¡Hija mía!, No sabes cuanto te extrañaba– se lanzó y abrazó a su querida Selene, no había cambiado en todo este tiempo.

De apariencia delicada y realmente delgada, de una manera bonita, frágil y elegante; hermoso rostro bastante maduro y detallado; ojos blanco azulado claro, pareciendo lunas; piel etérea pálida pero de una manera suave y sensual; liso y brillante cabello corto blanco platinado, elegantemente peinado estilo pixie shag. Viste completamente de blanco, un vestido con mangas expansibles hacia el exterior, de material liso y sencillo lunar que se apretaba ligeramente a su elegante pecho, junto a dos aretes, uno a cada lado.

Con solo verla, cualquiera sentiría su pulso latir de manera errática por lo frágil y madura que se veía, una discordancia tan atrayente y atractiva para los dioses.

Tea sonrió al notar que su hija seguía igual que siempre, quizás mas hermosa y divina.

–Yo también te extrañe madre– la abrazó también Selene.

Cada vez que hablaba la mujer, transmitía una paz y sabiduría increíble en la habitación.

–Hermano– asintió hacia la presencia de el.

Helios la saludó con su mano en alto.

–Así que tu eres de quien Nix me ha estado hablando últimamente, es un honor conocerlo mi Lord– bajó levemente su cabeza en símbolo de respeto.

Aidoneus no se sorprendió de la altura de la mujer, que para ser una titánide era ligeramente mas pequeña y delgada, tampoco de que Nix haya hablado de el, lo extraño seria que no –El honor es todo mío mi Lady– levantó la mano y la besó de manera delicada, como si una frágil fuerza la rompiera.

Selene sonrió pequeñamente por tal acción respetable y que hablaba bien de el, pocos tenían esos modales… y eran aun mas escasos verlos.

Tea amplió sus ojos –Me siento celosa…– susurró – supongo que es lo que hace una buena madre ¿No?…– suspiró – si los dos están de acuerdo, puedo bendecir su unión, quien mas que mi propia hija podría ganarme y se merecería el titulo de reina de todo, siendo que ya esta allí en el cielo– sonrió.

Selene levantó la vista a su madre de manera divertida –Creo que lo estas malinterpretando querida madre–.

Aidoneus estuvo tentado a volver a rodar los ojos, pero ya lo había hecho demasiado que ya estaba exasperado de eso –Ha…– suspiró cansadamente, ya uno no podía ser amable porque era malinterpretado.

–Por cierto hermana, ¿Qué haces aquí honrándome con tu presencia?, Es algo tan único que esta es la primera vez que lo has hecho– sonrió divertidamente Helios.

Selene miró a su hermano –Bueno… sé la situación en general, mas o menos, los detalles a este punto son innecesarios, así que quiero ayudarlos, por eso vine y evitarles la tediosa búsqueda de esperar a Nix y buscarme–.

–Me agradas… eres menos molesta que tu madre– susurró Aidoneus.

Esto ocasiono una pequeña carcajada de Selene, quien se tapó elegantemente la boca con la mano para evitar cualquier molestia –Tranquila madre, solo fue una broma– la detuvo de arremeter contra el dios –, por cierto, también le avise a Eos, no debería tardar en llegar– le dijo al grupo.

Como si fuera invocada ante estas palabras, una tenue aura de diferentes colores se materializo en la habitación.

–A llegado Eos– una voz gritó de manera divertida y entusiasta.

–¡Hija mía!, Por fin puedo abrazarte, ¿Dónde has estado?– Tea susurró y abrazó fuertemente a su hija, la había visto muy pocas veces, menos que sus otros dos hijos, detalló de nuevo las facciones, era lo que siempre tenia que hacer porque o sino del tiempo que pasaba sin verla se le podría olvidar, suspiró al verla… era como la recordaba.

De apariencia infantil y tierna, haciendo que no fuera tan delgada ni alta; piel clara y viva; cabello corto blanco platinado hasta los hombros, cayendo así en hermosas ondas; ojos de un hermoso color blanco grisáceo; cadera y curvas prominentes. Viste un vestido de lazos y sin mangas con escote en v, que le quedaba ligeramente grande, como accesorio solo tenia dos pequeños y sencillos aretes blancos.

–Me perdí, jejeje– sacó la lengua divertidamente, era cierto, si no fuera por su hermana, no sabría donde en el mundo estaría.

–Porque eso no me sorprende– Tea sonrió maternalmente, amaba a todos sus hijos por igual, pero prestaba especial atención en Eos, ya que era muy despistada y despreocupada hasta el punto que apenas daba una mirada dos veces a algo al distraerse con facilidad, al menos sus otros dos hijos eran mas comprometidos y ya eran independientes.

–Jejeje, quien sabe, misterios de la vida, ¿No crees?– preguntó.

–¡Ven!, Déjame presentarte a…–.

–¡Oh si!, ¡Mi nuevo padre!, Selene me habló de el– se alejó del abrazo de su madre y se lanzó hacia el único hombre que no conocía –, tu serás mi nuevo padre ¿No?, Espero que no te importe que te abrace– sonrió, aunque ya lo estaba abrazando.

Aidoneus no sabia que decir, había quedado tieso ante lo que había dicho la mujer… –…– miró hacia todos.

Helios miró hacia otro lado, claramente el no iba a salir en la ayuda, cualquiera lo entendería completamente, todos fueran hecho lo mismo en su lugar; Selene solo miró divertidamente e hizo un gesto al dios para que le devolviera el abrazó; y Tea miraba desconcertada…

Al menos no era el único desconcertado, pensó Aidoneus, suspiró y la abrazó –No me molesta que me abraces, pero avísame antes ¿Si?–.

Eos levantó su rostro brillante como nada en la existencia –Claro, me caes mejor que mi anterior padre… no se dejaba abrazar–.

–Lo siento por eso…– Tea intervino – a mi hija le gusta dar abrazos– sonrió humildemente.

–No te preocupes… solo me tomó por sorpresa– le respondió –, supongo que Selene te contó...– le habló a Eos.

–¿El plan?, ¡Si!, Estoy dentro– ni siquiera lo dejó terminar –, tu si te dejas abrazar– sonrió aun mas.

–Yo no te conté ningún plan, solo la situación en general, yo no se que vamos a hacer– Selene contradijo lo dicho por su hermana.

–¡Aun así estoy dentro!– Eos gritó.

Aidoneus asintió alzando la vista, ya que cuando miró a la chica, al ser mas alto que ella le tocó bajar la mirada, y eso hizo que viera mas piel de la que debería… la que ocultaba el vestido en la parte del escote, por lo que le vio las hermosas y lechosas tetas circulares junto a aquellas areolas rosaditas, se sentía horrible por haber visto eso tan comprometedor, así que trató de no volver a mirar allí.

–La oferta sigue en pie, puede ser con Eos si así lo prefieres– susurró Tea, estaba dispuesta a intentar lo que fuera necesario para conseguir su meta, si ella no iba a ser reina de los dioses por Hyperion, al menos una de sus hijas podría serlo, lo que la haría de ella, alguien sumamente orgullosa de ellas, mas de lo que ya estaba claro estaba.

Aidoneus frunció el ceño ante aquellas palabras, Tea ya se estaba pasando de la raya, aun así se guardó sus palabras, con suavidad y lentitud alejó a la chica del abrazó –Tendremos mucho tiempo en el futuro para que me abraces– le colocó una mano en el cabello –, ahora tenemos cosas mas importantes que hacer–.

Eos miró en todo momento con una sonrisa infantil y divertida, puede que actuara de esa manera, pero sabia leer el ambiente, y lo que había querido decir su madre con ese comentario que puso nervioso e incomodo al dios, lo entendía, ella estaba igual, pero eso es algo que nunca demostraría –Claro– limitaría los abrazos un poco, solo un poquito… no hacerlo le daba inquietud.

–Bien… seré breve, tengo un plan, es muy simple de echo– Aidoneus miró a sus aliados –Helios, quiero que te ganes la extrema confianza de Crono–.

El mencionado levantó una ceja.

–Para esto revelaras nuestro escondite–.

–¿Estas loco?, Apenas pudieron salir…– Tea lo interrumpió, no se había unido a este dios solo para que realizara tal estupidez, trató se seguir hablando, pero fue interrumpida.

–Tranquila, déjame terminar– levantó su palma –, no va a ser nuestro verdadero escondite, es uno que ya he preestablecido con anterioridad…–.

Selene sonrió de manera curiosa –¡Oh! Ya entiendo… eres un genio–.

–¿Qué entiendes?, ¿Qué esta pasando?– Eos ladeó la cabeza.

Helios había quedado pensativo –Si es lo que estoy pensando… lo entiendo, pero… ¿Por qué razón quieres exponerte de esa manera?– preguntó.

–¡Oigan! No me ignoren, que yo no entiendo– Eos frunció el ceño –, madre, ¿Entiendes?– preguntó.

Tea miró a su hija con nerviosismo, si era sincera todavía no lo había pillado, y no creía lograrlo, aun así le asintió con confianza.

–Bueno… hay dos razones para esto, y es aquí donde entran ustedes– señaló a las dos hijas de Tea –, quiero la hoz de Gaia, la que es capaz de herir y matar inmortales, pero para eso tenemos que saber donde la oculta, para ello Eos puede seguirlo si vuelve a su forma original y se hace pasar por el Eter, mientras que Selene nos protegerá con su luz lunar, y si es posible imbuir el arma de la misma para que obtengas el conocimiento de como se usa y me trasmitas la información–.

–Para eso tendría que ser de noche, pero dijiste que seria Helios quien se debía ganar la extrema confianza de el– Selene se dio cuenta.

Aidoneus sonrió –Es cierto, por eso Helios le dirá que escuchó eso de ti, el ya sabe que Nix me esta ayudando, y tu como titan de la luna tendría la capacidad de vernos, creerá que tu siempre estuviste de mi lado, y en un descuido creyendo que Helios estaba del mismo, le contaste, así este te traicionaría y correría a decírselo a Crono, quien nos iría a matar en la noche misma por las prisas, haciéndolo mas creíble y ganándonos su confianza para planificar los siguientes movimientos–.

Todos agrandaron sus ojos por tal planificación, eso era una maldita locura –Eso… es un plan realmente…– no tenían palabras para describirlo.

–Impresionante…– Tea susurró – que plan tan perfecto–.

–No lo es– Aidoneus contradijo –, este plan tiene un par de fallas– miró al vació, pero sonrió.

–Tienes un plan para esa falla ¿No?– Selene adivinó.

Aidoneus asintió. El silencio que siguió le dio la respuesta a la titánide a la pregunta que ni siquiera había hecho.

–No nos lo dirás ¿Cierto?–.

Aidoneus asintió de nuevo –Lo siento, no es que no confié en ustedes, pero mientras menos lo sepan, mas probabilidades tiene de funcionar–.

–Sigo sin entender– Eos seguía frunciendo el ceño.

A pesar de esa explicación, todo le resulto complejo, ella tuvo que recibir una explicación mas detallada de su hermana, logrando así entender, por lo menos su parte.

–Bien… pongámoslo en marcha– sonrió el líder.

–¿Ahora?– preguntó Helios desconcertado, todavía faltaba mucho tiempo para hacerse de noche.

–Solo nos prepararemos, te diré la localización– Aidoneus transmitió.

–¿Qué pasa si Crono no va en la noche?– preguntó Eos, dándose cuenta de aquel pequeño detalle.

Para sorpresa e impresión de los demás que la conocían.

–¿Que?– preguntó al ver la mirada que le daban su madre y hermanos.

Aidoneus palmeó el cabello de Eos –Si irá, lo tengo seguro, en su situación cualquiera quisiera acabar rápido conmigo, mas tiempo equivale a nosotros hacernos mas fuerte, el lo tiene en cuenta, ya que es una clara representación de ellos–.

–¿Y si no?– se preocupó Tea, siendo la única al parecer.

Aidoneus la miró –Estaremos en la miseria–.

–¿Estas diciendo que estas dejando todo a lo que salga, y a la reacción de alguien que ni siquiera conoces?– Tea lo encaró.

Los hermanos se estremecieron ante aquel tono.

–Es cierto, no lo conozco, pero sé como piensa un rey que tiene la ventaja, Erebo y Tártaro me lo dejaron claro– vio que aquellas palabras no parecieron tranquilizar a Tea, así que le puso una mano en el hombro –, no te preocupes, la suerte siempre le sonríe a los valientes–.

–No se que quieres decir… ¿Y que es suerte?– preguntó Tea.

Aidoneus se rascó el cabello –En realidad yo tampoco lo se– soltó una gutural carcajada.

Para consternación de los aliados, que miraban a su ahora líder como si hubiera perdido la maldita cabeza, excepto Eos, quien lo miró con una sonrisa y le siguió la carcajada, apesar de que se notaba que tampoco había entendido.

–Es algo que me dijo Temis una vez…–.

–Si lo dijo la tía Temis, supongo que estamos mas preparados de lo que parece– sonrió elegantemente Selene –, pero tengo una sugerencia para que Crono no tenga mas opción que ir allí– cuando notó que tenia la atención de todos, decidió contar su idea, la cual resultó en un unánime perfecto.

Y así, la alianza esperó hasta que Nix empezara su turno y llenara al mundo de la oscuridad llamada noche.

Aidoneus ya estaba en el lugar que había preparado cuidadosamente, cuando sintió alguien acercándose a el, se dio la vuelta y le sonrió.

–Veo que lo lograste– Aphrodita sonrió y se sentó al lado de su amigo –, he de decir que ahora que lo pienso en frio, te la jugaste demasiado con este plan, puede salir tan terriblemente mal por cualquier pequeño movimiento erróneo, empezando porque estaba a contrarreloj para conseguir la ayuda de Eros–.

El silencio se estableció unos momentos.

–Si te preguntas, logré convencerlo–..

Aidoneus se mantuvo imperturbable –Lo se, eres Aphrodita, nunca has fallado cuando te propones algo… siempre contaba con eso, por eso aquí estamos–.

Aphrodita lo miró de manera perpleja, que lo haya dicho de aquella manera tan casual y amigable le bajó las defensas y la descolocó –¿Quién eres?– esto nunca había pasado.

Aidoneus sonrió divertido –Si es así como te comportaras, nunca mas te volveré a alagar–.

Aphrodita se apresuró a detenerlo –No no, por favor hazlo, de ser posible mas– sonrió –, por cierto, Hécate ya esta en posición junto a Eros–.

Aidoneus asintió calmadamente ante eso, todo estaba saliendo perfecto, solo faltaba que Crono viniera con su arma, sino tendrían que repetir esto otra vez, fue sacado de sus pensamientos ante el retumbante sonido de la tierra temblando incontrolablemente, levantó la mirada y lo observó, Crono estaba delante de ellos en su forma original, superándolo varios metros por encima. La mirada de padre e hijo eran un poema concordante de fiereza y templanza.