Rafael continuó observando cómo Elowyn se escabullía entre la multitud. Con cada giro en una calle angosta, iba dejando lentamente pero con certeza las zonas más pobladas de la ciudad, lo cual era bastante sospechoso, ya que estaba a punto de casarse con Orión en unas pocas semanas.
Continuó siguiéndola pacientemente, y no pudo evitar notar cómo ella favorecía más su lado izquierdo de lo usual. Sin embargo, nunca dejó de moverse hacia adelante, como si tuviera algo caliente pisándole los talones.
Eventualmente, Elowyn finalmente se detuvo en la esquina de una calle desierta. Rafael se escondió detrás de una pared y esperó. Para su sorpresa, un hombre con una capa similar se le acercó. Llevaba la capucha puesta, por lo que Rafael no pudo distinguir sus rasgos. Empezaron a hablar en voz baja y los brazos de Elowyn hicieron algunos gestos agresivos.
—Eh. Extraño —Rafael intentó leer los labios del extraño—. ¿Algo sobre las mercancías?