Kent colocó la Piedra de Aura en el suelo y comenzó a absorber su energía. El proceso era similar a extraer energía del aire para fortalecer la base de cultivación. Todo lo que se requería era enfocarse en la piedra, y la energía fluiría naturalmente hacia el cuerpo.
Desde allí, la energía tenía que ser dirigida a través del cuerpo hacia el dantian, donde templaría el aura de espada.
Sin embargo, en el caso de Kent, las cosas eran mucho más sencillas. El proceso se activaba automáticamente cuando accedía a su técnica de cultivación. No necesitaba concentrarse ni guiar la energía; todo era fluido para él.
A medida que la energía se precipitaba en su cuerpo, Kent sentía un poderoso calor extendiéndose a través de su núcleo. Su aura comenzó a fortalecerse, irradiando con un tenue brillo plateado. El aura de espada dentro de él se afilaba como una hoja siendo perfeccionada.
—¿Se supone que debe ser tan rápido, Torre? —preguntó Kent.