En el mundo de Xan Nao, el camino del cultivo estaba dividido en rangos de poder que determinaban el destino de todo ser vivo. Los niveles eran claros, pero ascender requería talento, recursos y una voluntad inquebrantable:
Iniciado (1-4 Estrellas): La etapa básica, donde se despierta el Qi y se fortalece el cuerpo.
Refinamiento de Qi (1-4 Estrellas): El cultivador purifica su energía y expande sus meridianos.
Qi espiritual (1-4 Estrellas): El Qi se fusiona con el alma, permitiendo técnicas sobrenaturales.
Cielo Ancestral (1-4 Estrellas): Dominio del Qi a nivel elemental, capaz de alterar el entorno.
Dominio Celestial (1-4 Estrellas): Control sobre las leyes naturales, rozando la inmortalidad.
Supremacía Divina (Único Nivel): La cima del poder en Xan Nao, reservada solo para leyendas.
La familia Yan, una de las grandes dinastías de cultivadores, había producido genios a lo largo de los siglos. Pero ninguno como Yan Chao. A los cuatro años, ya había alcanzado el Iniciado 1 Estrella. A los siete, llegó al Iniciado 4 Estrellas, un logro que normalmente tomaba décadas. Los ancianos del clan lo llamaban "El Hijo de las Estrellas", creyendo que ascendería a Refinamiento de Qi antes de la adolescencia.
Pero el destino es cruel. Cuando Yan Chao intentó romper la barrera al Refinamiento de Qi 1 Estrella, su Qi se rebeló. Por más que meditaba, luchaba o consumía píldoras de esencia, su cuerpo rechazaba el avance. A los doce años, seguía estancado en Iniciado 4 Estrellas, mientras sus primos y rivales ya dominaban el Refinamiento de qi 2 Estrellas.
—¡Es un fracaso! —declaró el patriarca Yan, un cultivador de Qi espiritual 3 Estrellas, durante el Consejo del Clan—. Gastamos recursos en un niño que no puede ni siquiera alcanzar el Refinamiento.
La familia lo aisló. Lo enviaron a vivir a las barracas de los sirvientes, donde incluso los guardias de Iniciado 2 Estrellas lo despreciaban. Yan Chao, ahora con dieciséis años, cargaba con la vergüenza de ser el único Yan en siglos que no podía superar la etapa más básica.
—Padre, déjeme intentarlo de nuevo —rogó Yan Chao una noche, arrodillado ante el salón del patriarca—. ¡Sé que hay algo dentro de mí que no entiendo!
—¡Basta! —rugió el patriarca—. Hoy te expulsamos. Si no puedes ser útil, al menos no sigas manchando nuestro nombre.
Le arrancaron el emblema del clan de la ropa y lo arrojaron fuera de las murallas con nada más que una túnica raída y un mapa falso que lo llevaría al Bosque de los Susurros Malditos, un lugar donde incluso cultivadores de Refinamiento de qi 3 Estrellas temían entrar.