La cercanía de la verdad sobre la muerte del padre de Sebastián había intensificado las emociones de todos los involucrados. La tensión se palpaba en el ambiente, y la desconfianza comenzaba a sembrar dudas incluso entre los más cercanos.
Ana y Sebastián se encontraban en casa de Matías, repasando la información que habían recopilado. La madre de Sebastián se había unido a su investigación, aportando sus contactos y conocimientos. Sin embargo, la relación entre Ana y la madre de Sebastián era tensa. La madre de Sebastián sospechaba que Ana estaba más interesada en la fortuna de su hijo que en la justicia.Mientras tanto, Matías se sentía cada vez más incómodo con la situación. Su casa se había convertido en un centro de operaciones para una investigación peligrosa, y temía por la seguridad de sus amigos. Además, notaba la tensión entre Ana y Sebastián, y no quería que su amistad se viera afectada.Una noche, mientras Ana y Sebastián conversaban en la sala de estar, Matías entró en la habitación con una expresión seria."Tenemos que hablar", dijo Matías con voz firme.Ana y Sebastián se miraron con preocupación. Sabían que algo no iba bien."¿Qué pasa, Matías?", preguntó Ana con voz temblorosa."Estoy preocupado por ustedes", respondió Matías. "Están metidos en algo muy peligroso, y no quiero que salgan lastimados"."Lo sabemos, Matías", dijo Sebastián con voz cansada. "Pero tenemos que llegar hasta el final. Queremos saber la verdad sobre la muerte de mi padre"."Lo entiendo", dijo Matías. "Pero no quiero que se hagan daño".Matías guardó silencio por un momento y luego miró a Ana con desconfianza."Y tú, Ana", dijo Matías con voz fría. "¿Qué quieres de Sebastián?".Ana se sorprendió ante la pregunta de Matías. No esperaba que su amigo dudara de sus intenciones."Yo... yo solo quiero ayudar", respondió Ana con voz temblorosa. "Quiero que se haga justicia"."¿Es eso todo?", insistió Matías."Sí", respondió Ana con voz firme. "Eso es todo".Matías no pareció creer sus palabras. La miró con desconfianza y luego se marchó de la habitación sin decir nada más.Ana se sintió dolida por la actitud de Matías. No entendía por qué su amigo dudaba de ella."No te preocupes, Ana", dijo Sebastián con voz suave. "Matías está preocupado, pero sabe que estás de nuestro lado"."Eso espero", respondió Ana con voz triste. "No quiero perder su amistad".La tensión entre Ana y Matías se mantuvo durante varios días. Ana intentó hablar con él, pero Matías evitaba sus preguntas.Una noche, mientras Ana y Sebastián regresaban a casa después de una larga jornada de investigación, se encontraron con Matías en la puerta de su casa."Tenemos que hablar", dijo Matías con voz seria.Ana y Sebastián asintieron con la cabeza y entraron en la casa.Matías los llevó a la sala de estar y cerró la puerta."Quiero pedirte perdón, Ana", dijo Matías con voz arrepentida. "No debí dudar de ti. Sé que eres una buena persona y que solo quieres ayudar a Sebastián".Ana se sintió aliviada al escuchar las palabras de Matías."Te perdono, Matías", dijo Ana con voz sincera. "Todos cometemos errores"."Gracias, Ana", dijo Matías con voz emocionada. "No quiero perder tu amistad"."Ni yo la tuya", respondió Ana con una sonrisa.Los tres amigos se abrazaron y se sintieron aliviados de haber superado este malentendido.Sin embargo, la tensión entre Ana y la madre de Sebastián persistía. La madre de Sebastián seguía sospechando de Ana y no confiaba en ella."Tenemos que tener cuidado con Ana", dijo la madre de Sebastián a su hijo. "Creo que está más interesada en tu dinero que en ti".Sebastián se sintió molesto al escuchar las palabras de su madre."No digas eso, madre", dijo Sebastián con voz enojada. "Ana es una buena persona y la quiero mucho"."Lo sé, hijo", respondió la madre de Sebastián con voz suave. "Pero no quiero que te hagan daño"."No te preocupes, madre", dijo Sebastián con voz decidida. "Yo sé lo que hago".A pesar de las dudas de su madre, Sebastián confiaba en Ana y estaba dispuesto a luchar por su amor.