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Transformers: Aion Vector

ITzAkito
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Synopsis
Alexander Kain, o mejor conocido como Alex Kain, un joven reencarnado sin memoria de su pasado, vive en Los Ángeles, trabajando como mecánico autodidacta. Sin embargo, un día toda su vida cambió para siempre.
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Chapter 1 - Vectores del Destino

(Los Ángeles, 2:47 AM)

El taller Iron & Sparks olía a metal quemado y desesperación. Alex Kain se frotó las sienes, intentando ignorar el zumbido en su cráneo que llevaba semanas persiguiéndolo. No era migraña, lo sabía. Era como si alguien hubiera incrustado un cristal detrás de sus ojos, refractando cada movimiento en líneas matemáticas.

—¿Terminas hoy o quieres que el Chevrolet herede mi nombre? —La voz de Mikaela Banes cortó el silencio. Estaba recostada contra un poste de luz exterior, su sombra alargada dibujándose sobre el capó abollado.

Alex no se volvió. Era su ritual: ella llegaba tras cerrar el taller de su tío, fingiendo desinterés mientras memorizaba cada herramienta que él usaba.

—Si quieres el auto, paga el retraso —respondió, ajustando un cable en el distribuidor. Un chisporroteo. Su mano se detuvo. Ahí estaba otra vez: números flotando sobre los circuitos… Velocidad angular: 120 rad/s… Voltaje: 12.6V….

—¿Alex? —Mikaela se acercó, botas resonando en el cemento agrietado—. Te estás quedando en modo zombie otra vez.

Él apretó los dientes. No podía explicarle que veía ecuaciones donde ella veía chatarra.

—Trabajo mejor en silencio —mintió, y esta vez, el motor rugió como una bestia liberada.

(3:15 AM)

El Chevrolet funcionaba. Demasiado bien. El velocímetro marcaba 150 mph en neutral, las bujías brillaban al rojo vivo.

—¡Apágalo! —gritó Mikaela, retrocediendo.

Alex intentó desconectar la batería, pero los vectores lo bombardearon: Fuerza torsional: 300 N… Temperatura crítica en 3… 2… 1….

BOOM.

El capó saltó hacia él en cámara lenta. Instinto, no poder, lo hizo alzar la mano. Y entonces….

Sistema Activado.

Un torbellino invisible desvió el metal a centímetros de su rostro, incrustándolo en la pared. El taller quedó en silencio, salvo el crepitar del fuego y la respiración entrecortada de Mikaela.

—¿Qué… qué fue eso? —susurró ella, mirando la pared perforada.

Alex observó su palma temblorosa. No había hologramas ni voces. Solo certeza: había alterado la dirección del impacto.

—Gas acumulado —farfulló, limpiándose el sudor con un trapo sucio—. Ocurre en autos viejos.

Mikaela no sonrió. Sus ojos, verdes como circuitos corroídos, lo escudriñaron.

—Mentiroso.

(4:00 AM)

La camioneta de Mikaela despegó dejando una estela de polvo. Alex se desplomó en su sillón reclinable, una botella de whisky barato en mano. No era su estilo, pero el zumbido ahora era un martilleo.

Cerró los ojos, y no supo cuando, pero visiones aparecieron en su mente.

Un cubo azul girando en el vacío.

Máquinas colosales desgarrando un planeta de metal.

Una voz gutural: "Primus te eligió… No lo defraudes".

Despertó sobresaltado. El reloj marcaba 6:00 AM. En la tele, un noticiero mostraba un "meteorito" estrellado en el desierto de Nevada.

—…el gobierno advierte mantener distancia por riesgo de radiación —decía la periodista.

Alex se inclinó hacia adelante. No era un meteorito. Era algo orgánico, con superficies angulares que desafían la perspectiva. Y entonces, el zumbido se convirtió en un grito.

Sistema[AllSpark detectado: Coordenadas 36.1147° N, 115.1728° O].

(6:30 AM)

El sol desértico escaldaba el parabrisas de su furgoneta. Alex estacionó lejos del cordón militar, usando binoculares. Allí estaba: un cubo de 30 metros, enterrado en un cráter. Soldados con insignias de Sector 7 cargaban fragmentos en contenedores blindados.

—¿Sigues a los ovnis ahora? —La voz de Mikaela lo hizo saltar. Ella estaba sentada en la parte trasera, con una bolsa de herramientas y una sonrisa de suficiencia.

—¿Cómo…?

—Rastreador GPS en la llave inglesa —interrumpió, lanzándole una botella de agua—. Si vas a hacer algo estúpido, al menos hidrátate.

Alex contuvo una sonrisa. Era imposible odiarla.

—Esto es peligroso —advirtió, señalando a los soldados.

—Más que reactivar motores explosivos —replicó ella, saltando a la arena—. Vamos.

(7:00 AM)

Esquivaron cámaras térmicas y sensores de movimiento. Gracias a las ecuaciones flotantes, Alex calculó cada paso: Velocidad del viento: 5 m/s… Distancia al guardia más cercano: 15 metros….

Mikaela se detuvo frente a un fragmento del AllSpark del tamaño de un puño. Brillaba con pulsos azules, como un corazón mecánico.

—No lo toques —advirtió Alex, pero ella ya lo hacía.

Y el mundo estalló.

Olas de energía los arrastraron a un torbellino de visiones: Cybertron en guerra, Optimus Prime alzando su hacha contra un cielo sangriento, y él, Alex, de pie sobre montañas de Transformers caídos.

[Control Vectorial: 0% → 12%].

Cuando despertaron, Sector 7 los rodeaba.

—Manos donde podamos verlas —gruñó el líder, un tipo con cicatrices de quemaduras y una placa que decía "Agente Simmons".

Mikaela buscó la llave inglesa. Alex la detuvo con un gesto.

—No luches —murmuró, calculando vectores de escape. Aún no controlaba el poder… pero pronto.

Mientras Sector 7 los esposaba, Alex notó que el Agente Simmons sostenía un informe con fotos suyas. "Sujeto K-01: Potencial de Nivel Sigma…". Alguien ya lo había estado observando.

(Base de Sector 7, 9:00 AM)

El aire olía a desinfectante y menta falsa. Alex tenía las muñecas esposadas a una mesa metálica, mientras el Agente Simmons hojeaba un archivo con fotos de su taller. En la pantalla trasera, un video en bucle mostraba cómo desvió el capó del Chevrolet.

—Kain, Alexander. 21 años. Huérfano, sin antecedentes… hasta hoy —Simmons dejó caer las fotos como un abanico de culpa—. ¿Sabes lo que veo aquí? Un chico que jugó con algo que no debía.

Mikaela, en la sala contigua, golpeaba el vidrio unidireccional. Sus gritos eran mudos tras el cristal.

—No toqué su maldito cubo —Alex forcejeó, sintiendo el zumbido crecer. El sistema parpadeó en su mente: [Vector Control: 12% → 15% | Exposición al AllSpark detectada].

—¿Cubo? —Simmons sonrió, mostrando un diente de oro—. Nosotros lo llamamos NBE-01. Y tú, hijo, eres NBE-H-02.

Un guardia entró con una caja sellada. Dentro, un fragmento del AllSpark pulsaba como un órgano mutante. Alex retrocedió. Las ecuaciones en su visión se volvieron caóticas: Presión atmosférica: 1024 hPa… Radiación gamma: 3.5 μSv….

—Tócalo otra vez —ordenó Simmons—. O tendré que lastimar a tu novia.

(9:27 AM)

Mikaela mordió el brazo del guardia que la sujetaba. Fue suficiente. Alex aprovechó la distracción para concentrarse en los vectores del aire: Velocidad: 0.3 m/s… Dirección: noroeste….

Con un gesto, redirigió el oxígeno hacia la caja del AllSpark. El fragmento sobrecalentó, explotando en una onda que arrojó a todos contra las paredes.

—¡Corre! —gritó él, rompiendo sus esposas con un tirón calculado. Las cámaras estallaron una tras otra, los focos llameando como antorchas invertidas.

Mikaela lo siguió por un pasillo de cemento. A mitad de camino, se detuvo frente a un terminal abierto.

—Espera… Archivos clasificados —susurró, deslizando un USB robado. La pantalla mostró imágenes de Optimus Prime y Megatron en la Tierra… siglos atrás.

—¡Ahora no! —Alex la jaló, justo cuando las balas impactaban el techo sobre ellos.

(10:15 AM)

El sol los cegó al salir. Una camioneta militar los perseguía, levantando nubes de polvo. Alex calculó los vectores del terreno: Aceleración del vehículo: 4.2 m/s²… Distancia: 200 metros….

—¡Toma el volante! —ordenó, saltando a la caja de la pickup.

—¿Enloqueciste? —Mikaela gritó, pero obedeció. Sus manos, callosas de años con las herramientas, temblaron apenas.

Alex alzó los brazos. El sistema rugió: [Vector Control: 15% → 22% | Redirección de energía cinética activada].

El primer disparo se curvó hacia el cielo. El segundo rebotó en un vector de fricción, incendiando la camioneta. El tercero… nunca llegó.

—¿Qué eres? —preguntó Mikaela al detenerse, mirando el caos tras ellos.

Alex se desplomó en el asiento, sangre goteando de su nariz.

—Ni siquiera yo lo sé. Pero supongo que alguien que ya no puede volver atrás.

(11:30 PM)

Regresaron de noche, con linternas y gasolina extraída del Chevrolet. El fragmento del AllSpark seguía enterrado bajo arena y piedras rúnicas.

—Esto no es indígena —murmuró Mikaela, limpiando jeroglíficos de engranajes y criaturas mecánicas—. Parece… extraterrestre.

Alex tocó las tallas. Visiones lo arrastraron: Primus forjando el AllSpark, Unicron devorando lunas, y él, con un ejército de híbridos humano-Transformers.

[Vector Control: 22% → 25% | Umbral de estabilidad alcanzado].

—Debemos destruirlo —dijo Mikaela, cargando el fragmento en una mochila.

—No puedes destruir una chispa divina —respondió él, sabiendo que mentía. El sistema ansiaba más.

(12:00 AM)

En su tráiler, Alex soñó. Cybertron ardía, y Optimus Prime yacía destrozado a sus pies.

—Eres el Vector —rugió Primus, su voz retumbando en cada átomo—. Equilibra la ecuación o el caos consumirá todos los universos.

Despertó con gritos reales. Mikaela estaba en la puerta, señalando el cielo. Una nave Decepticon, sigilosa como un buitre de metal, descendía sobre el taller.

—¿Otro problema tuyo? —preguntó ella, empuñando una llave inglesa.

Alex observó sus manos. Las ecuaciones ahora fluían como un río imparable.

—Nuestro problema.

Mientras la nave Decepticon abría sus fauces, una figura familiar emergió de las sombras: Bumblebee, con sus ojos azules brillando. Pero algo andaba mal: su armadura estaba corroída, y su voz solo emitía estática…