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Y en ese momento, Qin Yize supo que el lugar de Gu Qiaoqiao en su corazón era definitivamente más que el de una esposa nominal.
Sin embargo, parecía que los dos no tenían futuro.
Alzó una ceja, ocultando los pensamientos en sus ojos, y habló con voz grave —El hombre que te secuestró y la mujer que envió el informe falso intentaron cruzar la frontera y fueron asesinados en el acto por nuestro bando.
—¿Están muertos?
—Hmm.
—¿Entonces sabemos quién filtró mi información? —preguntó Gu Qiaoqiao.
Qin Yize guardó silencio.
El Anciano Shen, el comandante supremo superior, ya había ordenado borrar todas las huellas de Gu Qiaoqiao, pero los agentes especiales del enemigo aún se enteraron.
Por lo tanto, el que filtró esta información era un topo.
Zhu Xiaohong era la sospechosa inicial.
Pero aún había muchas dudas.
