Era mucho más valioso en sus manos.
Además, Gu Qiaoqiao había desempeñado también un papel indispensable al escapar de las fauces del lobo.
Pero, ¿cómo había aprendido esa niña unas habilidades de tallado tan asombrosas?
Había tallado un águila extendiendo sus alas en vuelo sobre el Colmillo de Lobo.
Incluso las plumas en las alas eran claramente visibles.
Parecía como si, en el siguiente momento, el águila realmente se elevaría al cielo azul.
Bajo la luz brillante, el Colmillo de Lobo emitía una luz escalofriantemente fría, como si pudiera repeler todo lo que se atreviera a infringir en su dignidad.
Y lo que era más sorprendente era que los ojos del águila eran rojos, y un toque de rojo parecía añadir un aura asesina a esa luz escalofriante.
Las yemas de los dedos de Qin Yize descansaban en los ojos del Águila Divina, y se detuvo allí inmóvil.
