Gu Qiaoqiao estaba de pie frente al joven.
Le echó una mirada cuidadosa.
El rostro en su memoria era algo borroso, y había olvidado su nombre, así que le preguntó suavemente:
—Disculpe, ¿viene a recoger a Gu Qiaoqiao?
El joven se sobresaltó, luego se volvió a mirar a la joven frente a él. Tenía ojos brillantes, dientes blancos, y una sonrisa que precedía al habla. Su cabello negro estaba atado en una coleta, y llevaba una chaqueta de tweed beige sobre pantalones negros que envolvían sus piernas rectas. Era tan elegantemente impactante que alegraba la vista.
Especialmente sus ojos, claros como si fueran pozas de agua.
El joven no era tonto; abrió la boca, se dio cuenta rápidamente de quién era ella pero aún así preguntó con algo de incredulidad:
—¿Eres Gu Qiaoqiao, la esposa del Doctor Qin?
—Sí, lo soy —la voz fresca de la joven estaba llena de alegría mientras señalaba el nombre en el cartel y decía—. Este es mi nombre, exacto a cada carácter, así que debe ser correcto.
