La mano de Gu Qiaoqiao sosteniendo el cuchillo de cocina se detuvo.
Luego levantó los ojos y escudriñó seriamente a Shen Manru.
Cabello medianamente rizado, una cara ovalada y algunas arrugas en las esquinas de los ojos, que no solo no la hacían parecer vieja, sino que le añadían un poco más de encanto.
La dama consentida parecía mucho más joven que la madre en su memoria.
Sin embargo, la superioridad que emanaba de su corazón hizo que Gu Qiaoqiao sonriera con un toque de sarcasmo.
Miró por la ventana, donde bajo el resplandor del atardecer, el jardín detrás de la cocina parecía algo brumoso.
Parecía que el viento había comenzado afuera.
Las ramas del rosal temblaban en el viento frío.
En ambas, su vida pasada y presente, antes de cumplir dieciocho, ella también era una niña preciada por sus padres; aunque no eran ricos, su madre nunca le permitió hacer tareas de cocina.
Las dos hijas de la familia Gu eran criadas delicadamente.
¡Muy felizmente!
