Cuando Nicholas llegó a su oficina, le entregó a Alex los pedazos rotos del teléfono de Ava. —¿Puedes recuperar la memoria? —preguntó.
Alex miró hacia abajo a los restos rotos en sus manos, la vacilación parpadeando en su rostro. ¿Podría decir que no?
Asintió secamente. —Déjame intentarlo.
—No, debes recuperarlo —ordenó Nicholas, su tono cortante no dejaba lugar a preguntas.
Alex tragó saliva, enderezando los hombros. —Haré todo lo posible.
—Bien —reclinándose en su asiento, Nicholas ordenó de nuevo—. Trae a Brian de vuelta. Necesita aprender una dura lección.
El rostro de Alex se arrugó como un papel aplastado, sombras de frustración y culpa cruzando sus facciones. Había estado siguiendo la pista de Brian tan pronto como el informante le avisó sobre el intento de fuga, pero unos cuantos hombres desconocidos ya lo habían llevado antes de que él pudiera llegar.
—En... lo perdimos —tartamudeó Alex, sintiendo cómo se hundía su corazón.