—Por cierto, ¿no se supone que debes irte ahora? —Gu Ruoyun alzó ligeramente las cejas y miró a Zuo Shangchen con medio sonrisa—. ¿O necesitas que te acompañe hasta la salida?
La mirada de Zuo Shangchen era un poco triste.
—Niña, te he ayudado. ¿Así es como tratas a alguien que te ha ayudado?
—Entonces, ¿qué quieres?
—Ehm —Zuo Shangchen acarició su barbilla ligeramente con el dedo, su cuerpo se desplomó en la silla perezosa—. Le guiñó un ojo a Gu Ruoyun con una sonrisa encantadora—. No quiero mucho. Viendo que te he ayudado justo ahora, ¿qué tal si me das un abrazo?
—Está bien.
Gu Ruoyun sonrió. Su cara bonita y delicada era generosa con sonrisas.
Luego, se detuvo brevemente antes de decir:
—Encargado Zhao, ve y dale un abrazo.
En un instante, la expresión de Zuo Shangchen se agrió. ¿No sabía esta chica que él era un maniático de la limpieza? Por lo general, no dejaba que nadie se acercara a su cuerpo, ni siquiera sus sirvientas. Por supuesto, ese chico Gu Shengxiao era una excepción. Bromeaba con su frase anterior, pero no esperaba que ella lo tomara al pie de la letra, y ahora quería que un viejo desagradable lo abrazara...
Al ver al Encargado Zhao caminando hacia él, Zuo Shangchen estaba disgustado y casi tenía piel de gallina. Especialmente esa sonrisa en esa cara de girasol... en sus ojos, era tan malvada como el lobo feroz sonriendo al conejito blanco.
En ese momento, sus incomparables sirvientas sacaron sus espadas largas al mismo tiempo. Todas apuntaron sus espadas al Encargado Zhao que caminaba hacia Zuo Shangchen. Sus ojos tenían un brillo frío como las espadas en sus manos como si pudieran matar a una persona en un instante...
El Encargado Zhao miró con vacilación a Gu Ruoyun, mientras que la sonrisa de Gu Ruoyun se hacía aún más prominente.
—Su Alteza, el Cuarto Príncipe, ¿no pediste un abrazo? Te estoy dando uno, ¿qué pasa con esa actitud tuya?
Zuo Shangchen abrió su abanico y sonrió.
—Niña, esta vez admitiré la derrota. Sin embargo, no esperaba que todavía tuvieras lazos con la familia Dongfang. Según lo que he recopilado, el Salón de las Cien Hierbas pertenecía a Dongfang Shaoze, y hace poco, Dongfang Shaoze parece haber entregado el Salón de las Cien Hierbas a otra persona. Por lo que parece, ¡esa persona eres tú!
No omitió la parte donde el encargado del Salón de las Cien Hierbas respondía a Gu Ruoyun.
Parece que los rumores eran en gran parte falsos. Gu Ruoyun no se unió al Salón de las Cien Hierbas por suerte de obtener la misericordia del Encargado Zhao, ¡sino que el Salón de las Cien Hierbas realmente era suyo!
Cuando pensó en esto, Zuo Shangchen entrecerró los ojos ligeramente. Elevó sus labios en una sonrisa.
—Tienes demasiados secretos. Tengo el impulso de revelarlos todos.
—Entonces, estás destinado a decepcionarte —Gu Ruoyun bufó—. Encargado Zhao, muestra a nuestros invitados la salida.
Cuando escuchó la orden de Gu Ruoyun de que los invitados se fueran, Zuo Shangchen sonrió perezosamente.
—Xiao Yun'er, algún día, desenterraré todos tus secretos.
Luego, habló con sus sirvientas a su lado:
—Vamos.
—Sí, Su Majestad.
Las sirvientas sostuvieron sus espadas en saludo. Rápidamente levantaron la silla blanda, se giraron y caminaron hacia la puerta.
En el momento en que se giraron en la otra dirección, la sonrisa perezosa en los labios de Zuo Shangchen desapareció gradualmente. Cerró lentamente los ojos y se sumió en profundos pensamientos.
¿La vida viene de Dongfang? ¿Podría ser que la persona que cambiaría su destino realmente estaba en Dongfang? Pero su Maestro era una persona respetable; seguramente no lo engañaría.
Cuando pensó en esto, la cara de Zuo Shangchen tomó una sonrisa irónica...
—La persona que cambiará mi destino y el genio que el maestro observó están en Dongfang. Lo único es que este País del Dragón Azul es tan grande. Me pregunto cuál de estas personas es la que estoy buscando…