Llevando tanto tiempo en la industria del entretenimiento, la agente nunca había oído hablar de la Compañía Jalar el Cielo.
La popularidad de Yeh Jialing no era algo que cualquiera pudiera aprovechar.
—Por supuesto, eso es solo el requisito inicial, hay más por venir —dijo fríamente la agente—. Si no cumplen con uno solo de nuestros requisitos, nuestra artista no usará la ropa de su empresa. Esta es la primera prenda de vestir que han preparado, ¿verdad?
Ella extendió la mano para tomar la caja que Ye Wanlan había colocado sobre la mesa, pero agarró aire.
La agente frunció el ceño y preguntó —¿Qué quieres decir? ¿Ya no quieren proporcionar la ropa?
—Sí, ya no la estamos proporcionando —Ye Wanlan colocó la caja en los brazos de Cheng Qingli—. Hay muchas compañías que quieren proporcionar ropa para la Señorita Ye, y no estamos desesperadamente necesitados.
