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—¿Esto... qué es esto? —murmuró Damien conmocionado.
Cabello plateado brillante que caía hasta el suelo, piel cristalina como el vidrio y un vestido blanco que parecía acentuar su inocencia. Esa era la apariencia de la chica.
Al menos, en el lado derecho de su cuerpo.
El lado izquierdo de su cuerpo era horroroso a la vista. Piel roja putrefacta que supuraba pus y lo que parecía ser sangre azul que manchaba su vestido, cabello negro como la tinta, y un rostro cubierto de marcas de cicatrices y horrendos agujeros.
Incluso su maná estaba dividido en dos partes. Un lado era el mismo que el dominio y el maná de hielo con el que Damien había sido atacado desde que entró en las ruinas, mientras que el otro estaba conectado al aura negra llena de infinidad de ojos que flotaba detrás de ella.
—¿Qué demonios es esto? ¿Son ellos otra vez? —se preguntaba Damien.
El primer instinto de Damien al ver el maná negro fue conectarlo con Nox, pero no hizo esa suposición precipitadamente.