La historia no era en realidad muy enrevesada.
Cuando Feng Qing'er y Qing Tan entraron al templo antiguo, llegaron al mismo largo corredor que Damien, junto con todos los demás. Y al igual que él, habían caminado bastante antes de escoger una puerta por la cual entrar.
Los demonios y el resto de los participantes también se habían dividido y entrado por las varias puertas en el corredor. ¿Cuál fue su destino? Quizás nadie lo sabía además de quien controlaba aquellas doncellas.
Cuando las dos chicas entraron a la habitación que eligieron, quedaron inmediatamente atónitas. Había dos pinturas en la pared frente a ellas, y por más que intentaban apartar la vista, les resultaba imposible.
Era como si sus almas estuvieran siendo absorbidas por la pintura.