Las grietas en la tierra causadas por la batalla furiosa se expandieron enormemente con la adición del ejército de sombras de Qing Tan. Grandes porciones de roca saltaban constantemente del suelo y creaban lluvias de escombros que aplastaban a algunos demonios circundantes.
Poco después de que Qing Tan se uniera, Feng Qing'er hizo lo mismo. Ella pudo entender el propósito de Damien después de observar más de cerca la situación.
En lugar de apuntar a los demonios, voló al aire y extendió su maná a través de la atmósfera, tiñendo el cielo de rojo. Enormes bolas de fuego y fantasmas de Fénix arrasaban por la cuarta capa y causaban destrucción masiva allá donde iban, desgarrando el cielo y la tierra.
Los cimientos del Castillo del Rey Demonio ya habían comenzado a desmoronarse, y la gran estructura que solía estar imponentemente en la cima de la montaña implosionó, causando nubes de polvo y escombros que nublaron el área.
