Decirlo era fácil, pero llevarlo a cabo era mucho más difícil.
Damien había recibido una explicación detallada sobre las interioridades y la disposición de la ciudad demoníaca Acier por parte del Rey Demonio Lucius, pero esta información no era suficiente para garantizar su éxito.
Había muchos factores que bloqueaban su camino hacia adelante.
El principal, y el factor que estaba más fuera de su control, era la masiva restricción en su capacidad de teletransportación.
Si estuviera como en el mundo exterior, habría sido un asunto sencillo teletransportarse al Castillo del Rey Demonio, agarrar al Rey Demonio, y teletransportarse fuera, entrando en el Santuario antes de que alguien pudiera recuperar sus sentidos.
Honestamente, pensar en lo fácil que habría sido la misión en tal escenario le dolía la cabeza a Damien, así que decidió dejar de pensar en ello por completo. Lo que importaba era que tal facilidad era imposible.
